Un esqueleto neolítico enterrado «amorosamente» ofrece a los arqueólogos nuevos conocimientos sobre las prácticas funerarias de hace 4500 años.
Ashley Cowie para Ancient Origins
La tumba se encuentra en la idílica campiña alemana de Uckermark, un condado rural a unos 96 km al noreste de Berlín. Contenía los restos de una mujer que había sido cuidadosamente enterrada en posición fetal orientada hacia el norte, de espaldas al sol. Debido a que se han hallado otras tumbas del Neolítico con los cuerpos también en posición fetal, los arqueólogos sospechan que posiblemente se trate de una práctica de entierro compartida que, según afirman, llegó hasta Escocia.
Un artículo de Newsweek explica cómo el Dr. Philipp Roskoschinski y un equipo de arqueólogos de la compañía privada de arqueología Archaeros descubrieron los restos de la mujer de aproximadamente 4500 años de antigüedad. Él cree que el esqueleto del Neolítico fue enterrado en una tumba simple pero «hecha con amor». En una entrevista con Tagespeigel Roskoschinski dijo que “nunca había encontrado algo como esto”.
El aspecto más interesante de este entierro es que los restos de la mujer se colocaron en lo que ahora es una de las posturas de entierro fetal documentadas más antiguas de Europa; con las piernas y los brazos doblados para darles la forma del feto, la habrían girado sobre su lado derecho para mirar al norte. Y debido a que esta posición en particular también se encontró en un entierro de 5000 años de antigüedad en la isla escocesa de Tiree, los investigadores especulan que existía «algún tipo de práctica compartida» por numerosas poblaciones esparcidas por toda Europa.
La falta de artefactos en el sitio de la tumba restringe en gran medida lo que se puede deducir sobre la vida de la mujer del Neolítico, pero lo que se sabe con certeza es que el «sitio estaba amorosamente rodeado de piedras». En el informe de Newsweek, Roskoschinski dijo que todavía hay “más preguntas que respuestas” sobre la tumba de Uckermark. También comentó que apenas existen pistas que les indiquen qué tipo de vida podría haber llevado la mujer.
El próximo paso para el equipo es realizar un análisis de ADN en los restos del esqueleto neolítico en un esfuerzo por saber algo más sobre el estilo de vida de la mujer. Una serie de pruebas genéticas podría revelar cualquier problema de salud que la mujer pudiera haber tenido. Por ejemplo, examinarán muestras de dientes para saber algo sobre su dieta y su estilo de vida y, potencialmente, su posición social dentro de la comunidad que la enterró.
En el entierro comparativo de la isla escocesa de Tiree, pruebas similares revelaron que la difunta había sufrido raquitismo, una enfermedad causada por la deficiencia de vitamina D, la mayoría de las veces causada por la falta de luz solar. En este caso, los arqueólogos especularon que la mujer pudo haber sido obligada a permanecer en el interior durante la mayor parte de su vida, «tal vez indicativo de un papel religioso especial».
Los entierros en posición fetal no se limitan a la Europa neolítica. Muchas culturas nativas americanas también enterraron a sus muertos de esta manera.

SONDAS: Un nuevo enigma sin resolver, otro más. Otro misterio, abandonados sus huesos en algún almacén de los muchos que poseen los departamentos de arqueología. Sin embargo, en este caso se trata de un hallazgo acompañado de suficientes señales como para poder incluirlo en la teoría general de la creación.
Ya hemos explicado en más de una ocasión que la especie humana se desarrolló en dos fases: la fase «bashar» –con la que se da inicio a esta nueva especie; y la fase «insan»: la fase «hombre», o actualización de los bashar. No tenemos ningún antecedente de estos humanos, pues es el primero de su especie y, obviamente, no procede de ningún cambio evolutivo de algún animal –cada especie tiene su propia semilla.
Por lo tanto, la primera generación de bashar surgirá de una semilla específica, la que le es propia (y lo mismo sucederá con la primera generación de animales y plantas). Mas esta semilla, este óvulo, esta célula madre, depositada en el interior de la tierra, rodeada por una masa de arcilla, de barro, y ahí protegida, no tiene su complementario masculino, pues solo está ella y tendrá que desarrollarse por partenogénesis –algo, un agua fecundadora, la activará hasta producir hombres y mujeres, aquí y allá… semillas esparcidas por toda la Tierra.
La segunda generación ya no surgirá por partenogénesis, sino por reproducción sexual, pues cada hombre y cada mujer que ha salido de la tierra, de la madre Tierra, posee ya su sistema reproductor completo y específico.
Es Allah Quien os ha producido de la tierra de la misma forma que ha producido las plantas. Luego os hará regresar a ella y de ella os hará salir de nuevo. (Corán, sura 71, aleyas 17-18)
Todo lo ha creado de la mejor manera. Comenzóla creación del hombre –insan– del barro (los términos «comenzó» y «del barro» hacen referencia a la primera generación de bashar y a la partenogénesis). Luego hizo que su descendencia se produjera a partir de una célula transportada en un agua salobre (siguientes generaciones de bashar, reproducción sexual). Luego lo preparó e insufló en ello Su Ruh, y os dio el oído, la vista y el fuad(proceso de actualización del bashar, el insan, el hombre, dotado de consciencia). ¿Qué poco es lo que agradecéis! (Corán, sura 32, aleyas 7-9)
Sin embargo, como en el caso del feto en la matriz materna, no todos lograrán completar el proceso de gestación y posterior salida a la superficie. Algunos morirán antes de iniciar el ascenso, y lo que permanecerá de ellos en la matriz de barro será un cuerpo muerto en posición fetal, del que más tarde solo quedará el esqueleto.
¡Id por la Tierra y ved cómo empezó la creación! De la misma forma, resurgiréis en Ajirah. Allah tiene el poder sobre todas las cosas. (Corán, sura 29, aleya 20)
El esqueleto del que habla el artículo se ha encontrado en un condado rural a unos 100 km de Berlín, aunque no es el único caso. Un año antes, en 2019, se han encontrado dos esqueletos también en posición fetal en el condado de Baviera. Y, como dice el propio artículo, se ha hallado otro esqueleto en la isla escocesa de Tiree.
Todos estos hallazgos se encuentran en zonas frías de Europa, zonas en las que, quizás, habría sido difícil la vida en la superficie terrestre. Sin duda que muchas de estas semillas que contenían el germen de la vida humana nunca llegaron a activarse o en seguida se detuvo el proceso.
¿Dónde podrían colocar los arqueólogos estos hallazgos? No tienen una teoría general de la creación. No tienen un armario llavero donde insertar esta llave y, por lo tanto, ésta y otras llaves, éste y otros hallazgos, los arrojan a un cajón de sastre.
Más aún, llegan a unas conclusiones totalmente inusitadas:
Debido a que se han hallado otras tumbas del Neolítico con los cuerpos también en posición fetal, los arqueólogos sospechan que posiblemente se trate de una práctica de entierro compartida que, según afirman, llegó hasta Escocia.
En primer lugar, resulta perturbador el lenguaje que se utiliza para hablar de posibles relaciones humanas en el Neolítico –»práctica de entierro compartida». Quizás ya utilizasen internet y se mandasen mensajes proponiendo enterramientos fetales y mandándose fotos. ¿Cómo, si no, se comunicaban las comunidades humanas de la Alemania actual (bashar, pues hace 5000 o 6000 años no había insan en Europa) con las de la Escocia actual? ¿No tenían otra cosa más importante que comunicarse?
Pero la señal más indicativa de que no se trata de enterramientos es el hecho de que, por una parte, es cierto que la posición fetal podría indicar una acción premeditada, como algún tipo de simbolismo o de ritual funerario. Mas por otra parte, esos esqueletos no se encuentran en un cementerio, ni hay ninguna indicación exterior de que allí hubiera alguien enterrado. Tampoco se han hallado ningún tipo de utensilios u objetos personales que podrían acompañar al difunto. Más aún, estaban en medio de ningún sitio. No se han encontrado restos, objetos, ruinas… que indicasen que en los alrededores había habido asentamientos humanos de cualquier tipo, de cualquier envergadura.
El enigma, pues, resulta ser cada vez más enigmático: ¿Qué hacen esos esqueletos en posición fetal dentro de la tierra, lejos de cualquier poblamiento humano? Si se tratase de un enterramiento aleatorio, cosa ya difícil en sí misma, resulta extraño que no hubiera ningún tipo de objetos acompañando al difunto:
La falta de artefactos en el sitio de la tumba restringe en gran medida lo que se puede deducir sobre la vida de la mujer del Neolítico, pero lo que se sabe con certeza es que el «sitio estaba amorosamente rodeado de piedras».

Analicemos por un momento la foto que nos presenta Archaeros. Lo que vemos es un esqueleto en la superficie de la tierra. Obviamente, esa no era la situación de hace 5000 años, pues el difunto estaba dentro de la tierra. En este artículo no se menciona cómo fue encontrado el esqueleto. Sin embargo, la cadena estatal alemana Detusche Welle nos informa que fue hallado mientras excavaban para colocar una turbina eólica. Por lo tanto, se removió una gran cantidad de tierra antes de que apareciera el esqueleto. ¿Dónde, pues, estaban esas piedras?
Por otra parte, ni junto a los dos esqueletos encontrados en el condado de Baviera, ni junto al esqueleto de la isla Tiree se han encontrado piedras o cualquier otra señal que pudiera indicar que allí había una tumba. Y eso es, precisamente, lo que se trata de encubrir, arrojando sobre el enigma ambiguas interpretaciones, informaciones a medias, omisiones… siempre la misma estrategia. La realidad es que no eran tumbas. Eran esqueletos dentro de la tierra en posición fetal.
Mas aún queda una pregunta por responder. ¿Cómo sabían los hombres del Neolítico que los fetos en las matrices humanas tomaban esta posición? Si quisiéramos enterrar a un hombre dentro de una vasija o de cualquier otro cubículo, al ir introduciéndolo, éste tomaría de forma natural la posición fetal. En la tierra, sin embargo, resulta algo innecesario doblar al difunto cuando disponemos de todo el espacio que queramos.
Mas como dice el Dr. Philipp Roskoschinski, director de la excavación de Uckermark:
… hay más preguntas que respuestas.