El rizoma proteínico

Le resulta imposible al hombre salirse de su estructura lineal. Dijo el poeta: “Se hace camino al andar,” y tomó la precaución de no utilizar la forma plural de este sustantivo, ya que el hombre solo puede caminar por un camino -solo puede seguir una senda, una línea, aunque sea sinuosa. Se asemeja, pues, a una cadena de aminoácidos y le resulta por ello difícil de comprender las funciones que desarrolla una proteína, una estructura tridimensional, rizomática.

No hubo mayor fracaso en el mundo del circo que la introducción de varias pistas en las que los artistas desarrollaban sus actividades al mismo tiempo. Y ello porque los gestores circenses no entendían que el hombre es lineal, aminoacídico y por lo tanto solo puede estar en un mismo sitio a la vez. Su capacidad perceptiva no es cuántica, no es proteínica. Si observa atentamente lo que ocurre en una pista, no puede -al mismo tiempo- disfrutar de lo que ocurre en otra o en otras, ya que la concentración todavía es más lineal que una simple mirada.

Y piensa el hombre que los escenarios cuánticos son propios únicamente del mundo subatómico. Obviamente, se trata de una apreciación errónea, ya que toda la creación es cuántica a todos los niveles. Se despliegan ante nosotros infinidad de caminos, pero solo podemos caminar por uno y si decidiéramos caminar por otro, deberíamos para ello abandonar el anterior.

Según ciertas transmisiones, habría en algún lugar de China escuelas en las que un grupo de alumnos escrupulosamente seleccionados serían capaces de escribir al mismo tiempo un texto con la mano derecha y otro diferente con la mano izquierda, pero probablemente se trate de algún tipo de leyenda, de historias fantásticas nunca comprobadas, ya que, tal y como nos lo muestra la experiencia cotidiana, el hombre no puede realizar de forma consciente y a la vez dos actividades distintas. Si llevamos a cabo una de ellas con plena consciencia y concentración, la otra se irá desarrollando automáticamente. Y todavía no hablamos, sino de dos actividades, mientras que la proteína realiza millones de funciones al mismo tiempo en espacios diferentes. Y ello nos lleva a una comprensión lineal de la proteína y de todo cuanto nos rodea.

Cuando estudiamos historia, lo hacemos siempre de forma cronológica, lineal, aminoacídica. Vamos analizando los acontecimientos que tuvieron lugar en un tiempo determinado y en una geografía específica. Sabemos que al mismo tiempo ocurrían millones de acciones en toda la Tierra, pero no podemos interconectarlas y observarlas al mismo tiempo -abandonamos la batalla de Lepanto y nos dirigimos a la corte del rey francés reunido con sus asesores. Son dos pistas diferentes. No podemos estar en las dos al mismo tiempo con plena consciencia y concentración. La realidad es cuántica, pero nuestra percepción es lineal.

Mas ¿qué nos impide unir todos esos escenarios en una sola pista, como si se tratase de una sola acción? Nos lo impide la consciencia, y ello porque en la vida de este mundo la consciencia es un punto, un foco de luz que ilumina el espacio que ocupa un solo acontecimiento. Si dirigimos esa luz a cualquier otro suceso, la consciencia dejará de iluminar al primero. Puntos suspensivos, linealidad. Solo podemos estar en un sitio a la vez, en un punto, en el espacio que ilumina la consciencia. Vivimos en una realidad cuántica, que percibimos linealmente.

Sin embargo, a lo largo de nuestra vida hemos ido acumulando infinidad de datos, datos que han ido conformando una biblioteca. O quizás deberíamos decir un rizoma, ya que hay entre todos ellos algún tipo de enlace o conexión. Mas no podemos servirnos de todos esos datos a un mismo tiempo. Solo podemos fijar nuestra atención en una sola pista. A la memoria RAM traemos informaciones que están almacenadas en el disco duro -una a una, linealmente.

Ahora podemos entender mejor por qué nos resulta imposible proyectar una imagen que contenga la omnipresencia de Dios, ya que el Altísimo es -a modo alegórico- proteínico y no aminoacídico como nosotros. Él crea rizomas, pues en Su consciencia todo ocurre al mismo tiempo y en el mismo espacio -algo inabarcable para el hombre en este mundo. Mas en el Otro, tras la muerte y el resurgimiento, podría haber una ampliación de la consciencia, una consciencia proteínica a través de la cual podrían desarrollarse todas las capacidades que en potencia existen en el “programa hombre”.

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