La Iglesia rectifica: El papa Francisco llama «divinos» a los placeres de la comida y el sexo

Teniendo en cuenta que estas declaraciones, hasta cierto punto inquietantes, vienen del papa de Roma, habrá que tomarlas en consideración en los próximos currículos escolares. No obstante, el asunto no es nuevo, solo para Occidente, los musulmanes llevan 14 siglos disfrutando de la buena y sana comida y de los mayores y más imaginativos polvos, eso sí, en camas matrimoniales. Y ello, porque el Islam nos informa de que todo lo que se hace en armonía con la Ley de Allah el Altísimo es divino. Por lo tanto, cada vez que hacemos el amor dentro del matrimonio, ese acto sexual es divino. Y cuando lo hacemos fuera del matrimonio, es fornicación y es abominación. Algo que Francisco ha preferido obviar para no contrariar a las corrientes LGBT de Occidente.

Los placeres de una comida bien cocinada o de una relación sexual amorosa son «divinos» y han sido injustamente víctimas de un «exceso de celo» por parte de la Iglesia en el pasado, afirmó el papa Francisco en una de las entrevistas publicadas en un nuevo libro. 

Fijémonos que bien utiliza Roma el lenguaje y la ambigüedad semántica –una relación sexual amorosa. De la cuasi prohibición del sexo como medio de obtener placer, pasamos al sexo libre, pues siempre podremos aducir que se trataba de una relación sexual amorosa. ¿Quién es quién para entrometerse en los sentimientos y en la intención de cada uno? Francisco habla de sexo sin establecer el cuadro clínico del paciente, sin delimitar ese ámbito, sin explicar cuándo estamos realizando un acto divino y cuándo un acto satánico.

Todo ha sido un exceso de celo, algo, pues, encomiable, pero al mismo tiempo, este exceso ha sido injusto y esto sí que es grave, pues pone en tela de juicio la infalibilidad papal y de la Iglesia. Si a todo ello añadimos la desaparición de ciertos sacramentos, como la confesión que antes nos llevaba al infierno si nos tragábamos la ostia en pecado mortal; la abolición del domingo como día sagrado en el que “únicamente” se podía ir a la misa obligatoria semanal; la conversión del infierno en un estado anímico… nos encontramos con una Iglesia que no ha dejado, en los últimos años, de rectificar, de contradecirse, de ridiculizarse. Imagínate la cara que pondrían De Caprio y Melania si les cuentas que eres papa porque salió el humo blanco por la chimenea chamánica que tenéis en el Vaticano, lo que significaba que el Espíritu Santo había aceptado tu candidatura. También ese rito lo tendréis que eliminar. Suponemos que hablasteis de otras cosas.

El placer viene directamente de Dios. No es ni católico, ni cristiano, ni nada. Es simplemente divino, le reveló el papa al escritor y gourmet italiano Carlo Petrini.

Si el papa Francisco, en su existencia pre-carnal, les hubiera dicho estas palabras a los encargados de mandar a la gente a la hoguera por un quítame allá esa pata de pollo al chilindrón en vez de a un gourmet, otro gallo nos hubiera cantado a todos, generación tras generación, hasta llegar al caos inquisición-post-inquisición, que sí es católico y protestante y cristiano.

La Iglesia ha condenado el placer inhumano, brutal y vulgar, pero por otro lado siempre ha aceptado el placer humano, simple y moral. Es una interpretación errónea del mensaje cristiano prohibir placeres terrestres a los creyentes. 

Otra vez la ambigüedad semántica. No nos ha quedado claro de parte de quién viene esta interpretación errónea del mensaje cristiano. ¿Quiere esto decir que han sido los propios creyentes los que han interpretado mal el mensaje divino? No, Francisco, eso sería muy feo por tu parte, sería un golpe bajo que no te haría justicia ni como papa ni como hombre. Tienes que hablar claro. Tienes que culpar a la curia de esta errónea comprensión, y a nadie más. La rectificación, el arrepentimiento, tienen que ser inequívocos y sinceros. ¿Qué haces tú y tus millones de curas y monjas viviendo en el celibato? ¿Quién os lo ha ordenado? Nadie, no os lo ha ordenado nadie. ¿Otra errónea interpretación del mensaje cristiano? ¿Cuándo permitirá Roma que esos millones de religiosos y religiosas puedan disfrutar de los placeres divinos? ¿Cuándo dejaréis de decir tres?

El placer de comer existe para mantenerse sano, así como el placer sexual existe para hacer al amor más hermoso y garantizar la perpetuación de la especie, también señaló en la entrevista.

Los puntos de vista opuestos han causado un enorme daño, que todavía se puede sentir con fuerza hoy en día en algunos casos, agregó.

El placer de comer y el placer sexual vienen de Dios, enfatizó. 

¿A quién le hablas, Francisco? ¿A la humanidad? No nos cuentes esta película de terror, pues en todas las civilizaciones de la Tierra, a lo largo de la historia, se ha disfrutado de la buena y sana comida y de una vida sexual natural y libre. Cuéntaselo a Occidente, a su fascismo innato, a su sistema perenne de represión.

Francisco sacó a relucir una película danesa de 1987 llamada La fiesta de Babette ambientada en el siglo XIX que cuenta la historia de un chef que gana la lotería e invita a un grupo de protestantes ultra puritanos a un suntuoso banquete. A este respecto, el papa comentó:

La película es un himno a la caridad cristiana, al amor.

¡Vaya, vaya, Francisco! Así que, viendo cine, películas instructivas con un cierto toque porno. Arte, a fin de cuentas. Roma utiliza la misma estrategia de poder que el Pentágono y la CIA. Ahora resulta que el Vaticano, una auténtica casa de putas en el siglo XIII, es el primer defensor del amor, del sexo y de la glotonería, siempre siguiendo las pautas de los gourmets. Bien, pero en nuestra opinión, todo eso es lo de menos. De lo que tienes que limpiar el credo cristiano, en primer lugar, es de la Trinidad; restituir el infierno como lugar físico; destituir a la curia romana y a las castas sacerdotales que han originado; acabar con el celibato y tomar el Corán en tu mano derecha y la Biblia en tu mano izquierda y allí, en tu balcón, frente a la muchedumbre, gritarles: “Leed el libro que sostengo en mi mano derecha y después el de mi mano izquierda, pues el primero es la referencia para todos los demás textos”. Obviamente, todo el montaje romano colapsaría ipso facto. ¿Por qué no? Vende el Vaticano y las iglesias que todavía tengáis en propiedad, reparte el dinero entre los chicos y perdeos entre la multitud. Y mañana… a disfrutar de los placeres divinos.

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