El velo de la mentira se ha vuelto la bandera del poder

“Con flores a María” podría ser el mejor título de la farsa teatral que los diferentes líderes del mundo nos están obligando a presenciar como el último acto de cinismo –mostrarnos la urdimbre de su red de poder, sin otra bandera nacional que la mentira.

Hemos recorrido los vastos e intrincados territorios del análisis político, económico, militar, social, cultural… hasta llegar al punto de partida, al hilo conductor de la trama, al cabo suelto que da consistencia a la malla con la que el deep state cubre la realidad.

Putin ha recibido en Sochi al primer ministro israelí, Bennett para dejar en claro que Israel es su verdadero aliado, no Siria ni Irán.

Rusia e Israel están conectados por un «vínculo muy profundo» y Putin es un «amigo cercano y sincero» del pueblo judío, ha dicho el primer ministro israelí Bennett.

El presidente ruso Vladimir Putin es un «verdadero amigo» del pueblo judío y ha trabajado duro durante los últimos 20 años para fortalecer los lazos de Moscú con Israel, dijo el viernes por la mañana el primer ministro del país, Naftali Bennett.

Mas ¿acaso no sabe Putin, un sincero ortodoxo, aunque quizás no tan sincero con su religión como lo es con los judíos, que no se puede servir a dos reyes, pues al final uno de ellos tendrá que ser traicionado?

“Durante los últimos 20 años, y aún más, has liderado el proceso de fortalecimiento de los lazos entre nuestros países y los has llevado a este nivel”, le dijo Bennett a Putin. “Me gustaría decirte en nombre de nuestro país, de nuestro pueblo: vemos en ti a un amigo muy cercano y verdadero del Estado de Israel y del pueblo judío”.

No son las palabras del judío Bennett, un jázaro, un ruso como Putin, palabras de cansina diplomacia, sino palabras de enlace, de reinicio, de origen.

perros jazaros

Esta es la foto de la realidad tanto tiempo encubierta –son iguales, Putin y Bennett. Dos judíos que nada tienen que ver con los Banu Israil. Dos jázaros que han tomado el mundo en sus manos y que ahora se reúnen, se estrechan las manos, pues hay buenas noticias –ya están todos juntos. Se acabó la diáspora –Israel, Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido… están estrechando sus manos, mas no el pueblo, sino ellos, los judíos, los jázaros, las elites que llevan decenios controlando el mundo, controlando sus finanzas, su cultura, sus medios de comunicación, sus planes educativos… Nunca han necesitado de grandes ejércitos –les basta adoctrinar a sus retoños en las escuelas y en la televisión, ahora en las pantallas de sus móviles –cambia de sexo, desobedece a tus padres, maltrata a tus maestros, prostitúyete.

Hay buenas noticias. Pronto veremos los resultados en Siria, en Yemen, en Irán, en Corea del Norte… y en las propias sociedades occidentales, que ya están amordazadas, confinadas y distanciadas… inmovilizadas, sin empleo, con catástrofes a la vuelta de cualquier esquina climática.

En su comparecencia anual en el club de debate Valdai, Putin nos dio otra clave para entender el futuro que nos espera:

Todo el mundo desea escapar de la difícil situación de vivir en una era de cambio. Pero tenemos que vivir esta época a pesar de nuestra propia voluntad. Los cambios se vuelven cada vez más profundos y fundamentales.

Extraña afirmación la de Putin. Si nadie desea que ocurran cambios en sus vidas, quién entonces los promueve. Más aún, ¿quién va en contra de la voluntad de todos los pueblos de la Tierra, de todas las sociedades? ¿Acaso podemos lanzar esta afirmación al aire como si esos cambios, profundos y fundamentales, fueran provocados por el mero paso del tiempo o por fuerzas invisibles que operarían en nuestras vidas sin nuestra autorización? ¿Es eso posible?

Nos está diciendo la Gran Alianza Jázara, por boca de Putin, que es inevitable un cambio profundo y fundamental en nuestra forma de vida, en nuestras creencias, en nuestros valores… pero también en nuestra economía. Un Matrix nuevo, más profundo y más fundamental, del que sea imposible salir.

La inmersión en ese matrix no toma el formato caída, sino el formato arenas movedizas. Se trata de una inmersión lenta, apenas perceptible. Cada vez que nos movemos, que queremos salir de ellas, más nos hundimos.

Además, la era del cambio comenzó hace mucho tiempo, y la situación del cambio se ha vuelto habitual, cotidiana.

El cinismo de Putin va más allá de simplemente describirnos el presente-futuro, nos describe además el presente-pasado, para que veamos que llevan mucho tiempo preparando el asalto final.

El líder ruso destacó el tema de la sesión del club de este año: Reorganización global en el siglo XXI: el individuo, los valores y el estado. En su opinión, el tema se formuló de manera muy «directa e incluso severa».

No hay ya otra forma de plantear el asunto del siglo XXI: Reorganización global, ¿aunque no queramos, aunque la causa sea una sarta de mentiras mediocremente planteadas –pandemia, cambio climático, ciber ataques…? ¿En serio nos propone Putin que dejemos en sus manos el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos? Son manos manchadas de sangre, de encubrimiento, de engaños –sus manos y las de todos los judíos que conforman el deep state, que dirigen los gobiernos del mundo, sus sacrosantas instituciones, sus laboratorios, sus maquinaciones…

«Por supuesto, debemos estar conscientes de los peligros y estar preparados para resistir las diversas amenazas que surgen durante la era del cambio».

¡La era del cambio! Mas ¿quién la origina si nadie la quiere? Es impuesta, pues el poder, como la nueva deidad, no tiene que dar razones ni nombres. Se utiliza la pasiva en todos los casos –los cambios son impuestos. La solución es estar preparados, pero cómo te preparas para un desajuste descomunal propiciado por todos los poderes satélites de la Gran Alianza Jázara, ¿cómo? Obviamente es una forma de hablar. No hay preparación posible –la mayoría vais a desaparecer.

No es menos importante tener en cuenta el segundo componente de la noción de crisis: las oportunidades que no deben perderse. Más aún, dado que la crisis que tenemos que afrontar es conceptual e incluso de civilización. De hecho, es una crisis de enfoques y principios que determinan la existencia misma de los seres humanos en la Tierra.

¿Por qué algo conceptual y civilizador debería provocar una crisis profunda y fundamental? Porque ni es conceptual ni es civilizador. Ahora estamos todavía en la fase de entender que hay una crisis y que esta crisis va a ser cada vez más profunda. Mas por la herida que se va abrir correrá la sangre infectada, lo que permitirá que surjan nuevas sociedades más conceptuales y civilizadas. Al mismo tiempo habrá una trágica e imperceptible despoblación. No hay prisa. A la despoblación seguirá un periodo de terror, de persecuciones, confinamientos en campos de exterminio… Y se hará la luz, una nueva primavera, un radiante arcoíris recorrerá los cielos. Veremos autobuses circulando por las ciudades, trayendo y llevando a los trabajadores. Alguien llamará a sus puestas y les entregará la comida sintética de la semana. Antes de desenvolver las “chocolatinas” ya estará encendido el sillón Metaverse para iniciar una nueva sesión de aventuras virtuales.

Flores a María y lirios rojos para sus fieles.

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