La virulencia con la que arremete Libertad Digital contra la decisión española de apoyar la última resolución del Consejo de DDHH de la ONU en la que se condena duramente la actuación israelí en la franja de Gaza, contrasta con la falta total de argumentos que justifiquen su actitud.
Un informe independiente de la ONU sobre las protestas del año pasado a lo largo de la valla fronteriza de Gaza involucrando a las fuerzas de seguridad israelíes, que dio como resultado la muerte de más de 180 palestinos, acordó el jueves que existen «motivos razonables» para creer que Israel violó el derecho internacional humanitario.
Libertad Digital lo llama “El último disparate de la ONU contra Israel”. No ha sido el “único”, según deja entender el titular. Sin embargo, lo más disparatado de la ONU es que cinco países tengan derecho a veto (le recuerdo al exaltado periodista de LD que Rusia y China forman parte de este selecto club), de modo que uno solo de ellos pueda anular la voluntad de 190 países; que la ONU sólo sea vinculante cuando se trata de aprobar sanciones estadounidenses a terceros países o bloquear cualquier tipo de responsabilidad a las actuaciones de Israel.
Como intelectuales con plena consciencia de la inevitabilidad de que sea el subjetivismo lo que promueva las ideologías, nos parece bien que LD apoye apasionadamente a Israel y su política de dominación galáctica, pero el subjetivismo no debería ser óbice para añadir a la exaltación argumentos que aligeren de infantilismo las rabietas de las que hace gala el artículo en cuestión.
España se ha convertido en el único país de la Unión Europea que ha dado el visto bueno al lamentable informe, presentado hace unos días, sobre la actuación de Israel en los disturbios que desde hace prácticamente un año está provocando y dirigiendo Hamás en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel.
La exaltación, que tan mala consejera es en asuntos que requieren conocimiento histórico y prudencia política, no le deja ver a C. Jordá que no hay UE y que nunca la ha habido. La capacidad de posicionarse en contra de la inercia europea (nada más innoble que la abstención) es directamente proporcional a la soberanía de ese país. Recordemos que Francia fue el único país de la UE que atacó a Siria en 2018 junto a USA (país no europeo) y UK (Brexit), e Italia lleva siendo el único país de la UE en numerosos asuntos –buenas relaciones con Rusia, financiación con China del proyecto “cinturón auro-asiático”, negativa a cualquier tipo de ataque contra Siria y un serio enfrentamiento con Francia (país hermano) en el tema de la emigración.
No consideramos que España sea un país soberano, sino antes bien un protectorado al que se le piden cuentas incluso de los “desmanes” de los conquistadores españoles en las Américas, hace ahora más de 500 años. Sin embargo, no deja de latirnos el corazón con una cierta aceleración cuando escuchamos este tipo de noticias. Nos preguntamos con una emoción contenida: “¿Será verdad? ¿Se estará preparando en la Moncloa una verdadera política exterior? ¿Habrá llegado la hora de ser un país, de ser una opción?” “¡Imposible!” Nos contestamos. Y seguimos leyendo.
La realidad es que nuestro país ha votado a favor del informe, mientras que Austria, Bulgaria, la República Checa y Hungría han votado en contra y Croacia, Dinamarca, Islandia, Italia y el Reino Unido se han abstenido. ESPAÑA CON LO PEOR DEL PLANETA.
Esta insistencia, que parece pagada, le ha llevado a C. Jordá a cambiar la información. El resultado de la votación fue claro y contundente como siempre que se vota en contra de alguna fechoría por parte de Israel –23 votos a favor, 8 en contra y 15 abstenciones. Todos sabemos lo que significan las abstenciones: “Estoy en contra, pero tengo miedo a las represalias político-económicas de los secuaces israelíes.” Lo entendemos. Entre los votos a favor no sólo estaba España como país europeo, sino también Irlanda, Suecia y Austria. Como era de esperar, no somos tan especiales.
Más catastrófico aún fue el resultado de la votación sobre la resolución que aprobó La Asamblea General de Naciones Unidas en rechazo a la decisión del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel –128 votos a favor, 9 en contra (USA e Israel entre ellos) y 35 abstenciones. Además, hubo 21 países que no asistieron a la reunión. Estados Unidos sí que estuvo con lo peor del Planeta.
La votación tenía lugar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, uno de los órganos más desprestigiados de la organización internacional dado que las peores dictaduras del planeta son parte habitual de su listado de miembros.
De hecho, España ha coincidido en su voto con defensores de los derechos humanos como Afganistán, China, Cuba, Paquistán, Egipto, Arabia Saudí, Qatar o Somalia, sólo por citar algunos de ellos.
Lo que no podemos negar es que la votación de este viernes el Consejo de DDHH de la ONU ha sido consecuente con su propia trayectoria: este organismo ya ha emitido contra Israel 69 resoluciones desde su creación en 2006, mientras que Corea del Norte sólo ha tenido nueve, Irán seis y Venezuela sólo una.
Curiosa la subjetividad de Jordá. ¿Quién ha invadido Afganistán y lleva 17 años de ocupación con un balance de muertes difícil de ocultar? ¿Qué hacen allí? Ya eliminaron a Usama bin Laden. Ya han descubierto que Iraq no tiene armas de destrucción masiva, ¿qué hacen allí? ¿Qué hacen allí, en todas partes, USA-Francia-UK? ¿Qué hacen en Siria? Si quieren acabar con DAESH basta con retirarles las armas que ellos mismos les han pasado, el dinero con el que les pagan sus servicios, el entrenamiento con el que los han preparado para luchar y el apoyo logístico y político que hasta ahora les han brindado. Reflexione por un momento Míster C. si no es usted el que está con lo peor del planeta.
No se olvide de que a pesar del extraño y perturbador caso Kashoggi, Arabia saudita sigue gozando de la plena confianza y simpatía de Trump y de Europa –Alemania, Francia y España, que se sepa, siguen vendiéndole armas al “destripador de Estambul”. ¿Ve, Míster C., como las cosas no son lo que parecen? Se equivocaron al llamar carnicero a Bashar al Assad. El carnicero, literalmente hablando, es su amigo y aliado.
Por otro lado, si en contra de un país, Israel en este caso, se han emitido 69 resoluciones acusándoles de esto y de aquello, ¿no cabría acaso pensar que a lo mejor, de todas esas, al menos unas cuantas podrían cargar con suficiente evidencia como para que amigos y enemigos, y pasando por encima cierta dosis de subjetividad, se las tomaran en serio y obligasen a Israel a respetar los principios básicos que deben imperar en las relaciones internacionales?
Más aún, no parece digno de una pluma que exhibe sus opiniones públicamente descalificar a países y pueblos sin aportar ningún argumento o explicación. Quien así actúa, nada menos que contra China, no hace, sino dar patadas al aguijón.
La reacción de Israel ha sido, como cabía prever, muy dura: «El Consejo de Derechos Humanos de la ONU sólo está obsesionado con el destino de los palestino, y prefiere cerrar su ojos a otras violaciones de los derechos humanos«, aseguraba el representante permanente del país ante las instituciones de la ONU en Ginebra, Eviatar Manor, que señalaba que este organismo «desatiende los derechos humanos de los israelíes, de hecho, no le preocupan en absoluto».
¿Y a quién le importa la opinión de Israel cuando 23 países contra 8 han votado en contra de las actuaciones de este país en Palestina? La forma en la que debe reaccionar Israel es cambiando su forma de proceder en el mundo, ellos y sus jefes que habitan en Nueva York, Londres y París, y que nunca han puesto los pies en ese shithole country.
Ya sabe Míster C. que la historia se repite aunque nunca aprendemos de ella. Debe ser por aquello de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Los judíos, a este respecto, han sido proverbiales, pues no han hecho, sino tropezar, precisamente, en esa misma piedra, en la piedra que ya su profeta Musa les advirtió que no tropezaran. Y dado que era profeta, les describió con todo lujo de detalles lo que les iba a ocurrir una y otra vez si continuaban por el mal camino –engañando a la gente, robándoles sus bienes “legalmente”, promoviendo la usura, el vicio y la corrupción.
No descenderá sobre vosotros ninguna Gracia del Creador, pues ya Isa (Jesús), otro profeta que también os fue enviado para enseñaros la verdad que habíais alterado, pueblo rebelde, y al que a punto estuvisteis de crucificar, entregó a vuestros padres la carta de divorcio de parte del Altísimo. Estáis solos, y pronto vuestros amigos os abandonarán, porque no son vuestros amigos, sólo son amigos de sus intereses, y entonces, una vez más, seréis destruidos.
Seréis destruidos porque ni las mujeres ni los niños temen a vuestros soldados. Son ellos los que les tienen miedo. Les gustaría tener su determinación y su coraje, pero para ello tendrían que hacerse justicia a ellos mismos –tendrían que abandonar esas tierras y llevarse el becerro de oro para colocarlo en lo más alto de su verdadero altar –New York-London-Paris.