Recep Tayyip Erdogan: el asesino de Nueva Zelanda y el Estado Islámico están cortados de la misma tela – Washington Post, 19 marzo 2019
Recep Tayyip Erdogan – presidente de Turquía
Nos preguntamos por qué Erdogan utiliza el Washington Post para difundir sus opiniones (no es la primera vez que lo hace) en vez de crear, como ha hecho Rusia –Russia Today y Sputnik entre otras, sus propias plataformas informativas con proyección internacional. Estar en posesión de estas potentes pantallas mediáticas es lo que marca a un país con el sello de la soberanía. No obstante, Erdogan no ha necesitado, como Theodore Kaczynski, mandar paquetes bomba a personalidades académicas para que el Washington Post le publique sus segregaciones egóticas sin contenido alguno. En cuanto que fiel aliado de los Estados Unidos y de la CIA (el nuevo propietario del “prestigioso” periódico a través del dueño de Amazon, Jeff Bezos), tiene luz verde para apoyar, con su literatura mal traducida al inglés, el actual estado de cosas. Veamos el artículo completo:
Cincuenta personas inocentes perdieron la vida en los ataques terroristas de la semana pasada en Christchurch, Nueva Zelanda. Docenas de otros musulmanes, que se habían reunido en las mezquitas locales para realizar la oración del viernes, resultaron heridos en el asalto. Hay muchas referencias históricas sobre las armas del asesino y el manifiesto que el presunto terrorista publicó en internet. El número de veces que mencionó tanto a Turquía como a mí mismo resulta curioso y merece una consideración más profunda.
Ya el nombre de la ciudad donde tuvo lugar la masacre, Christchurch (“Iglesia de Cristo”), dice mucho sobre ese país y sobre su posición fundamentalista con respecto a la religión. Por otra parte, el número de veces que se menciona a Turquía y a su presidente no es, sino una cortina de humo más que se utiliza como un medio de crear confusión y promover la ambigüedad para que dos semanas más tarde deje de ser noticia y caiga irremisiblemente en el saco del olvido. Hemos visto este proceso en miles de ocasiones. Otra bomba de humo, esta vez todo un logro de los “expertos” en preparar atentados, ha sido lanzada en forma de “manifiesto” –bla, bla, bla. Ahora los “terroristas” firman sus atentados con sesudos estudios sociológicos. El cinismo occidental no tiene límites.
Tras el ataque de Nueva Zelanda, las autoridades turcas descubrieron que Brenton Harrison Tarrant, el presunto pistolero, había visitado Turquía dos veces en 2016 y había pasado un tiempo en varias partes del país. Además, establecimos que Tarrant viajó a otros lugares, entre ellos Marruecos, Israel y Croacia. La inteligencia turca y varios cuerpos policiales, en cooperación con Nueva Zelanda y otros, continúan en sus esfuerzos por arrojar luz sobre el lamentable suceso y para prevenir ataques futuros.
Esta declaración de Erdogan nos recuerda al caso Khashoggi –antes de entrar la policía turca en el consulado saudita en Estambul, ya sabía todo con respecto al asesinato, hasta entonces desaparición, del columnista del Washington Post. ¿Cómo en menos de 24 horas saben que el pistolero de Christchurch había estado dos veces en Turquía, en varias partes del país? ¿Cómo saben que estuvo en Marruecos, Israel y Croacia? ¿Se trata de uno de sus hombres? ¿Uno más de los agentes comodín que la CIA tiene deambulando por todo el mundo? Las desafortunadas declaraciones de Erdogan destapan la trama antes incluso de que la policía presente un posible escenario.
El presunto autor de la masacre de Christchurch intentó legitimar sus puntos de vista distorsionando la historia y la fe cristiana. Buscó plantar semillas de odio entre los hombres. Como líder que ha enfatizado repetidamente que el terrorismo no tiene religión, idioma o raza, rechazo categóricamente cualquier intento de asociar los ataques terroristas de la semana pasada con las enseñanzas, la moral o las máximas del cristianismo. En todo caso, lo que sucedió en Nueva Zelanda fue el producto tóxico de la ignorancia y el odio.
Sr. Erdogan, no se preocupe por defender al cristianismo –se basta a sí mismo. Sus socios, los suyos, Sr. Erdogan, lo defienden. Dividieron Sudán para darles a los cristianos de aquel país un buen trozo de tierra independiente. Mejor le iría al mundo si se preocupase usted por los musulmanes. ¿Qué le parecería obligar a Francia, a UK o a Italia a cederles a los musulmanes que viven allí una parte de su territorio? ¿Le resultaría una tarea imposible? Entonces quédese en su Puerta Sublime y deje de sacarles brillo a sus zapatos.
Lo que sucedió en Christchurch ha sido el producto tóxico de la ignorancia y el odio de las sociedades occidentales cristianas, que han sucumbido a la cosmogonía atea y materialista del deep state –el gran consorcio que dirige Iblis.
Esta no es la primera vez que el pueblo turco ha sido testigo de una gran distorsión de la historia en manos de terroristas. Viendo la historia a través de la lente de su ideología radical, el autoproclamado Estado Islámico, una organización terrorista que ha matado a miles de civiles predominantemente musulmanes en los últimos años, pidió la «reconquista» de Estambul, como el atacante de Christchurch, quien se comprometió en su manifiesto a lograr que esta ciudad sea «legítimamente cristiana, una vez más». El Estado Islámico también se comprometió a destruir a la República de Turquía, una de las razones por las cuales las tropas turcas han atacado tan duramente al grupo terrorista en Siria.
¿Le ha dado a la botella últimamente, Sr. Erdogan? ¿Pero de qué demonios está hablando? Fue usted, por orden de sus “aliados”, los que le montaron el golpe de estado, quien permitió que esos terroristas llegasen a Siria e Iraq atravesando el territorio turco. Fue usted quien les proveyó de armas fabricadas en los países de la OTAN con el propósito de derrocar al legítimo gobierno de Siria y quedarse, de paso, con un buen trozo del país. Estambul no puede convertirse en Constantinopla porque ya lo es –miembro de la OTAN, petición de ingresar en la Comunidad Europea cristiana… ¡Qué mal destino el que te estás ganando!
En este sentido, debemos establecer que no hay absolutamente ninguna diferencia entre el asesino que mató a personas inocentes en Nueva Zelanda y los que han cometido actos terroristas en Turquía, Francia, Indonesia y otros lugares.
Exactamente, ninguna diferencia. Te voy a explicar algo con respecto a la historia, disciplina ésta que pareces conocer muy bien. En 1850 el Imperio Otomano había contraído una deuda con la banca judía británica imposible de pagar; y al ejército musulmán otomano lo entrenaban asesores militares de Francia, Italia y Alemania. En 1922, en un alarde de fe y de coraje, el último Sultán, Mehmed VI, abandonó Turquía en un barco de guerra británico, Malaya, con rumbo a la isla de Malta. Pasó sus últimos días en la veraniega ciudad italiana de San Remo. Y eso mismo es lo que estás haciendo tú, la misma traición a la ummah de Muhammad (s.a.s).
A los cristianos los protegen los gobiernos de las sociedades cristianas, Occidente. ¿Quién protege a los musulmanes en el mundo? ¿Qué espada hay detrás de ellos defendiendo su avance? ¿La tuya? Tu espada es una cruz, no tiene forma de media luna.
Y ahora explicaré lo que encierra y encubre toda vuestra hipocresía. Existe el terrorismo, más no los terroristas. Fue Nerón quien mando incendiar Roma para tener una cuartada que justificase la masacre de cristianos que pensaba llevar a cabo. Desde entonces no habéis dejado de quemar romas y de matar a creyentes. Sois vosotros los incendiarios; sois vosotros los maquinadores, los fabricantes del terrorismo.
Después de los ataques del Estado Islámico, no faltaron políticos y comentaristas occidentales que culparan de los actos de terrorismo más deplorables al Islam y los musulmanes, personas cuyas opiniones están muy en línea con el senador australiano Fraser Anning. En ese momento, nos opusimos a la asociación de nuestra fe con el terrorismo y nos comprometimos a rechazar cualquier intento por parte de los terroristas de secuestrar nuestra religión. Desafortunadamente, la islamofobia y la xenofobia, entre otras prácticas incompatibles con los valores liberales, se encontraron con el silencio en Europa y otras partes del mundo occidental. No podemos permitir que ocurra esto de nuevo. Si el mundo quiere prevenir ataques futuros similares a los de Nueva Zelanda, debe comenzar por entender que lo que sucedió fue el producto de una campaña de difamación coordinada.
Fíjese, Sr. Erdogan, en quién tiene en sus cárceles y verá una de las fuentes de donde mana la islamofobia. ¿Es a eso a lo que llama “valores liberales”? ¿Es así como se denominan ahora los valores del Islam, la objetividad de Allah el Altísimo? Sus palabras son intimidadoras, duras, directas… Imaginamos a Jacinda Ardern temblando aterrorizada ante sus amenazas.
(14) Cuando se encuentran con los que creen, declaran: “Creemos,” pero cuando están a solas con sus shayatin, dicen: “Tened por seguro que somos de los vuestros. Tan sólo nos estábamos burlando.”
Qur-an 2 – al Baqarah
No hace falta decir que el pueblo turco no abandonará su patria centenaria porque los terroristas lo exijan. Tampoco permitiremos que asesinos desquiciados nos convenzan para que nos adentremos en cualquier comunidad, nación o grupo religioso. Heredero del Imperio Otomano, que fue miembro de la familia de naciones europeas durante siglos, Turquía se unió a la alianza contra el terrorismo inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Al unirnos a la OTAN hace más de 60 años, consideramos nuestro objetivo estratégico convertirnos en miembro de pleno derecho de la Unión Europea. De la misma manera, continuaremos cooperando con nuestros amigos y aliados en la lucha contra todos los grupos terroristas.
El suyo, Sr. Erdogan, sí que es todo un manifiesto Christchurch. No hace falta que insista, todo Occidente está convencido de que tan sólo se estaba burlando. Si después de prepararle un golpe de estado con asesinato presidencial incluido; si después de que le tiraran a la cara la carpeta con su petición de entrada en la UE; si después de que fuerzas israelís asesinasen a 7 turcos que llevaban ayuda humanitaria a Palestina y usted se limitase al acostumbrado y patético puñetazo encima de la mesa; si después de la ayuda militar estadounidense a los grupos subsidiarios del PKK… se ha rebajado hasta el punto de publicar este artículo en el Washington Post, este vergonzoso y humillante manifiesto anti Islam y pro Occidente cristiano, y aun así no ha logrado disipar toda sospecha de ser un “infiel”, entonces más vale que se tome unas largas vacaciones en San Remo.
Tras la masacre de Christchurch, Occidente tiene ciertas responsabilidades. Las sociedades y los gobiernos occidentales deben rechazar la normalización del racismo, la xenofobia y la islamofobia, que ha ido en aumento en los últimos años. Es crucial establecer que tales ideologías retorcidas, como el antisemitismo, equivalen a crímenes contra la humanidad. Además, debemos arrojar luz sobre todos los aspectos de lo que sucedió y comprender plenamente cómo se radicalizó el terrorista y sus vínculos con los grupos terroristas para prevenir futuras tragedias. Finalmente, todos los líderes occidentales deben aprender del valor, el liderazgo y la sinceridad de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, para abrazar a los musulmanes que viven en sus respectivos países.
¿Por qué, Sr. Erdogan, está usted en contra de la islamofobia? Desde nuestro punto de vista no hay nada más coherente teniendo en cuenta el credo cristiano, católico o protestante. ¿Cómo podría una comunidad cristiana aceptar en su seno a unos herejes que afirman que Isa (su Jesús) no murió en la cruz; que no resucitó al tercer día; que no es Dios ni hijo de Dios; que no hay trinidad…? Al mismo tiempo ¿Cómo podrían los musulmanes convivir con una gente que dice “tres” cuando el Qur-an dice: “No digáis tres, abandonad de una vez ese discurso”? ¿Cómo podrían los musulmanes convivir con una gente que dice que Isa es Dios y es hijo de Dios? La pregunta aquí, Sr. Erdogan es ¿qué hacen millones de musulmanes viviendo y educando a sus hijos en territorios cristianos, cuya verdadera religión es el ateísmo? ¿Por qué no están en sus países? ¿Por qué han preferido el infierno al paraíso? ¿No le resulta extraño? Millones de turcos viven fuera de Turquía. ¿Le parece lógico, Sr. Erdogan, que tengan que luchar para poder construir mezquitas en Alemania o en los Estados Unidos cuando en Turquía las hay a miles? La respuesta es trágica –en Turquía, como en el resto de países musulmanes, el Islam está prohibido. Los niños musulmanes siguen los programas educativos occidentales. Las telenovelas turcas, todo un éxito en los países musulmanes, apoyan la forma de vida occidental, apoyan la fornicación y el adulterio, la ingestión de bebidas alcohólicas y toda la cosmología judía. En ese caso, siempre será más coherente vivir en Nueva York que en Estambul. En contra del consejo coránico se ha sentado usted con judíos y cristianos y ahora apoya su agenda porque la agenda del Islam le resulta aborrecible.
El antisemitismo está recogido en el Qur-an:
(120) No estarán complacidos contigo los yahud (judíos) ni los nasara(cristianos) hasta que no sigas su mil-lah (su creencia y forma de vida). Di: “La guía de Allah es la verdadera guía.” Si siguieras sus deseos después del conocimiento que has recibido, no tendrías quien te protegiera de Allah.
Qur-an – al Baqarah
Y también usted:
(16) Son los que han vendido la guía a cambio del extravío, mas su comercio no les ha reportado ningún beneficio ni están guiados. (17) Son como aquel que enciende un fuego y cuando alumbra lo que está a su alrededor, Allah se lleva su luz y los deja en las tinieblas, sin ver ni comprender. (18) Sordos, mudos y ciegos, ¿cómo podrán volver al camino?
Qur-an 2 – al Baqarah