Nikita Khrushchev – John F. Kennedy
Guantánamo para EEUU, nada para la URSS
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Putin – Trump
Venezuela para EEUU, nada para Rusia
En noviembre de 1962 se llegaba a un acuerdo entre la Unión Soviética (Nikita Khrushchev) y los Estados Unidos (John F. Kennedy) con el fin de dar por terminada la llamada crisis de octubre. El problema era el de siempre –US podía establecer misiles en Turquía e Italia, pero la Unión Soviética no podía instalarlos en Cuba. Este ignominioso acuerdo era, en realidad, el presagio de la inevitable caída del muro de Berlín y de la URSS. La negociación no tuvo en cuenta el futuro, no analizó la estrategia milenaria judía ahora encarnada en el deep state anglosajón (Inglaterra y USA), no trato, ni siquiera, de equilibrar los resultados, no se firmó el acuerdo por triplicado y con el sello de las Naciones Unidas y de la OTAN. En la mayoría de los puntos, bastaron las promesas verbales.
Ya todo está olvidado. No merece la pena arrastrar amargos desenlaces a través de las oscuras y manipuladas páginas de la historia.
Tampoco nosotros habríamos sacado a colación tan doloroso acuerdo si no fuera porque hoy lo vemos de nuevo encima de la mesa. En esta ocasión, los protagonistas son Putin y Trump, y la manzana de la discordia, Venezuela. Esta vez los factores de la ecuación parecen desequilibrarse en favor de Rusia (es casi un insulto a la inteligencia que Putin se siente a negociar con Trump). Sin embargo, el resultado parece que va a ser el mismo, 60 años después.
¿Es qué esta larguísima película no basta para entender los escenarios que una y otra vez generan el triunvirato UK-Francia-USA? ¿No le basta a Putin entender que frente a mercenarios, armas sofisticadas, logística, ejércitos… no bastan las palabras, los análisis políticos, el apoyo “internacional”?
La acción es siempre desgarradora. Uno preferiría continuar siendo espectador y escribir luego un artículo condenando la actuación del agresor. Sin embargo, es de ese modo como se extiende la tiranía. La inacción de unos provoca la situación de “manos libres” para que otros actúen impunemente y justifiquen sus desmanes con cínicos argumentos.

Pongamos las cosas claras desde el principio:
- La manoseada Ley Internacional no existe. Las normas que supuestamente la constituyen han sido impuestas por el triunvirato UK-USA-Francia (el imperio americano es una extensión y continuación del imperio británico –los mismos principios, la misma estrategia, el mismo cinismo– y éste una extensión y continuación de la dinastía franca merovingia). Únicamente sirve a sus intereses.
- La celebrada organización eufemísticamente llamada Naciones Unidas no existe. Es una puesta en escena, un espectáculo en la que cada día se representa la misma parodia, en el que cada día decenas de bufones divierten a los dueños del teatro.
- El triunvirato no tiene honor ni respeta su palabra. Por lo tanto, es inútil llevar a cabo con él ningún tipo de negociaciones o acuerdos. Lo que hoy se ha acordado solemnemente, mañana será papel mojado.
Estos son los prolegómenos sobre los que se debe sentar cualquier relación política, económica o militar con el triunvirato. Obviar esta realidad es caer una y otra vez en el síndrome Nikita.
Si el nuevo bloque emergente quiere lanzar al mundo el mensaje de que es una alternativa real a la cínica tiranía de Occidente, del triunvirato merovingio (Paris-London-New York), tendrá que actuar en Venezuela con más premura y contundencia que en Siria. Si en 2011 Rusia hubiera mandado allí sus ejércitos, ahora no habría bases norteamericanas en el país ni Turquía se habría arrogado el derecho de invadir el norte de Siria. Fueron casi 4 años de indecisión, de titubeo… Cuatro preciosos años que el triunvirato sí aprovechó, aludiendo que su intención no era, sino acabar con los grupos terroristas (que ellos habían reclutado, entrenado y armado) y favorecer al pueblo sirio económica y políticamente –la misma carnaza de siempre y todos se lanzaron a comérsela.
En el caso de Venezuela, 4 meses podría ser una espera fatal. No hay razón para retrasar el apoyo militar al legítimo gobierno de Venezuela. La estrategia del triunvirato es siempre la misma –se presenta al mundo un escenario con elementos fabricados, que dan la sensación general de ser los correctos. Nada más lejos de la realidad. Si las elecciones presidenciales en las que Maduro salió elegido fueron un fraude, por qué no se denunciaron entonces –por el parlamento, por el pueblo y por Estados Unidos. Si la elección de Maduro como presidente de Venezuela carece de legalidad, qué diremos de la legalidad de un tipo que se autoproclama él mismo presidente. ¿No le choca eso a USA? ¿No le resulta antidemocrática esa pirueta a Bolton? Seguramente, no. Se trata de una parodia, de una farsa, de un montaje… Nada que ver con valores reales de justicia, prosperidad y libertad. ¿Acaso quiere el nuevo bloque emergente subirse al escenario y formar parte de la pantomima?
Cada vez que una nación decide acercarse económica o militarmente a Rusia o China se le genera un escenario de guerra. No olvidemos que el paulatino alejamiento de Venezuela con respecto a los Estados Unidos, que ya había empezado con Chávez, puso en marcha el mecanismo de aniquilar a ese país –sanciones, amenazas, apoyo del triunvirato y sus bufones, más sanciones, ilegalización del gobierno… intervención armada directa o a través de terceros (la nueva estrategia preferida del Pentágono y de la CIA). Por lo tanto, si el nuevo bloque emergente estrecha relaciones con una nación cualquiera, tiene que estar dispuesto a enfrentarse al triunvirato y proteger a su nuevo socio, y debe hacerlo de inmediato, sin esperar a que el Trv se inmiscuya en esa nueva relación.
Es lo que vemos hoy en el conflicto entre Pakistán (bufón del Trv) e India (miembro de BRICS).
En 2018 este país con casi mil millones de habitantes y una de las civilizaciones más antiguas de la Tierra (que sufrió la devastadora tiranía de GB) decidió comprar los S-400 a Rusia, sin duda Los sistemas de defensa tierra-aire más sofisticados del mundo. Inmediatamente los Estados Unidos amenazaron a India con imponerle duras sanciones si continuaba adelante con el deal –así exactamente funciona la más genuina mafia. El segundo paso es instigar a terceros (nadie mejor que Pakistán en este caso) para generarle un conflicto bélico. ¿Qué razón pudo tener Pakistán para atacar posiciones indias en la región de Cachemira? ¿Se trató de un incontrolado grupo yihadista? Parece una acertada pantalla para encubrir la realidad, aunque empieza a ser una monserga que ya nadie se cree. India tiene que pagar su insolencia. En vano intentaremos encontrar en la “ley internacional” una respuesta a esta actitud del Trv. Simplemente se trata de hacer entender al mundo entero que quien no está con ellos está contra ellos y debe perecer. La mafia no explica al dueño de un establecimiento por qué tiene que comprarles a ellos la mercancía. Lo que le explican de forma diáfana e irreductible es que si no lo hace le romperán los dedos de la mano derecha, después el brazo izquierdo, después destruirán el local y finalmente le matarán. La misma forma que utiliza el Trv para amenazar a las naciones “rebeldes”.
Corea del Norte se resiste, pero si no obtiene verdadero respaldo y ayuda real por parte de Rusia y China (¿A quién apoya Vietnam?), sucumbirá. Miles de agentes de los servicios de inteligencia de Israel, UK, Francia y USA están trabajando desde hace años para socavar el poder de Kim Jong-un, arruinar a su país milenario y arrinconarle internacionalmente. ¡Extraordinario logro! Aunque algo extraño para unos países que se dicen defensores y amantes de la verdad, la justicia y la hermandad entre los pueblos. Incluso los chulos tienen ciertas leyes que ellos mismos se autoimponen y respetan –el Trv, no.
No obstante, parece que el líder coreano no adolece del síndrome Nikita –no ha habido deal. Estados Unidos le pide a Corea que se desnuclearice por completo a cambio de retirar algunas de las sanciones que USA le ha impuesto. Hay una ley de oro que sigue sin aplicarse –todo lo que una nación le dé al triunvirato es lo que éste ha conseguido y lo que aquella ha perdido, y la nueva situación creada sigue siendo la misma que al comienzo de las negociaciones.
Una vez que Corea haya desmantelado todo su arsenal nuclear, qué se supone que debe hacer en el caso de que Estados Unidos le vuelva a imponer sanciones y a lanzar contra ellos a sus hermanos del sur. No habría tiempo para volverse a armar y si lo hiciera y comenzara otros programa nucleares sería atacada por violar los acuerdos que previamente Norteamérica había violado. No puede haber acuerdo con los Estados Unidos porque incluso si estos desmantelaran sus bases en Corea del Sur, podrían, en cualquier momento, montarlas de nuevo frente a una Corea del Norte desarmada e indefensa. Por otra parte, en USA no hay una política de estado. En caso de que se alcanzara un acuerdo y se retirasen todas las bases norteamericanas de Corea del sur, el siguiente presidente podría anular esos acuerdos y montar aún más bases con una clara amenaza para el Norte –es lo que hemos visto que ha sucedido con Irán.
El único deal posible con los Estados Unidos es no-deal.
¿Hay algo más que el nuevo bloque emergente necesite saber? ¿Hay alguna razón para esperar, para no montar fuertes bases militares en Cuba, Venezuela y Bolivia, en Cachemira e Iraq?
Putin ha aceptado la invitación de Netanyahu para ir a Jerusalén:
«Pronto inauguraremos un monumento en Jerusalén en memoria de quienes cayeron en el sitio de Leningrado», dijo Netanyahu a Putin durante su visita a Moscú el miércoles. «Quiero que seas nuestro invitado de honor allí en Jerusalén», y agregó: «Nadie es más digno que tú». Putin respondió: «Vendré».
No es ahí a donde debería ir Putin, no es ese monumento el que se debería inaugurar, sino el del sitio de Palestina y sus muertos.
No se puede jugar a dos bandas sin pagar las costosísimas consecuencias que, inevitablemente, se derivan de ello.
USA necesita una gran guerra para evitar su colapso definitivo, si no pueden en Venezuela lo intentarán con India y Pakistán, conflicto que arrastrá también a China y Rusia.
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