Terrasferistas y otras especies

El debate se está volviendo apasionante, si bien corremos el peligro de perder de vista su verdadera razón de ser. En numerosos programas de los muchos que inundan las redes sociales los terrasferistas suelen preguntar a los defensores de la Tierra plana qué ganaría la NASA, los gobiernos, las instituciones académicas… diciendo que la Tierra es esférica si no lo fuera. La pregunta, aparte de ingenua, nos muestra que el debate no se está planteando bien. Y todavía es más lamentable la respuesta de algunos terraplanistas que afirman ser laicos y apolíticos. ¿Para qué, entonces, todo este barullo de pruebas y evidencias? Como decía Camus en su «Sísifo», Galileo hizo bien en retractarse, pues el hecho de que la Tierra sea inmóvil o gire alrededor del Sol ciertamente no vale una hoguera. En este caso, la forma que le demos a la Tierra proyectará una cosmología particular, en la que se involucrarán infinidad de elementos.

Copérnico nunca tuvo la menor evidencia empírica de que la Tierra fuese esférica y girase alrededor del Sol. Se dejó llevar más por supersticiones religiosas que por observaciones científicas. Kepler, por su parte, demostró matemáticamente que la Tierra giraba alrededor del Sol. Y lo mismo hizo su maestro Tycho Brahe, pero en sentido contrario –demostró matemáticamente que era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra. Y ello porque si no hay una comprobación empírica, las matemáticas no son fiables.

Sin embargo, Copérnico, Galileo, Kepler… se fueron uniendo al nuevo orden mundial que se estaba fraguando en el propio seno de la Iglesia –de una Iglesia laica y atea que buscaba el control del conocimiento. La idea de una Tierra esférica girando alrededor del Sol indicaba la naturaleza aleatoria del Universo –un Universo cuasi infinito, en el que la Tierra ocupaba un lugar insignificante. Habíamos dejado de ser el centro del Universo y para colmo de males un par de siglos después el evolucionismo nos situaría en la línea ascendente del chimpancé. Aquella vieja visión del hombre como el culmen de la creación se desvanecía ahora ante el índice inquisidor de la ciencia.

Una Tierra esférica girando y revolucionándose nos había arrojado al mundo animal, a la arbitrariedad de la materia y había desprovisto al Universo de cualquier objetivo existencial. La vida habría surgido por casualidad, como todo lo demás, y no había por qué hacerse ilusiones con respecto a una posible vida post-mortem: polvo somos y en polvo nos convertiremos. Por lo tanto, vemos que hay poderosísimas razones para defender la forma esférica de la Tierra y sus movimientos.

De la misma forma, la idea de una Tierra plana e inmóvil proyecta, a su vez, una cosmología diferente y contraria a la cosmología de la Tierra esférica. En este caso, se trataría de un Universo creado, diseñado con claros objetivos existenciales –una cosmología en la que el hombre volvía a situarse en el centro de la creación. El Universo se retraería a unas dimensiones infinitamente inferiores a las que plantean los astrofísicos oficiales.

La Tierra plana e inmóvil plantea ante todo la existencia de un diseño y, por lo tanto, de un Diseñador capaz de manifestar Su diseño en formato «universo». Así, pues, la búsqueda del terraplanismo termina aquí y ahora debería comenzar la búsqueda de ese Diseñador. De esta forma el terraplanismo podría ser una buena oportunidad para el encuentro con nuestro Creador. Podría ser un punto cero, en el que la investigación no partiera de ninguna premisa dada.

Fijémonos cuan sospechoso es el que los terraplanistas religiosos no hagan nunca referencia al Corán ni a cómo se describe en este libro la creación de los Cielos y de la Tierra. El terraplanismo podría ser el ámbito en el que pudiéramos investigar sin prejuicios, un ámbito en el que se abriera una nueva perspectiva sin límites ideológicos. Si lo que buscamos es la verdad, deberíamos rechazar todas las creencias que supongan irracionalidad.

No merece la pena seguir acumulando más y más evidencias sobre la cosmología de Tierra plana e inmóvil. Todo ese tiempo anterior ha supuesto la coartada para lanzarnos a la búsqueda del Diseñador, del Creador. Y es ahora cuando el terraplanismo adquiere toda su significación. Abandonamos el debate de la geometría terrestre para adentrarnos en la naturaleza misma de este Universo, un universo en el que todo cuánto existe parece haber sido creado para nuestra satisfacción y comodidad; un universo que solo el hombre puede observar, comprender a nivel funcional, admirar.

El terraplanismo ha jugado el papel de una plataforma desde la que hemos sido lanzados a un ámbito superior que transciende las formas, las apariencias… Quedarnos en esta plataforma sería no haber comprendido el objetivo de este apasionante debate.

Todo lo ha creado de la mejor manera. Comenzó la creación del hombre –insan– del barro. Luego hizo que su descendencia se produjera a partir de una célula transportada en un agua salobre. Luego lo preparó e insufló en ello Su Ruh, y os dio el oído, la vista y el Fuad. ¿Qué poco es lo que agradecéis! (Corán, sura 32, aleyas 7-9)

APROXIMACIÓN A LA COSMOLOGÍA CORÁNICA:

El Corán nos detalla con 8 verbos o formas verbales la naturaleza plana, inmóvil y estable de la Tierra, y sitúa al Sol y a la Luna por encima de ésta fluyendo, nadando sin cesar:

1.

Es Allah Quien ha hecho para vosotros la Tierra un lugar fijo, inmóvil y estable -قَرَارًا- y el cielo una edificación. (Corán, sura 40, aleya 64)

El verbo qar-ra -قَرَّ- significa –establecido, se ha hecho firme, inmóvil, estacionado, calmo, quieto; continúa, permanece en el mismo lugar.

2.

El que ha hecho para vosotros que la Tierra sea una planicie -مَهْدًا- y ha puesto en ella caminos para que podáis guiaros. (Corán, sura 43, aleya 10)

El verbo mahada -مهد- significa –cuna, cama, lugar plano y regular preparado para dormir, algo extendido en el que uno se puede acostar o sentarse.

3.

Y cómo hemos extendido -مَدَدْنَاهَا- la Tierra y hemos puesta en ella cordilleras en su lugar preciso. (Corán, sura 50, aleya 7)

Después de eso extendió -دَحَاهَا- la Tierra. (Corán, sura 79, aleya 30)

El verbo mad-da -مدَّ- significa –extender algo estirándolo.

4.

Hemos extendido -فَرَشْنَاهَا- la Tierra. ¡Y de qué excelente manera! (Corán, sura 51, aleya 48)

El verbo farasha -فرش- significa –extender algo, expandirlo.

5.

Allah ha hecho para vosotros que la Tierra sea un amplio lugar extendido -بِسَاطًا- 20 para que podáis recorrerla por caminos y desfiladeros. (Corán, sura 71, aleyas 19-20)

El verbo basata -بسط- significa –algo que ha sido extendido.

6.

¿Acaso no hemos hecho de la Tierra un lugar extendido -مِهَادًا- en el que os sea fácil vivir? (Corán, sura 78, aleya 6)

El verbo daha دحى- o دحو- significa –extender algo, lo que ha sido extendido.

7.

¿Y en la Tierra, y en cómo ha sido extendida -سُطِحَتْ-? (Corán, sura 88, aleya 20)

El verbo sataha -سطح- significa –extender, expandir (hizo un techo plano para la casa).

8.

¡Por la Tierra que ha sido extendida -طَحَاهَا-! (Corán, sura 91, aleya 6)

El verbo taha طحى- o طحو- significa –extender, expandir, estirar.

Todos ellos hablan de inmovilidad y de una superficie plana, extendida, expandida. Y eso es lo que vemos y sentimos –esa es nuestra experiencia cotidiana.

Por el contrario, cuando se mencionan en el Corán al Sol y a la Luna, los términos utilizados indican siempre movimiento. Y también eso es lo que vemos –dos astros en un continuo fluir.

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