El jefe de la Agencia Espacial Rusa quiere “verificar” si los astronautas norteamericanos han caminado sobre la Luna.
Si bien se cree que la misión Apolo 11 de 1969 logró llevar a la Luna a las primeras personas, muchos siguen afirmando que el famoso aterrizaje lunar fue falso. El programa Apolo marcó quizás el mayor triunfo para los Estados Unidos en la carrera espacial con la URSS.
Dmitry Rogozin, jefe de la Agencia Espacial Nacional Rusa, Roscosmos, ofreció «verificar» si el programa de aterrizaje lunar estadounidense no fue un engaño.
Hablando con el presidente moldavo Igor Dodon sobre las perspectivas de una base lunar, Rogozin sugirió que ningún país puede soportar solo la carga de un programa lunar.
Cuando se le preguntó si creía que los astronautas estadounidenses aterrizaron en la luna, Rogozin respondió con una sonrisa: «Hemos establecido un programa para ir allí y ver si han estado o no».
«Dicen que han estado, ahora nosotros lo vamos a verificar».
Esta semana, Roscosmos anunció que iba a establecer un nuevo programa de exploración de la Luna de varios billones de rublos, en el que Rusia enviará su primera misión tripulada a la Luna después de 2030. Roscosmos también dijo el lunes que trabajará junto con la NASA en el concepto de una Estación Orbital Lunar.
A principios de noviembre Dmitry Rogozin dijo que Rusia está considerando la creación de una base en el satélite natural de la Tierra que pueda ser visitada por el hombre.El estudio lo está realizando con la ayuda de robots.
El programa de aterrizaje lunar del Apolo, que llevó astronautas estadounidenses en la Luna en 1969, ha encendido muchas teorías de conspiración, que afirman que las fotos, videos y otro material relacionado con la expedición fueron falsificados por la NASA.
Según un sondeo de junio, casi el 57 por cien de los rusos creen que el «salto gigante para la humanidad» fue falso.
En el Reino Unido, una encuesta de 2016 mostró que alrededor del 52 por cien de los británicos creían que los aterrizajes lunares nunca tuvieron lugar. Según una encuesta de 2013 del Pew Research Center, el 7 por ciento de los estadounidenses dudan de que sus compatriotas hayan caminado sobre la Luna.
La Luna está resultando ser un problema desde que los judíos se empeñaran en montar algún negocio interestelar. Trillones de dólares para ir a un lugar donde no hay nada, ni siquiera atmósfera. Es difícil de creer y, sobre todo, es difícil de ir –imposible.
Los rusos lo saben, ya que fueron los primeros en despegar de la Tierra, pero ahora tienen la ocasión de chantajear a los Estados Unidos, pues quizás la NASA todavía no lo sepa y se sienta amenazada. Un posible escenario podría incluir una mesa de negociaciones sobre la que los norteamericanos ponen sus “regalos” y los rusos su “carta a los Reyes Magos”.
Otro posible escenario ante la negativa estadounidense de negociar nada con los rusos sería el pase en los medios de comunicación de escenas lunares con astronautas rusos paseándose por el satélite y señalando los lugares en los que presumiblemente anduvieron los estadounidenses sin que exista ninguna de las huellas que aseguran haber dejado –especialmente la bandera. El viaje habría sido un montaje como el de la NASA, pero el deep state tendría que resolver un complicado dilema:“¿Se puede entonces ir a la Luna? En caso de que sea una falsificación, no podremos hablar de su fracaso sin descubrir el nuestro.”
Podríamos imaginar otros escenarios, mucho peores, pero lo verdaderamente importante aquíes el hecho de que Rusia haya mencionado el tema de la Luna por primera vez desde 1969. Y este hecho no es ocasional o simplemente irónico, ya que si alguien puede desmentir a la NASA con claras evidencias sobre cualquier asunto espacial, es Rusia.
La duda cartesiana que plantea Rogozin sobre la plausibilidad de que se hayan dado pasos en la Luna es meramente retórica. Rusia conoce bien la tecnología americana –hace 20 años que los cohetes que lanza la NASA van propulsados por los motores RD-180 rusos.
Rusia sabe la verdad o al menos puede deducirla de sus conocimientos de ingeniería espacial. Sabe lo que se puede y lo que no se puede. No se trata de investigar las fotos y los videos que supuestamente trajeron de vuelta los astronautas norteamericanos, sino de fórmulas y ecuaciones, de experiencia.
La duda rogozina implica un paso más en el proceso de independencia que está liderando el presidente Putin. El deep state occidental no ha dejado de echar inmundicia sobre China, la Unión Soviética primero y después Rusia, y en general sobre los países asiáticos. Hay una constante propaganda que intenta empequeñecer a estas naciones, atribuyéndoles pobreza, retraso industrial y tecnológico, lo que inevitablemente los sitúa en el tercer mundo.
Después de la caída del muro de Berlín y el total colapso de la URSS, Rusia ha tenido que resurgir de las cenizas, pues es lo único que quedó después de que se firmaran los acuerdos entre Reagan y Gorbachov –posiblemente el peor deal de la historia.
Con timidez y no exenta de cierto complejo de inferioridad y de culpabilidad, la Federación de Rusia trataba de hacerse un hueco en la arena internacional, intentaba tener voz, influencia… existir como una potencia mundial, en vías de una profunda occidentalización. Sin embargo, esa lamentable situación de suplicar para salir en la foto de los “grandes”, estalla en pedazos cuando Putin decide apoyar a Siria en contra de Europa y de los Estados Unidos. Es la prueba de fuego. Rusia tiene ahora que demostrar su determinación y su fuerza para resistir lo embistes de Occidente. Le apoya China, quien también ha decidido salir del anonimato político.
Rusia ha mandado un claro mensaje a los Estados Unidos y al mundo:
“Habrá investigación espacial, pero esta vez será con nosotros, y con aquellos, y con lo que hoy todavía se preparan para ello… y será real.”