Se olvidaron de mencionar el Corán

En un reciente artículo de Tim Brinkhof sobre el diluvio, aparecido en la selección de Alex Berezov para Big Think, nos sorprende el siguiente comentario:

Probablemente, la historia del diluvio más famosa proviene del Libro del Génesis, en el que el protagonista, Noé, construye un arca para sobrevivir a un devastador diluvio. Sin embargo, éste no es el único mito de diluvio de la literatura mundial. También hay un diluvio mencionado en la epopeya babilónica de Gilgamesh (Utnapishtim también construye un arca), así como historias de diluvios de India y Mesoamérica.

Y lo que más nos sorprende es la ausencia del Corán como referencia a este importante acontecimiento, pues si hay un texto que describe con detalle y precisión el escenario en el que el profeta Nuh construyó la embarcación y en el que más tarde ésta se posó en el terreno apropiado –es el texto coránico.

El mito del diluvio ha permanecido en todas las tradiciones como la estructura básica de la realidad, pero en cuanto a su descripción, el mito –excepto en el Corán– ha pasado a ser leyenda, conteniendo numerosos elementos absurdos y disparatados, perdiendo, así, de vista el transcendente papel que ha jugado en la historia de la humanidad.

De la primera parte del tiempo de Nuh, la parte antes del diluvio, tufan, no conocemos mucho. Sabemos, no obstante, que cuando comienza su periodo profético, Nuh es rechazado por la mayoría de sus contemporáneos. Muy pocos son los que creen con él, y una buena parte de ellos son la gente de más baja condición de sus sociedades:

Enviamos a Nuh a su gente para que les aleccionara: “He venido a vosotros para exhortaros a la verdad y clarificaros aquello de lo que no tenéis conocimiento, y para que no adoréis a otro que a Allah, pues temo que si lo hacéis os llegue el castigo de un Día doloroso.” Dijeron los principales de su gente, los que encubrían la verdad: “No vemos que seas, sino un humano –bashar– como nosotros ni vemos que te sigan, sino los de condición más baja, los que no tienen opinión propia, ni tampoco vemos que seáis superiores a nosotros en nada. Antes bien, os tenemos por unos farsantes.”(Corán, sura 11, aleyas 25-27)

La otra justificación para no seguir la verdad que traen los Mensajeros es aludir a su bajeza social o a la de sus seguidores. Este es el argumento que esgrimen los hombres más “relevantes” de aquellos territorios. El término utilizado aquí es aradhiluna أراذِلُنا, que deriva del verbo radhala رَذَلَ y significa –bajo, vil, mezquino, despreciable; no sólo con respecto a su condición económica, sino también a su aspecto y estado. Decimos رَجُل رَذْلُ الثياب والفِعْل –un hombre negligente con su ropa y con sus acciones.

Han pasado varias generaciones y la gente se ha olvidado de su infancia histórica. Ya no vienen malaikah y de ninguna manera van a aceptar que un hombre como ellos les venga con sermones e imposiciones morales. Es la gran oportunidad para salirse del sistema profético. Sin embargo, esta salida no está justificada. Nuh no es un tirano que impone por la fuerza sus ideas y creencias. Muy al contrario, es un hombre investido de sabiduría que utiliza argumentos para rebatir a sus detractores –el hombre ha alcanzado la adolescencia y ya es capaz de seguir los razonamientos lógicos, ya es capaz de distinguir el bien del mal.

Esta actitud propia del sistema profético de argumentar a los oponentes con sabiduría es la que caracteriza al Profeta Nuh y lo que caracterizará a los Profetas que habrán de venir después de él.

En la memoria de los pueblos ha quedado grabada la sabiduría, la longevidad y la sumisión del primer Profeta histórico de la humanidad. Nuh va siendo transportado por los mitos, las estructuras básicas de la realidad, entre revelación y revelación, hasta hoy:

Ziusudra, en la religión mesopotámica, es el correspondiente al Noé bíblico como sobreviviente de un diluvio enviado por Dios. Cuando los dioses decidieron destruir a la humanidad con un diluvio, el dios Enki (Acadio Ea), que no estaba de acuerdo con el decreto, se lo reveló a Ziusudra, un hombre conocido por su humildad y obediencia. Ziusudra hizo lo que Enki le ordenó y construyó un enorme bote, en el que logró sobrevivir al diluvio. Después, se postró ante los dioses An (Anu) y Enlil (Bel) y, como recompensa por vivir una vida piadosa, a Ziusudra se le dio la inmortalidad. (Enciclopedia Británica, Historia)

La historia del Gran Diluvio tiene sus orígenes en Sumeria, la parte sur de la antigua Babilonia. Aunque la Epopeya más joven de Atrahasis y la épica de Gilgamesh, escritas en babilonio, cambian muchos detalles, continúan refiriéndose a Suruppak como la ciudad del héroe de la historia del Diluvio, aunque su nombre sumerio, Ziusudra, se haya transformado en Atrahasis. En la versión babilónica más moderna vemos el regreso del nombre original: testimonio de la vitalidad de la historia sumeria, que los eruditos modernos han dado en llamar Eridu Genesis. (Livius, Articles on Ancient History. Cultuur – geschiedenis – en Literatuur)

El nombre sumerio Ziusudra o Ziudsudra significa –El que se asió a la vida por muchos años o Vida por muchos años. Aunque los mitos se transforman en leyendas con el tiempo, permitiendo que entren elementos ajenos e incluso dispares, básicamente encontramos en Ziudsudra características similares a las de Nuh, especialmente su asociación con el Diluvio-Tufan.

En la versión acadia de Gilgamesh, Ziusudra pasa a denominarse Utnapishtim que significa –El que vio la vida. Ya hemos visto que otro de sus nombres en acadio es el de Azrahasis o Atrahasis, cuyo significado transmite otra de las características más relevantes de Nuh –El inmensamente sabio.

De igual forma, encontramos a Nuh transportado en los mitos de la India:

El mito hindú del diluvio se encuentra narrado en diferentes fuentes. Se dice que el relato más antiguo se escribió en el Satapatha Brahmana védico, mientras que los relatos posteriores se pueden encontrar en los Puranas, incluyendo el Bhagavata Purana y el Matsya Purana, así como en el Mahabharata. En cualquier caso, todos estos relatos coinciden en que el personaje principal de la historia es un hombre llamado Manu Vaivasvata. Al igual que Noé, Manu se describe como un individuo virtuoso. El Satapatha Brahmana, por ejemplo, lo describe de la siguiente manera: «En la antigüedad vivió un hombre santo / llamado Manu, quien, por penitencias y oraciones, / había ganado el favor del señor del cielo». (Ancient Origins, Reconstructing the Story of Humanity’s Past)

En la mitología china Nuh es denominado Yu y la historia del tufan se describe en el libro Gun-Yu. En este caso, el mito ha sufrido enormes transformaciones asociándolo a logros personales de este o de aquel rey. A pesar de que el mito ha sido enturbiado por demasiados elementos legendarios, Yu sigue manteniendo características similares a las de Nuh.

En el caso de África es más complicado aún por la tremenda influencia de los misioneros occidentales sobre las tradiciones nativas. Esto se ve claramente en el relato de los Masai sobre el tufan.

La descripción del tufan en el Antiguo Testamento es la más cercana a la del Qur-an, si bien Allah el Altísimo corrige en el texto coránico tres graves errores que encontramos en el Génesis (capítulo 6 hasta el 9):

-El tufan es universal, cubre toda la Tierra.

-Entran en la nave de Nuh sietes parejas o dos parejas, dependiendo del tipo de animales, de todas las especies existentes.

-En la nave no se salvaron más seres humanos que Nuh, su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos.

Para mejor entender estos errores deberemos visionar una clara imagen del sistema de creación de Allah el Altísimo. El primer factor de este sistema es el de que hay un CENTRO del que ha surgido el insan (el hombre) y en el que se sucederán buena parte de los acontecimientos históricos de los que será protagonista.

Los insan no están esparcidos por toda la Tierra. Son las semillas del bashar las que duermen latentes en las zonas de la masa terráquea óptimas para su supervivencia.

En los tiempos de Nuh no hay más insan que los que habitan en el Centro, en las poblaciones que circundan su pueblo y su gente. Sin embargo, hay bashar en toda Arabia y en otras muchas regiones aptas para la vida, y poco a poco empezará la relación entre estas dos entidades humanas. Este hecho está registrado en el Génesis como una de las causas del diluvio, como una de las causas que provocó la ira de Allah:

Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. (Génesis 6:1-2)

Es decir, empieza a haber mezcla entre las hijas de los hombres (en el texto o riginal se utiliza el término bsrbashar) y los hijos de Dios (insan). Los bashar son hijos de la tierra, han surgido de ella como el resto de las criaturas –animales y plantas. Sin embargo, los insan son el producto de la activación del óvulo de mujeres bashar por el Ruh de Allah. En este sentido, metafóricamente hablando, podemos decir que los insan son hijos de Allah. Esta mezcla va a provocar la aparición de tres entidades humanas: los insan, los bashar, los insanbashar.

Si bien a nivel físico, sexual, es posible la unión entre estas categorías, ya que todas ellas son humanas, a nivel ontológico se van a originar nuevas entidades, las insanbashar, las cuales portarán elementos negativos de los bashar que influenciarán su nivel de consciencia hasta provocar la desconexión con el Todopoderoso y su salida de la órbita celeste.

Ante esta situación –los insan nunca debieron tener relación con los bashar, sino antes bien debieron dejar que se extinguieran paulatinamente– el Altísimo decide empezar de nuevo, aniquilando a los bashar de toda aquella zona, y a los insan y a los insanbashar que reniegan de Nuh y de su misión profética –en la nave sólo embarcarán aquellos que sean creyentes.

Hasta que se hizo realidad Nuestro plan y el agua salía a borbotones del tannur (caldera volcánica). Le dijimos: “Sube a la embarcación dos parejas de cada especie, a tu familia –excepto a uno contra el que ya se ha dictado su suerte– y a los que crean. Mas no creyeron con él, sino unos pocos. (Corán, sura 11, aleya 40)

Es decir, en la nave embarcaron Nuh, su familia, excepto uno de sus hijos, y los que creyeron con él –¿unos pocos? Sí, unos pocos, si bien esa información es relativa, ya que está en función de la gente que había en aquel momento. Si había 1000 personas, unos pocos podían ser 50 o 100, pero si la población pasaba de 10.000, entonces unos pocos podían llegar a ser 500 o incluso 1000.

Otro de los errores que ha ocasionado una interpretación verdaderamente perturbadora es el hecho de que se admita en el Génesis que Nuh introdujo en la nave dos parejas, ocho de según qué animales, de cada especie existente en la Tierra –leones, leopardos, guepardos, tigres, elefantes, todo tipo de reptiles, miles de tipos de aves, insectos… Fijémonos en el verdadero escenario del tufan:

Entonces le inspiramos: “Construye la nave bajo Nuestra supervisión, siguiendo Nuestras instrucciones. Cuando llegue Nuestra orden y empiece a brotar de la caldera volcánica التَنُّور el agua a borbotones, embarca en ella a dos parejas de cada especie, y a tu familia, salvo a aquel contra el que ya se ha decretado lo que le ha de suceder. No intercedas por los infames, pues han de perecer todos ahogados. (Corán, sura 23, aleya 27)

Los animales de rebaño están por doquier, pues la mayoría de los moradores de la zona en la que se va a producir el tufan tienen ganado, probablemente Nuh también. La nave está terminada y lista. La familia de Nuh y los creyentes van metiendo en la nave sus enseres. Sin duda que hay signos que indican la pronta llegada del suceso –negros nubarrones que cubren el cielo, quizás relámpagos, truenos y rayos. Mientras los encubridores siguen despreocupados en sus quehaceres, los creyentes esperan ansiosos la señal –Cuando llegue Nuestra orden y empiece a brotar de la caldera el agua a borbotones. Esta es la señal –el agua brotará del suelo de la caldera y caerá del cielo en forma de lluvias torrenciales.

Entonces abrimos las puertas del cielo para que cayera un agua torrencial y hendimos la tierra para que brotaran manantiales de ella. Se encontraron las aguas según lo que estaba inscrito en el plan. (Corán, sura 54, aleyas 11-12)

En ese momento deberéis embarcar y coger rápidamente dos parejas de cada animal de rebaño –oveja, cabra, camello y vaca. Se trata de llevar alimento fresco para el viaje –leche y carne. El tufan es local, en la zona Centro, en una pequeña área, la que cubre la caldera. Cuando desciendan, será fácil juntar nuevos rebaños con los animales que pastan libres en las zonas colindantes, en las montañas del Asir o de Sarat al Yemen.

Ya hemos visto que el error de pensar que el tufan fue universal nos ha llevado a creer que Nuh embarcó en la nave a una pareja de cada animal existente en la Tierra. Sin embargo, el tufan, como ya hemos dicho, fue local, sus aguas cubrieron una ínfima parte de Arabia. Veamos ahora la secuencia completa:

Allah escogió por su pureza a Adam, a Nuh, a la familia de Ibrahim y a la familia de Imran por encima de todos los demás. Descendientes unos de otros. (Corán, sura 3, aleyas 33-34)

Por lo tanto, hay una línea genética que recorre la genealogía que hay que preservar y mantener pura. Allah lo ha escogido para ser el imam de los creyentes, de la misma forma que antes había elegido a Adam como imam de los insan en el Jardín y fuera de él, hasta su muerte.

En un momento determinado de su vida recibe la Profecía y es enviado a sus contemporáneos para sacarles de la idolatría y de la ignorancia en la que viven, enseñándoles la verdadera naturaleza de la existencia:

Enviamos a Nuh a su gente con la misión de advertirles: “¡Gentes de este lugar! ¡Adorad a Allah! No tenéis otro ilah (dios) que Él. Temo que os llegue el castigo de un día implacable.” Dijeron los principales de entre su gente: “Te vemos en un claro extravío.” Dijo: “¡Creedme! No hay en mí ningún extravío, antes bien soy un Mensajero del Señor de todos los dominios. No hago, sino transmitiros los mensajes de mi Señor y guiaros a lo que es mejor para vosotros. Yo sé por la gracia de Allah lo que vosotros no sabéis. ¿Acaso os sorprende que os llegue de vuestro Señor el recordatorio a través de un hombre de entre vosotros para que toméis en serio Sus advertencias y de esta forma se os pueda tener rahmah?” (Corán, sura 7, aleyas 59-63)

Como ya hemos visto al comienzo de este artículo, uno de los principales escollos de los Profetas a partir de Nuh será el de convencer a sus comunidades de que son Mensajeros de Allah el Altísimo, aunque sean hombres como ellos. El sistema ha cambiado, pero la mayoría de los hombres se aprovechará de esta nueva situación para negar a los Enviados y seguir con su idolatría.

Por otra parte, Nuh es enviado a su gente, a los pueblos y aldeas que ocupan el Centro, pues no hay otros insan. En algunos puntos de la Tierra aptos para la vida hace tiempo que se han desarrollado las semillas del bashar y ahora están esparcidos por esos puntos geográficos, algunos de ellos muy distantes del Centro, a los que llegará Sulayman y sus huestes. Por lo tanto, el tufan es local, muy reducido en cuanto a sus dimensiones.

Otro aspecto importante es la longevidad con respecto a nosotros de la gente desde Adam a Nuh. A pesar de los “siglos” que Nuh pasó con su gente exhortándoles a que abandonaran la idolatría y siguieran sus enseñanzas, le rechazaron:

Mas le acusaron de mentiroso. Le salvamos a él y a cuantos con él estaban en la nave, ahogando a los que habían negado Nuestros signos. Era una gente incapaz de percibir la realidad. (Corán, sura 7, aleya 64)

¿Quién es esa gente incapaz de percibir la realidad, esos infames? Obviamente, son la gente de Nuh, los que estaban en el Centro. Por lo tanto:

-El diluvio fue local, restringido a la zona Centro.

-En la nave no sólo iba Nuh y su familia, sino también el grupo de creyentes.

-Embarcaron en la nave dos parejas de animales de rebaño, los que pastaban por esa zona, nada más –ovejas, cabras, vacas y quizás camellos.

La suerte estaba echada –habían de morir ahogados todos los encubridores. El plan fue preparado con tiempo y siguiendo fases precisas:

Entonces abrimos las puertas del cielo para que cayera un agua torrencial y hendimos la tierra para que brotaran manantiales de ella. Se encontraron las aguas según lo que estaba inscrito en el plan. Lo llevamos en una embarcación hecha de tablas cosidas y calafateadas. (Corán, sura 54, aleyas 11-13)

“Construye la nave bajo Nuestra supervisión según te inspiremos y no me hables en favor de los infames, pues en verdad que van a perecer ahogados!” Construía la nave según Nuestras indicaciones. (Corán, sura 11, aleyas 37-38)

No todos los que han embarcado con Nuh son gente de gran intelecto, de poderosa percepción. Han embarcado también grupos de baja condición, no sólo económica, sino de carácter y posición existencial. Como ya hemos visto, el término utilizado en el Corán para describirles es aradhil أَرَاذِلُنا, del verbo radhala رَذَلَ, que significa –bajo, vil, avaro, despreciable, corrupto, abominable.

Dijeron los principales de su gente, los que encubrían la verdad: “No vemos que seas, sino un humano –bashar– como nosotros ni vemos que te sigan, sino los de condición más bajaأَرَاذِلُنا , los que no tienen opinión propia, ni tampoco vemos que seáis superiores a nosotros en nada. Antes bien, os tenemos por unos farsantes.” (Corán, sura 11, aleya 27)

Sin embargo, son los que han creído o, al menos, no quieren quedarse allí y prefieren seguir a Nuh. Según las aleyas coránicas que relatan el suceso no parece que Nuh estuviera particularmente feliz con la “carga” que lleva en la nave, pero es la que le ha tocado llevar y nadie sabe lo que encierran los corazones:

¡Gentes de este lugar! No os pido nada a cambio, pues retribuirme Le corresponde únicamente a Allah. No soy quien para rechazar a los que creen, pues en verdad que habrán de encontrarse con su Señor. Mas veo que sois gente ignorante. ¡Gentes de este lugar! ¿Quién me defendería de Allah si los rechazase? ¿Es que no vais a recapacitar? No os digo que posea las despensas de Allah ni que conozca el Ghaib (el sistema operativo del universo) ni digo que sea uno de los malaikah ni que les vaya a decir a aquéllos a quienes despreciáis que Allah no les va a dar ningún bien, pues Allah sabe mejor lo que hay en sus nafs. Si lo hiciera, sería de los infames.” (Corán, sura 11, aleya 31)

Es muy importante este hecho, pues normalmente asociamos a las elites con aquellos que detentan altos cargos en el mundo de las finanzas, de los negocios o de la política, sin entender que en muchos casos las verdaderas elites están formadas por los individuos más anónimos de sus sociedades. No debemos pre-condicionar nuestras valoraciones. Debemos observar y escuchar antes de emitir juicios de valor. Esta es la gente de Nuh, gente aradhil, pero será con ellos con quienes empiece una nueva fase en la historia del insan.

Se dijo: “¡Nuh! Desembarca y que sea con Nuestro saludo de paz. Sobre ti las bendiciones y sobre las ummah (comunidades) que surjan de los que están contigo. A unas de esas ummah las dejaremos vivir por un tiempo ocupadas en sus quehaceres y luego les infligiremos un doloroso castigo.” (Corán, sura 11, aleya 48)

El Corán no nos relata el suceso de forma cronológica, sino que somos nosotros los que debemos montar el escenario. Una vez terminada la nave, Nuh sabe que el inicio del tufan está próximo, y da órdenes para que la gente esté lista para el embarque. Probablemente se fueran agrupando junto a la entrada de la nave con sus enseres. La nave no tiene velas, pues no es un viaje transoceánico, ni tiene que recorrer una larga distancia; más bien se trata de aguantar flotando hasta que cese la lluvia y cese de manar agua de la caldera, y la tierra la absorba y se pose la nave. Por lo tanto, las nuevas técnicas que aprende Nuh son la de calafatear para evitar que pueda entrar agua en la nave, la de diseñar una nueva estructura de embarcación y la de distribuir los espacios para que flote aun con una carga pesada. El movimiento de la embarcación, pues, no es originado por velas, sino por una corriente marina que se forma y que conduce a la nave al lugar preciso.

Podemos preguntarnos ahora ¿Cuánto tiempo permanecieron en la nave? El Corán no detalla este hecho y en el Génesis 7:12 se habla de 40 días y 40 noches lloviendo. Esta cifra nos resulta bastante realista si le añadimos al menos 20 días más hasta que la tierra fuese absorbiendo el agua –lo que hace un total de dos meses. Ésta podría ser una duración aceptable y lógica del viaje, si bien no podemos descartar que hubiera sido algo más corta o más larga.

Otro aspecto a tener en cuenta es la rapidez con la que se inundó la caldera. La mayoría de la gente no pensó que el agua pudiera cubrir toda aquella zona y en tan poco tiempo. Aquí jugó un papel importante el factor sorpresa, y ello debido a que siempre hay un punto de no retorno –cuando vemos la muerte, el arrepentimiento no sirve. De la misma manera, cuando empezó a salir agua de debajo de la tierra y a caer una lluvia torrencial, ya nadie podía subir a la nave –el tiempo de arrepentirse y creer había terminado.

Algunos investigadores y comentaristas del Corán apuntan a la idea de que quizás hubo más de una nave o barca o algún tipo de embarcación junto con la de Nuh propiamente dicha. Nuestra posición no es la de que se deba descartar esta posibilidad. El texto coránico habla de una embarcación, pero en ninguna aleya se dice de forma expresa que sólo hubiera una.

Las siguientes aleyas se han presentado a veces como la prueba de que había más de un barco:

Llevamos a su descendencia en la nave cargada y equipada. En eso tienen otro signo. Y creamos para ellos otras semejantes a esa en las que navegan. Si quisiéramos, haríamos que se ahogasen, sin que les sirviese de nada gritar pidiendo auxilio. (Corán, sura 36, aleyas 41-43)

Este argumento, sin embargo, no se sostiene ni a nivel de significado ni a nivel lingüístico. En el texto árabe original podemos verlo de forma más clara:

وَآيَةٌ لَّهُمْ أَنَّا حَمَلْنَا ذُرِّيَّتَهُمْ فِي الْفُلْكِ الْمَشْحُونِ وَخَلَقْنَا لَهُم مِّن مِّثْلِهِ مَا يَرْكَبُونَ

وَإِن نَّشَأْ نُغْرِقْهُمْ فَلا صَرِيخَ لَهُمْ وَلا هُمْ يُنقَذُونَ

En la aleya 41 se especifica que a su descendencia la llevó en la nave cargada y equipada –mashhun مَشحون. El uso del artículo determinado “la”, al ال, podría entenderse en el sentido de que hay una nave, la nave, la que lleva la carga y está equipada para ello, y luego habría otros barcos o barcas o embarcaciones en las que no habría carga, equipaje, animales, sino únicamente personas. Sin embargo, en esta misma aleya se dice que su descendencia fue llevada en la nave cargada, mashhun. Ello parece indicar que todos ellos iban en la misma embarcación en la que iban sus enseres y los animales de rebaño. En este sentido, la aleya 42 no significa que aparte de la nave mashhun Allah el Altísimo les hubiera dado otras embarcaciones como esa, min mizlihi من مثله, para salvarse del tufan, sino que a partir de Nuh hay un claro avance en la navegación. Ahora se pueden construir naves mucho más grandes, capaces, gracias al calafateado y al sistema de cosido, de adentrarse en aguas marinas y más tarde, en el reinado de Sulayman, oceánicas. Se utiliza el tiempo presente –navegan iarkabun يركبون con significado de presente continuo (desde entonces) y de futuro.

Por otra parte, el hecho de que el hijo de Nuh tuviera una conversación con su padre, resulta llamativo. Las aguas cubrían buena parte de la caldera, pues se dice en el texto coránico que la conversación fue interrumpida por un fuerte oleaje:

Navegaba con ellos entre olas como montañas. Entonces Nuh llamó a su hijo que se había alejado: “¡Hijo mío! Embarca con nosotros y no estés con los encubridores.”

Dijo: “Me refugiaré en alguna montaña y me protegeré así del agua.” (Corán, sura 11, aleyas 42-43)

No parece, pues, que fuera nadando. En un posible escenario, al ver cómo el nivel del agua ascendía rápidamente, improvisaron con maderas o troncos de árbol algún tipo de balsa, pero el oleaje y los remolinos que debieron formarse acabaron con todas ellas. La gente iba escalando las laderas de la caldera o intentando subir a las colinas en las que se habían convertido las antiguas chimeneas volcánicas.

Todos los insan que no subieron a la nave de Nuh perecieron, mas no así los bashar que vivían algo más alejados del escenario del tufan en Arabia, Yemen y el sureste de África.

Después del tufan, se volverá a producir la mezcla entre insan y bashar con las nefastas consecuencias que ello originará –desconexión de la Órbita Divina de la mayoría de los hombres.

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