John Haltiwanger para Business Insider
Al menos siete personas han sido ejecutadas públicamente en Corea del Norte por ver o distribuir medios surcoreanos, incluidos videos de K-Pop, según un nuevo informe del Grupo de Trabajo de Justicia Transicional, un grupo de derechos humanos con sede en Seúl. El informe dice que ha habido al menos 23 ejecuciones públicas bajo el mandato del líder norcoreano Kim Jong Un, quien llegó al poder hace una década después de la muerte de su padre, Kim Jong Il.
El grupo de derechos humanos compiló el informe, que ofrece detalles desgarradores, a través de entrevistas con cientos de desertores norcoreanos. «Los entrevistados a menudo afirmaron que las reglas sobre ejecución pública exigen que tres tiradores disparen un total de nueve balas al cuerpo de la persona condenada», dice el informe. «Las familias de los ejecutados a menudo se vieron obligadas a presenciar la ejecución». Un entrevistado dijo que presenció una ejecución que sirvió como un «mensaje de advertencia del estado», afirmando: «Incluso cuando había una fuga de líquido del cerebro de la persona condenada, la gente tenía que hacer fila y mirar a la persona ejecutada en el cara como mensaje de advertencia”.
Kim, quien está librando una guerra cultural, ha lanzado una ofensiva contra la influencia extranjera, refiriéndose al K-Pop como un «cáncer a extirpar». En diciembre pasado, el gobierno de Corea del Norte aprobó una ley que tipifica como delito capital la distribución de medios surcoreanos, incluidas música y películas. El mes pasado, Radio Free Asia informó que Corea del Norte iba a ejecutar a un hombre frente a un pelotón de fusilamiento por contrabandear y vender el exitoso programa de Netflix «Squid Game». En medio de un compromiso histórico entre los Estados Unidos y Corea del Norte en 2018 que también fomentó un calentamiento de las relaciones entre Seúl y Pyongyang, Kim asistió a un concierto de K-Pop en la capital de Corea del Norte. Pero los expertos dicen que Kim pasó a tomar medidas enérgicas contra la influencia surcoreana después de que las conversaciones de desnuclearización con la administración Trump se derrumbaron y cuando la economía norcoreana se tambaleó durante la pandemia de COVID-19.
«Se debe en parte a tratar de reafirmar el poder del partido y a restablecer el control social en un momento de dificultades», dijo Jenny Town, investigadora principal del Stimson Center y directora del Programa 38 North. «En general, vemos medidas enérgicas cuando hay más dificultades internas de lo habitual».
Kim no logró obtener el levantamiento de las sanciones tras varios encuentros con la administración Trump y ha habido poco o ningún movimiento en términos de iniciar las negociaciones bajo la administración de Biden. Sin embargo, es poco probable que el líder norcoreano vea algún movimiento en el frente de las sanciones, a menos que tome medidas sustanciales hacia la desnuclearización, como renunciar a todas las actividades de enriquecimiento nuclear y permitir la entrada de inspectores en el país. El viernes pasado, Estados Unidos impuso nuevas sanciones a personas y entidades vinculadas a Corea del Norte por actividades que van en contra de los derechos humanos.
SONDAS: Occidente está conmocionado. No es la primera vez que le sucede cuando alguien en alguna parte del mundo realiza un acto anti-democrático o contra los derechos humanos. Se le remueve el estómago, pues Occidente, Estados Unidos, por ejemplo, Gran Bretaña, está tan acostumbrado a actuar con estricta justicia, acompañada de compasión y misericordia, como actúan los White Helmets en Siria, los cazas británicos en Yemen, los drones en Afganistán, los guardianes de Guantánamo… Abu Gharib… que cuando escuchan, aunque sea por radio, el susurro de algunos de sus asesores sobre las ejecuciones, no confirmadas por Corea del Norte, de Kim Yong-un de 7 hermanos de ojos rasgados por, simplemente, querer divertirse un poco, socializar con los amigos viendo divertidas comedias o seriales, no pueden por menos de coger el avión, despegar, aterrizar y luego irse al muro de las lamentaciones, en el que sublimar la desesperación que sienten al ver un mundo corroído por sangrientos dictadores.
No debería sorprendernos esta actitud, pues si en un ámbito como el de Occidente se persigue, se detiene, se encarcela, se extradita y, probablemente, se le suicida, a un periodista que ha sacado a la luz los asesinatos, torturas, vejaciones, cometidos por los participantes del juego “Occidente Non Plus Ultra” contra las poblaciones civiles de buena parte de Oriente Medio, mas deja inmune a los que han perpetrado –Estados Unidos, Gran Bretaña– dichos crímenes, no debería, decimos, sorprendernos que sus medios de comunicación, los que han ocultado las aberraciones que Assange ha mostrado, transmitan el estado de conmoción de Occidente ante las ejecuciones en Corea del Norte.
Supongamos que son ciertas, que realmente se ha ejecutado a un grupo de 7 norcoreanos. Estas ejecuciones no han sido, como malintencionadamente apuntan esos medios occidentales, por querer divertirse un poco, por compartir con los amigos unas cuantas películas. Si esas ejecuciones han tenido realmente lugar, no ha sido esa la razón.
Kim Yong Un está intentando frenar la entrada de la escoria occidental en su país. Corea del Sur es una base militar estadounidense, generadora de corrupción, de vicio y de pobreza; generadora de suburbios en los que solo se sienten a gusta las ratas. Corea del Sur es un ejemplo de lo que le sucede a un país cuando éste pasa a formar parte del ámbito occidental. ¿Puede haber otro castigo que la muerte para los que intentan corromper su propio país, introducir subversivamente lo que degrada a sus compatriotas?
Kim Yong Un está haciendo lo que la mayoría de las naciones del mundo deberían hacer. Esta haciendo lo que ya hiciera China, cuando ésta entendió que la interacción con el mal solo puede llevar a la destrucción.
Kim Yong Un está construyendo también una robusta muralla, cuyos ladrillos están fabricados con una simple ecuación: “Lo que nos asemeja a Occidente es malo; lo que nos aleja de Occidente es bueno.” Así se está construyendo esta muralla y dentro de esa muralla podrá haber, por fin, una sociedad sana, en la que estén en vigor los valores propios de la naturaleza humana.