Muchas veces sentimos que la vida es una serie de eventos aleatorios, fragmentos dispersos aquí y allá sin un diseño o plan claro. Los ciclos se repiten, una y otra vez, y al principio lo que vemos es un gran caos, difícil de comprender para la mente humana. Todo parece como si fueran piezas rotas sin unificación. Sin embargo, con el tiempo, al mirar hacia atrás, descubrimos que ese desorden era en realidad un paso hacia la construcción de algo más grande y más perfecto.
Cada vez que pensamos que enfrentábamos un caos absoluto, en realidad era algo oculto que se estaba formando poco a poco, convirtiéndose en parte de la gran obra de la vida. Cada giro, cada caída, cada ascenso, y cada paso eran componentes esenciales de una serie de eventos sin los cuales no podríamos avanzar. Así como el pintor comienza su obra con su estilo propio, construye la base y luego agrega los detalles cuidadosamente, hasta que el cuadro cobra vida por la precisión y la perfección de los detalles.
Por eso, si hoy sientes que tu vida está llena de caos, respira profundamente y entrégate al proceso. Cada ciclo que termina hoy, crea nuevas oportunidades para construir un nivel más alto de comprensión y creatividad. El caos que vemos en el momento presente no es el final, sino el comienzo, la materia prima sobre la cual se construirá una nueva estructura de orden y excelencia.
La vida no es simplemente una serie de hechos aleatorios, sino un proceso continuo de construcción. Cada momento, ya sea caótico o armonioso, forma parte de un cuadro mayor. Una vez que aprendemos a mirar las cosas desde otra perspectiva, descubrimos que cada parte del caos es un paso hacia la creación de algo profundo y coherente. Así que no te desesperes cuando sientas el caos, pues al final, este allana el camino hacia un nuevo orden que surge desde su interior
