Un estudio del MIT encuentra una «relación significativa» entre la vacuna contra el Covid y el paro cardíaco

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Matt Agorist para Free Thought Project

Un estudio publicado en “Nature Journal Scientific Reports”, realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad Ben Gurion en Israel, plantea graves preocupaciones sobre las vacunas obligatorias contra el COVID-19. Los investigadores han comprobado que la vacuna contra el COVID-19 aumenta significativamente las complicaciones cardíacas en adultos jóvenes de 16 a 39 años.

Los investigadores realizaron pruebas con el objetivo de averiguar si había una diferencia entre los efectos cardiovasculares adversos, como la coagulación de la sangre (por ejemplo, trombosis de la arteria coronaria), el síndrome coronario agudo, el paro cardíaco y la miocarditis causada por una infección por COVID-19, frente a una reacción adversa a una de las múltiples vacunas COVID-19 actualmente en uso.

Citan en su artículo el aumento del número de casos adversos registrados en varios sistemas de control, incluido el Sistema de Informes de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS) en los Estados Unidos, el Sistema de Tarjeta Amarilla en el Reino Unido y el sistema EudraVigilance en Europa. Lo que encontraron debería dar que pensar a cualquiera que abogue por la vacunación obligatoria.

“Aunque no se establecen relaciones causales, los hallazgos plantean serias dudas con respecto a los efectos secundarios cardiovasculares graves no detectados inducidos por la vacuna y subrayan una relación causal ya establecida entre las vacunas y la miocarditis, una causa frecuente de paro cardíaco repentino en personas jóvenes”, escriben los investigadores. “La vigilancia de los posibles efectos secundarios de la vacuna y los resultados del COVID-19 deben incorporar los datos que tienen los servicios de urgencias y otros datos de sanidad para identificar tendencias en la salud pública (por ejemplo, aumento en las llamadas a urgencias) e investigar de inmediato las posibles causas subyacentes”.

Una de las principales explicaciones del observado aumento de los resultados adversos cardiovasculares durante la pandemia fue que se debieron únicamente a la COVID-19 y en absoluto a las inyecciones. Sin embargo, este estudio contradice esa estimación ya que encuentra que, aunque los paros cardíacos aumentaron cuando se compararon 2019 y 2020, aún se ha observado una relación estadísticamente significativa con la vacuna.

“El principal hallazgo de este estudio se refiere al aumento de más del 25 % tanto en el número de llamadas a causa de paros cardíacos y síndromes cardíacos agudos de personas en el grupo de edad de 16 a 39 años durante el lanzamiento de la vacuna COVID-19 en Israel (enero-mayo de 2021), en comparación con el mismo período de años anteriores (2019 y 2020).

Según el estudio, los investigadores no encontraron un aumento en las complicaciones cardíacas solo por el COVID-19, diciendo que «al mismo tiempo, no se observa una relación estadísticamente significativa entre las tasas de infección por COVID-19 y el número de llamadas a causa de paros cardiacos y síndromes cardíacos agudos».

Las investigaciones encontraron que no hubo un aumento significativo en los efectos adversos cardiovasculares hasta después del lanzamiento de la vacuna. “Además, existe una relación sólida y estadísticamente significativa entre el número de llamadas semanales a urgencias a causa de paros cardíacos y síndromes cardíacos agudos, y las tasas de primera y segunda dosis de la vacuna administradas a este grupo de edad”, afirman, y señalan que sus hallazgos reflejan relaciones similares en otros países. Estos resultados también se reflejan en un informe del aumento de visitas al servicio de urgencias por problemas cardiovasculares durante la implementación de la vacunación en Alemania, así como un aumento de las llamadas al servicio de urgencias por incidentes cardíacos en Escocia.

El estudio también encontró que la mayoría de los eventos cardíacos adversos siguieron más de cerca la segunda dosis de la vacuna en comparación con aquellos que solo recibieron la primera inyección.

Con este estudio y los anteriores, junto con la publicación de los propios documentos de Pfizer, cualquiera que continúe silenciando a quienes hablan de ello terminará en el lado equivocado de la historia.

Los verificadores de hechos que, durante 2 años, ayudaron a silenciar a las personas por simplemente hacer preguntas, tendrán las manos manchadas de sangre. Los principales medios de comunicación, que pidieron encarcelar a las personas por negarse a tomar esta vacuna, serán responsables de su sumisión ciega a las grandes farmacéuticas. Los políticos que dieron decenas de miles de millones de dólares de los impuestos a estas empresas pasarán a la historia marcados con el estigma de la mentira. Los que imponen mandatos y desean la muerte de los no vacunados perderán toda credibilidad.

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SONDAS: Cada vez se habla menos de Ucrania. Las noticias que nos llegan son como ecos cada vez más débiles de explosiones y estallidos; de una guerra fabricada, en la que, de nuevo, es en los medios de comunicación donde se libran todas las batallas. Y cada vez escucharemos menos noticias de este conflicto ruso-ucraniano. Nos han dado un respiro, pues el deep state “aprieta, pero no ahoga” y pronto llegará la segunda pandemia, producto de esto y aquello, de las causas más peregrinas y absurdas. Serán virus nuevos o variantes de los que ya nos dejaron sus huellas en los pulmones, en el corazón, en el estómago, absorbiendo todas las enfermedades posibles, todos los tipos de gripes.

No sabían cuánto tiempo podían mantener el tema de Ucrania, así que se adelantaron a los acontecimientos diciéndonos que el Covid-19 había sucumbido frente a las vacunas y que la gripe había vuelto, lo cual nos hace sospechar que la gripe ha sido cómplice de esta pandemia. O quizás deberíamos pensar que el cinismo y la desfachatez han llegado a tal grado que los manipuladores te restriegan sus farsas por la cara y tú debes aceptar la nueva situación creada, en la que las gripes deben esperar tiempos mejores para poder abalanzarse sobre la indefensa humanidad. O quizás sea tiempo de reflexionar y no volver a hacer el payaso poniéndonos mascarillas o vigilando que nadie se acerque a nosotros más de metro y medio. Mas, sobre todo, no poniendo nuestro hombro para recibir nuevos pinchazos, nuevas substancias.

¿Seremos capaces de resistir a la propaganda de los medios de comunicación? ¿Sucumbiremos? Ahora ya sabemos cómo funciona –los expertos internacionales, los CDCs, los ministros de sanidad, la OMS… comenzarán todos ellos a amedrentarnos con virus más contagiosos, con variantes más agresivas, con enfermedades más graves, con una necesidad imperiosa de vacunarnos… condimentada la salsa con un cierto grado de criticismo, pues, como ya decían los escolásticos, lo que mucho demuestra, no demuestra nada. Hace falta un poco de contraste para crear en las masas la sensación de veracidad en las noticias que les llegan.

Mas no han quedado muchos indicios de que la gente vaya a reaccionar de forma sabia, reflexiva. La primera pandemia y la guerra de Ucrania han puesto en evidencia el altísimo grado de dependencia que los ciudadanos occidentales sufren con respecto a sus gobiernos, al sistema bancario y a sus consignas de poder. Y ello por el irracional e irreflexivo miedo a la muerte, un miedo que atenaza el corazón y el entendimiento. Cuando un coche atropella a un perro, éste se agita desesperadamente y trata de levantarse y de correr, aunque tenga las patas destrozadas. Se trata, en última instancia, de vivir, de vivir a toda costa, aunque sea arrastrándose, intubándose, vacunándose… Y ¿si la muerte fuese la puerta de salida a otra forma de vida, a otros escenarios existenciales?

Mas el hombre solo se fía de lo que tiene en la mano. Quiere la inmortalidad en este mundo y la quiere con la misma irracionalidad e irreflexión con la que rechaza la muerte. ¿Acaso no se ha fijado en que todo cuanto existe en la vida de este mundo es soportable únicamente si tiene un final? Quizás no se ha fijado en ello; quizás esa irracionalidad y esa irreflexión le lleva a dar tumbos, a ir de una desgracia a otra, de un absurdo a otro.

La segunda pandemia ya está anunciando su llegada y la gente está sacando sus mascarillas del armario y preparando su hombro para recibir un poco de inmortalidad.