Es cuestión de tiempo el que todas las drogas y la pedofilia, su uso y su práctica, dejen de estar penalizadas. Está dentro del curso “cultural” de las cosas, de los acontecimientos. El curso natural discurre por otros derroteros. Son rumbos trastocados cuyos cauces ya nadie recuerda dónde estaban situados. En un mundo cada vez más artificial, ¿qué valor puede tener lo natural? ¿Quién puede desearlo? Es un mero negocio, un próspero negocio, como la marihuana, natural, un negocio que estaban a punto de dejárselo arrebatar por los Carteles. Ahora, ya hay empresas procesadoras, empaquetadoras y distribuidoras de marihuana que cotizan en la bolsa de Nueva York.
Los que sostienen desde abajo el negocio del joint son los payasos, los jokers, las mudas marionetas que ya no hablan, sólo gesticulan y se contorsionan como simios cuya percepción ha sido distorsionada por el humo de la hierba.
Los porros nunca han solucionado los problemas de la sociedad occidental…
Los porros nunca han solucionado los problemas de la sociedad occidental, pero como el budismo y otras prácticas orientales, han servido para tener entretenidas a generaciones enteras pasándose de mano en mano los canutos de la yerba del diablo… y nada más. Las promesas de un mundo inimaginable para la torpe percepción que nos permite la normalidad, los viajes psicodélicos, las alucinaciones, los estados superiores de consciencia… no han dejado, sino el sabor amargo de una depresión más aguda que la que se esperaba combatir, de un estado zombi con escasa coordinación sicomotriz y pérdida de memoria, de situaciones de miedo y ansiedad. También han proporcionado los chimichangas horas de euforia a los más colgados, a los más desconectados de la realidad, de la vigilia, de la consciencia… estados que tanto se odian y se desprecian en el mundo de los yonkis.
El fumar marihuana de forma regular va a originar un segundo ámbito, el chamánico, que se va a diferenciar drásticamente del ámbito de la comprensión intelectual, en el que funcionan adecuadamente todas las facultades propias del ser humano, y donde es posible establecer el sistema profético. Este corte, esta separación, cada vez más aguda, va a estar marcada por el uso continuado de drogas, el alcohol incluido, o su rechazo más absoluto. En el sistema profético la droga no tiene cabida, no se necesita, pues es un sistema sin deficiencias. En el sistema chamánico, en cambio, la droga, cualquier tipo de droga, es ineludible porque su objetivo final es el de experimentar lo que nos ofrece la configuración genética en el Más Allá, en Ajirah, en la vida después del Resurgimiento y del Juicio Final. Se trata, pues, de quemar fases, de extrapolar el contenido de unas en otras, de mezclar realidades, situaciones incompatibles.
Si hay droga, no hay sistema profético, sino chamánico. Hay apresuramiento, precipitación. Se quiere llegar al Sol con alas de cera; se quiere entender lo que nuestra configuración intelectual en este mundo no nos permite comprender; se quiere experimentar para lo que nuestra capacidad perceptiva se muestra impotente. Y, sin embargo, esta inviabilidad no significa deficiencia, de la misma forma que no se puede acusar de deficiente a un niño que no se interesa por los altibajos de la bolsa londinense ni los comprende.
La marihuana nos aleja del ámbito de la realidad y nos dirige a su ámbito chamánico, a su mundo de percepciones contradictorias –pánico, miedo, euforia… abandonándonos en la cuneta de la angustia. Muchos de los que fuman la yerba del diablo toman opioides y otros antidepresivos, que el año pasado mataron a 76.000 norteamericanos.
La suave pechuga de mariposa, en la jerga mejicana, es la puerta que se abre y nos invita a entrar en un dominio prometedor, fantástico, arrebatador… que acaba en un estado de esquizofrenia y escenarios paranoicos.
Los Estados Unidos y Méjico están pensando en legalizar la marihuana a nivel federal:
El proyecto de ley legalizaría efectivamente la marihuana a nivel federal, al tiempo que permitiría a los estados redactar sus propias leyes.
La Ley MOVE, que tiene como objetivo despenalizar la marihuana y eliminar las condenas federales y los arrestos por su posesión, se aprobó por 24 a 10 en el Comité Judicial de la Cámara. Si bien la propuesta podría no convertirse en ley, su existencia marca un punto de inflexión en la política federal del cannabis.
Es un paso lógico dentro de la política de control de masas –si no puede haber transcendencia en sus vidas, al menos que tengan la posibilidad legal de auto destruirse, de evadirse de una realidad desprovista de sentido, que ya han dejado de comprender.
Decadencia y autodestrucción de occiente.
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