Hay que ver cómo han cambiado los escenarios a los que, no hace tanto, nos tenía acostumbrados la iglesia. Solían quemar en hogueras bien repletas de leña, o torturar, a todo aquel sobre quien recayese sospechas de incredulidad, herejía, prácticas chamánicas… Mas hoy, Francisco se muestra indulgente y prefiere mirar hacia un futuro prometedor en el que predomine la hermandad. En realidad, hay algo mucho más maligno que quemar vivo a un inocente, pues si todo ha sido un malentendido, lo que le espera al desdichado es el Jardín eterno. Sin embargo, peor aún es permitir las prácticas homosexuales, adherirse a la liga LGBT y a todo lo que conlleva por mera inercia. Mucho peor aún es promover al ateísmo desde la “santidad” papal, promover el materialismo desde las encíclicas… pero la caída es ya inevitable. El tiempo nos mostrara, a no mucho tardar, la cara oculta del mal.

No obstante, lo que nos resulta más perturbador es el despotismo democrático de los gobiernos occidentales. Pedro Sánchez se ha ido al Vaticano sin explicarnos para qué, quién le ha invitado. ¿Por qué no se ha reunido con toda la oposición para discutir su agenda y recibir otros puntos de vista? ¿Por qué no se ha reunido con representantes seglares de comunidades cristianas, con musulmanes, con intelectuales ateos…?

Si este viaje es de promoción del presidente o de su partido, son ellos los que lo deben costear por completo. Mas si se trata de un viaje que puede traernos algún beneficio a los españoles, entonces hay que prepararlo con el consenso de todos –incluso decidir, entre todos, si es oportuno realizar este viaje o si sería mejor posponerlo. Sin embargo, seguimos viviendo en el más absoluto secretismo, sufriendo el más absoluto desprecio por parte de los gobiernos que se van pasando el testigo del despilfarro, del fraude, del engaño, de la estafa… del robo.

La gente, sus representantes civiles, debe formar parte del gobierno en cuanto que consejo, debe poder tomar decisiones, detener propuestas, controlar el gasto público… a través de una intervención directa o por referéndum.

El gobierno de Pedro Sánchez no representa al pueblo español pues toda su política, a falta de cualquier proyecto real, ha sido la de “deconstruir” la patria, la de dividir y separar cada vez más a la gente, enfrentarla, enemistarla, sembrar el odio y una nostalgia enfermiza.

El papa argentino se lo ha explicado a Sánchez de forma clara, concisa y contundente:

Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria.

Es el jarro de agua fría que Francisco ha echado sobre la adormecida cabeza de Sánchez –quién eres tú para interpretar la historia de España y abrogar aquellos periodos que no te gustan o que ponen en evidencia la derrota militar e ideológica de los que tu socio en el cártel Moncloa llama “izquierda”. ¡Cómo te atreves a tocar los cadáveres, niñato imberbe! ¡Cómo te atreves a mentir y a deformar la historia, a desfigurarla, para conseguir unas migajas electorales! Cualquier cosa antes que trabajar por tu patria. Mas ¿Cuál es tu patria? La Moncloa. Por ello, perder las elecciones significaría en tu mentalidad de cacique ser expulsado de España. Serás expulsado de España. Y eso es lo que te ha advertido Francisco –la historia de España se hace entre todos, entre todos los que han formado parte de ella, entre el Vaticano, también, entre los árabes, entre los arrianos, entre las huestes de Suleyman, entre los malaikah…

El estado nos impide penetrar en los gobiernos, controlarlos, vigilarlos. Debemos derrumbar ese ídolo maléfico y tomar las riendas de nuestro futuro y el de nuestros hijos. Debemos formar parte de los gobiernos y despojarlos de sus privilegios.

Este viaje no era para Sánchez y su séquito. Vendrán tiempos mejores si aceptamos nuestra responsabilidad. Tiempos en los que el papa se sienta sobrecogido ante la presencia de nuestro representante.