«No veo posible que China gobierne el mundo, pero sí que Occidente se suicide»

Extracto de la entrevista de Jorge Raya Pons con Douglas Murray para El Español

(Douglas Murray es periodista y escritor afiliado a la derecha británica.)

Hace unos días estuve en la Galería Uffizi de Florencia y vi La primavera de Botticelli, después de que unos activistas se pegaran a ese cuadro. ¿No es increíble? Más vale que te ponga sobre aviso. Mi opinión es muy dura con este tema. Quienes vean a alguien tratando de despojarnos de nuestra herencia artística deben responder dándole una paliza. Son bárbaros. Me preocupa que, en muchas galerías de todo el mundo, el personal de seguridad se quede pasmado mientras atacan una colección. En Reino Unido hemos visto a la policía colaborar con estos maníacos. Ya viste lo que hicieron con Los girasoles de Van Gogh. ¿Acaso esta gente se hace una idea de todo por lo que pasó Van Gogh para crear esa obra maestra? No seré yo quien niegue que hay problemas con el clima que tenemos que abordar. Pero la idea de que se pueden resolver destrozando nuestro patrimonio artístico me cabrea. Incluso los partidos conservadores están sometidos a la presión de reconocer la emergencia climática.

Mi área de interés es el anti-occidentalismo. Tiene múltiples formas. Hay un anti-occidentalismo árabe, un anti-occidentalismo chino, un anti-occidentalismo ruso… y el más peligroso de todos: el anti-occidentalismo occidental porque es un ataque contra nosotros mismos que, por cierto, alientan con júbilo el Partido Comunista de China (PCCh) y el Kremlin, tanto desde las redes sociales como desde sus propios medios. No es casual que el China Daily News, una extensión del órgano del PCCh, publique con regularidad en inglés y difunda que la historia de Occidente es una historia de racismo. Incluso exprimieron el caso de George Floyd, como si les importara un carajo el racismo en Xinjiang [región china de mayoría musulmana sometida a una durísima represión]. Pero están encantados de usarlo contra nosotros porque nos saben vulnerables a esto. Estamos sufriendo un ataque contra todo lo que tiene que ver con nosotros mismos. Si pensamos que no hemos hecho nada bueno en el pasado, no hay razón para pensar que lo haremos en el futuro.

Hay una iconoclasia auto-flageladora que está reescribiendo nuestra historia, que nos está despojando de todos nuestros héroes, que afirma que nuestro pasado sólo puede verse a través de la lente de los tres grandes pecados: la esclavitud, el colonialismo y el racismo. Es una lectura a-histórica, profundamente injusta. Está muy mal informada. No tiene en cuenta el contexto más amplio, cómo se comportaba el resto del mundo. Es, simplemente, una re-escritura maliciosa de nuestra historia, y hay que denunciarla. Hay que tratar de comprender. Y no limitarse a ser juez, jurado y verdugo.

Por tradición, las sociedades occidentales son autocríticas. Es una de nuestras ventajas. Atenas. La Ilustración. El avance de la ciencia en la Edad Media. La tradición cristiana, en particular. Hemos heredado una cultura en la que la autocrítica está permitida. Es más: no sólo está permitida, sino que se alienta. No es el caso de China. La autocrítica es un atributo específicamente occidental que nos ha proporcionado una ventaja competitiva a lo largo de la historia. En lo que nos hemos equivocado, lo hemos corregido. Somos las sociedades que corrigieron el error de la esclavitud. No fue África. No fue China. Fueron las potencias occidentales las que se dieron cuenta de que la esclavitud era un inmenso mal moral. Los líderes cristianos discutieron desde principios cristianos sobre la barbarie de la esclavitud. La autocrítica es increíblemente importante, pero también es algo que pueden usar en tu contra.

India tiene una variedad increíble de culturas y tradiciones ajenas a Europa. Hay multitud de problemas en la historia de India relacionados con el sistema de castas, pero si yo fuera a la India y dijera que no hay nada bueno en ellos, que todo en su pasado es esclavitud y racismo, ¿crees que me escucharían? No, y no deberían. Sería una crítica maliciosa de alguien que quiere hacerles daño. Si esto está tan claro, ¿por qué nosotros, en Europa y Occidente, alentamos e incluso enriquecemos a quienes detestan todo sobre nosotros?

No creo que exista ningún derecho natural a que un canal propagandístico, y Russia Today lo es, pueda difundir mentiras en tu país en nombre de una potencia extranjera. Es lo que hace esta gente, pero estamos inmersos en este proceso tremendamente destructivo que se ha convertido en el principal juego intelectual de nuestro tiempo.

Al principio de la pandemia de coronavirus en Serbia, el presidente serbio dijo que, como la Unión Europea no les ayudó, tuvieron que hacerlo sus verdaderos amigos: los chinos. Tenemos que estar muy atentos. El PCCh está intentando hacerse con algunos países europeos. China es el único adversario o desafío realista para Occidente. Hablé sobre esto con Mike Pompeo cuando estaba en el cargo [fue secretario de Estado en la Administración Trump]. Tenemos que romper vínculos con China, no estrecharlos.

No quiero caer en terminologías de Guerra Fría, pero con Rusia era comparativamente más fácil. Nuestras economías no estaban interrelacionadas. Nuestras grandes empresas y nuestros grandes bancos no estaban vinculados con el Kremlin. Pero tenemos que hacer todo lo posible para desenredarnos del Partido Comunista Chino. Y Alemania es un problema para Europa: es el eslabón débil. Deberíamos saber quiénes son nuestros amigos, y nuestros amigos son todo Occidente.

Asumo la vieja cita de Toynbee –la mayoría de las civilizaciones mueren por suicidio. No veo ninguna posibilidad de que China vaya a gobernar el mundo, pero sí de que nos suicidemos por asumir que no hay nada bueno en nosotros. Acaba de publicarse una encuesta en Gran Bretaña que dice que sólo uno de cada cinco jóvenes admira a Winston Churchill. Les han enseñado que Churchill era un racista y un colonialista. Es decir, que es culpable de vivir en el pasado. Si prescindes de estas grandes figuras, de los grandes héroes que todos tenemos en nuestros países, ¿qué te queda? Nada más que el presente. Nada más que el hoy. Y eso nos coloca en una posición de debilidad en el mundo.

SONDAS: La autocrítica es lo único que puede, precisamente, salvar a Occidente. La autocrítica, por muy devastadora que sea, es lo único que puede enderezar el barco. Cuanto más demoledora sea ésta, más posibilidades habrá de que se salven algunos enseres del inevitable naufragio. Y esta autocrítica conlleva no sólo el factor “arrepentimiento”, sino también la sumisión al poder o poderes hegemónicos que promuevan el comercio libre entre las naciones como la mejor forma de relacionarse entre ellas. Es decir, competir en el bien y no en la usura; competir en la colaboración y no en los bloqueos económicos y políticos. La alternativa a esta sumisión y a este arrepentimiento nunca será el suicidio, pues pegarse un tiro en la sien va en contra del cinismo, que es el arma que utiliza Occidente para mantener su arrogancia y esconder su debilidad, sus pies de barro.

Occidente es detestado incluso por los propios occidentales, ya que su historia –mitos aparte– es el recuento de invasiones y genocidios injustificables. ¿Podemos, acaso, justificar un genocidio o una invasión? Quizás podríamos en determinadas circunstancias, pero no es el caso de Occidente.

Fijémonos en la enorme extensión que va desde Alaska hasta Río Grande. Todavía hoy buena parte de este territorio está vacía. ¿Por qué, entonces, se exterminó a los nativos de América del Norte? ¿Por qué no pudo ir estableciéndose una relación comercial, cultural, artesanal, técnica… que fuera unificando ambas comunidades, ambas idiosincrasias?

Murray habla en varias ocasiones del tema de la esclavitud. Sin duda que este fenómeno ha sido común a todos los pueblos, pero sólo Occidente ha generado la esclavitud negra, el derecho a esclavizar a un ser humano simplemente porque es negro. Los esclavos tradicionalmente formaban parte del botín de guerra o era gente sin protección –parias que deambulaban de un sitio para otro. En el concepto tradicional todo individuo debía pertenecer a una familia y ésta a un clan, a una tribu dentro de una sociedad más amplia. Alguien que estuviera fuera de estos ámbitos constituía una grave irregularidad que en muchos casos se pagaba con esclavitud. Es decir, siempre había una causa, un motivo aceptado por todos.

Douglas pone el ejemplo de India, de su problemático pasado con respecto a la división social en castas, pero India no fue al Reino Unido a imponer su cultura, su religión, sus lenguas; a esclavizar a los británicos y a robarles su riqueza. La forma en la que los indios organicen sus sociedades es únicamente asunto suyo. Nadie tiene el derecho, ni forma parte del concepto de civilización, de recorrer 20.000 km para decirle a un pueblo milenario cómo tiene que vivir. Y ello no como un consejo, como un intercambio cultural, sino como una imposición ejercida por la fuerza de las armas. Y ésta es la diferencia entre Europa y el resto del mundo. Ni India, ni China, ni Rusia generaron en ningún país algo tan abominable como el apartheid –la gran obra de los “héroes” holandeses y británicos.

¡¿Van Gogh!? Recordemos a Murray cómo murió el pintor holandés –de hambre, enfermo y abandonado. Ese es el amor de los occidentales por el arte, por la belleza. Por eso, solamente ellos han creado museos, pues en el resto de las comunidades humanas el arte y la belleza siempre han formado parte de su vida cotidiana. ¿Puede haber algo más ridículo que ir a un edificio vacío, en cuyas paredes descansan, centenarias, pinturas que en la mayoría de los casos han sido robadas? Sí, todavía puede haber algo más ridículo –ir a otro edificio, lleno de butacas, sentarse y escuchar a una orquesta compuesta de 10, 15 o 20 pingüinos; y ello con la pomposa ordinariez propia de los nuevos ricos. Las otras comunidades humanas se han adecuado siempre al murmullo de la naturaleza –es propio de quien se siente parte de esta portentosa creación. Los occidentales no observan, no admiran… no agradecen.

El barco de Occidente zozobra, agitado por los vientos huracanados de su maldad. Occidente ha causado tanto daño, tanto sufrimiento a la humanidad, que su derrumbe, su naufragio solo podrá suavizarse con el arrepentimiento y la sumisión de las que ya hemos hablado.