Este tipo de imágenes y de mensajes son los que han ido configurando desde la niñez nuestra visión de la historia, de la vida y del universo. Una visión tan estúpida y mediocre como la capacidad lógica y racional de quienes la han propagado –antes de controlar el fuego y servirse de él, ¿cómo soportaban el frío con ese taparrabos?

El fuego implica civilización, conocimiento y poder, tres cosas en las que no estaba interesado el bashar (todas esas denominaciones como homo erectus, neandertal, homo sapiens… intentan encubrir una realidad muy diferente a la de la evolución). El control del fuego implica metalurgia, cerámica, una dieta alimenticia en la que están incluidos los cereales, las hortalizas y la carne. El fuego significa navegación, calafateado, comercio y expansión. Todos los escenarios a los que puede dar lugar el fuego pertenecen a la era insánica. (ver apéndice G, apartado IV y referencia F4).

El siguiente artículo de Wikipedia es una exposición de las pruebas que presenta la corriente general de la “akademia” para determinar que el hombre controló el fuego hace más de un millón de años.

El control del fuego por los primeros homínidos fue un punto de inflexión en su evolución cultural y permitió que proliferaran debido a la mejora en la absorción de proteínas e hidratos de carbono que proporcionaba la cocción, además de permitir la actividad en horas nocturnas y de proporcionar protección frente a los depredadores.

Se están utilizando conceptos modernos para describir las bendiciones del fuego sobre comunidades que vivieron hace cientos de miles de años (no conocemos en qué condiciones climáticas vivían, ni la fauna ni la flora). Se habla de “evolución cultural”. ¿Cuál era su cultura? ¿Para qué necesitaban el fuego? Nosotros lo necesitamos y ello nos lleva a concluir que todos lo necesitan, ya que no podemos imaginarnos una sociedad humana sin fuego. Sin embargo, las tribus de la isla Centinela en el sur de la India, siguen viviendo sin fuego. Cada entidad viva en la Tierra ha surgido de una semilla específica que le ha dado sus características inamovibles. No hay evolución ni adaptación, sino ámbito de variación. Tampoco hay mezcla entre diferentes especies –si la hubiera, lo que saliese sería estéril y no podría pasar a sus descendientes su carga genética.

No obstante, lo más sorprendente de esta introducción es el presupuesto de que el fuego les permitiría cierta actividad en horas nocturnas. De nuevo el guiño hollywoodense –con antorchas en mano podrían guiarse hasta dar con alguna cueva-discoteca o, los más laboriosos, dedicarse al pluriempleo.

Las primeras evidencias de uso del fuego por seres humanos provienen de diversos yacimientos arqueológicos en África Oriental, tales como Chesowanja, cerca del Lago Baringo, Koobi Fora, y Olorgesailie en Kenia. Las pruebas halladas en Chesowanja consisten en fragmentos de arcilla roja de una antigüedad de 1.42 millones años. Ensayos realizados en los fragmentos encontrados en el lugar muestran que la arcilla debió haber sido calentada a 400 °C para endurecerse

Según leemos el texto comprobamos más bien que no hay ninguna evidencia –fragmentos de arcilla roja de 1.4 millones de años… ¿Cómo podemos secuenciar su historia? ¿De qué ensayos se está hablando? Así que sabemos que esos trozos de arcilla roja fueron calentados a 400 °C hace más de un millón de años… ¿Y nada más? ¿Eso es todo lo que se ha encontrado? Si el hombre de aquel hubiera utilizado el fuego, habría “evidencias” por todas partes, y no sólo unos trozos de arcilla. Según sus propias dataciones, los primeros objetos de barro moldeado se remontan al período Gravetiense (Paleolítico Superior) y se trata de pequeñas representaciones femeninas como la llamada Venus de Dolní Vestonice datada entre 29000 – 25000 a.E.  Sin embargo, es en el Neolítico (8000 a.E.) cuando aparece el espacio interior o vacío que dio origen a las primeras vasijas, usadas doblemente para cocinar sobre fuegos y para almacenar alimentos. ¿Qué se supone entonces que eran esos fragmentos de arcilla roja? ¿Fragmentos de pucheros en los que cocinaban? ¿Hace 1.4 millones de años? Control del fuego significa metalurgia, cerámica… ¿En qué tipo de recipientes cocinaba el “Homo erectus” hace millón y medio de años?

En Koobi Fora, en los sitios FxJjzoE y FxJj50, existen evidencias del control del fuego por parte del Homo erectus hace 1.5 millones de años, con el enrojecimiento de sedimentos que solo puede provenir de un calentamiento a una temperatura de entre 200 y 400 °C. Existe una especie de agujero de chimenea en un yacimiento en Olorgesailie, Kenia. Se han encontrado algunos restos microscópicos de carbón vegetal, pero pueden ser el resultado de un incendio de matorrales debido a causas naturales.

Sin duda que debieron ser las causas naturales las produjeran esos restos microscópicos de carbón vegetal. ¿A qué sedimentos se está haciendo alusión? ¿Cómo podemos rastrear los sucesos que acaecieron en ese o en cualquier otro lugar hace más de un millón de años? Para tener evidencia de que el hombre controlaba el fuego no hacen falta fragmentos de arcilla o sedimentos, ya que sus manifestaciones estarían por doquier –recipientes de cerámica, adornos de cerámica y hierro, utensilios metálicos y muchas otras.

En Gadeb, Etiopía, en el sitio 8E se han hallado fragmentos de toba volcánica que parecen presentar signos de quemaduras; es posible que algunas de las rocas puedan haber sufrido los efectos de actividad volcánica local. Estos se han encontrado junto con artefactos achelenses creados por el H. erectus.

El texto es realmente ingenuo y, al mismo tiempo, malicioso, pero no hay en él ninguna evidencia de que el hombre controlara el fuego antes del insan (ver referencias F4 y F8).

En el centro del valle medio del río Awash se han encontrado unas depresiones de forma cónica de arcillas rojas que podrían haberse producido a temperaturas de unos 200 °C. Se piensa que estas características podrían haber quemado tocones de árboles lejos de su lugar de origen. Se han encontrado rocas quemadas en el valle Awash, aunque en la zona también se encuentran trozos de toba volcánica.

Entonces ¿de qué evidencias se está hablando? El propio texto desmiente sus afirmaciones. El bashar no controlaba el fuego porque en su programa existencial no figuraban los elementos que van unidos a la producción y control del fuego.

La evidencia concluyente más antigua sobre control del fuego por parte de humanos se encontró en Swartkrans, Sudáfrica. El hallazgo consiste de varios huesos quemados, hallados en compañía de herramientas achelenses, herramientas de hueso y huesos con marcas de incisiones producidas por homínidos. En este yacimiento también se han encontrado algunas de las evidencias más antiguas de comportamiento carnívoro del H. erectus. Los depósitos quemados encontrados en la Cueva de los fogones en Sudáfrica se remontan de 200.000 a 700.000 años, al igual que la evidencia recolectada en otros yacimientos como la cueva Montagu (fechados con antigüedades de 58.000 a 200.000 años) y la desembocadura del río Klasies (120.000 a 130.000 años)

La prueba “concluyente” son unos cuantos huesos quemados. ¿Qué relación podría haber entre esos huesos y unas cuantas herramientas “achelenses”? El fuego se produce constantemente debido a fenómenos atmosféricos y a volcanes. Cuanto más nos remontemos al pasado más actividad volcánica encontraremos. Nada más normal que encontrar huesos, sedimentos, rocas, árboles… quemados. Por una parte, no podemos seguir la historia de esos lugares hasta fechas astronómicas –millón y medio de años. Por otra parte, eso no es control del fuego. Cuando hay control, hay manifestaciones.

A continuación, el texto deja de citar las evidencias y las da por hecho: “Los depósitos quemados encontrados en la Cueva de los fogones en Sudáfrica se remontan de 200.000 a 700.000 años, al igual que la evidencia recolectada en otros yacimientos como la cueva Montagu (fechados con antigüedades de 58.000 a 200.000 años) y la desembocadura del río Klasies (120.000 a 130.000 años)”.  ¿De qué evidencia recolectada se está hablando? ¿Qué tienen que ver las fechas mencionadas en las primeras citas de 1.5 millones de años y las que se mencionan ahora que van de 700.000 a 58.000 años?

Le evidencia más contundente proviene de las cataratas de Kalambo en Zambia, donde se han encontrado varios artefactos relacionados con el uso del fuego por parte de seres humanos, incluidos troncos chamuscados, carbón, zonas enrojecidas, tallos de pastos y plantas carbonizadas, y herramental que ha sido endurecido mediante el fuego. Este yacimiento ha sido datado entre 61.000 y 110.000 años. ​

El fuego fue utilizado para tratar piedras de silcreta para mejorar sus propiedades antes de ser convertidas en herramientas por la cultura Stillbayense.​ Este trabajo identifica el uso de esta técnica no solo en los yacimientos de Stillbay fechados con una antigüedad de 72.000 años, sino también en yacimientos que se remontan a 164.000 años.

Lo primero que llama nuestra atención, aparte del eufemismo “contundente”, es la drástica disminución en las fechas. Parece como si el texto ahora estuviera empeñado en demostrar que hace tiempo que el hombre utiliza y controla el fuego. Se estaba hablando de 1.4 y 1.5 millones de años. Ahora se dan fechas de 60.000, 70.000 y 100.000 años. Y es en estos periodos donde se encuentra la “evidencia más contundente”. El resto de detalles aparte de que hablan por sí solos, nos parecen fútiles.

En el siguiente artículo de la enciclopedia Británica se hace un repaso general sin entrar en detalles ni presentar evidencias. No obstante, queda bien definido el significado de “control” del fuego –iluminación, cocción de cerámica, metalurgia y otras técnicas como la producción de breas para el calafateado de los barcos. Todo lo demás no es control, sino relación.

La familiaridad con el fuego, como resultado de su fácil producción con métodos modernos, ha llevado a las civilizaciones modernas a pensar que siempre ha sido así. Sin embargo, de la misma forma que el control inicial del fuego fue esencial para el desarrollo de los seres humanos, desde los cazadores de la Edad de Piedra Antigua de los bosques tropicales hasta los primeros agricultores del Neolítico, el fuego ha sido esencial en todas las etapas del crecimiento de la civilización durante los siguientes 10.000 años. Desde el uso del fuego para cocinar los alimentos, limpiar la tierra y proporcionar calor e iluminación en cuevas o cabañas, se ha aplicado fuego a vasijas de barro para hacer cerámica y a piezas de mineral para obtener cobre y estaño, para combinarlos y hacer bronce (hacia el 3.000 a.E) y obtener hierro (hacia el 1.000 a.E). Gran parte de la historia moderna de la tecnología y de la ciencia podría caracterizarse como un aumento continuo en la cantidad de energía disponible a través del fuego y puesta bajo control humano.

En todos los artículos o monografías sobre el fuego se repiten los mismos tópicos sin que nadie parezca haber caído en la cuenta de los escenarios tan absurdos que se crearían si se desarrollaran esas teorías. En este caso, no obstante, el descenso temporal es drástico –12.000 años, 5.000 años y 3.000 años. Fechas éstas mucho más coherentes, que se sitúan plenamente en la era insánica.

La hipótesis más probable acerca de cómo se descubrió el fuego indica que probablemente fue reproduciendo actos propios de la naturaleza y adaptándolos. 

Esto posibilitó después la creación de técnicas que permitieron generarlo y mantenerlo, con el objetivo de poder cocinar alimentos, resguardarse del frío, etc. Se cree que la primera vez que el hombre vio fuego fue debido a un rayo de tormenta que incendió una superficie seca.

Las evidencias nos confirman que este elemento de la naturaleza llegó a producirse de manera intencionada y se sabe que el primer método fue el frotamiento de un palo con madera seca, pero también lo consiguió raspando rápidamente dos piedras, o rozando una cuerda contra una madera.

Una de las características comunes en estos artículos es siempre la ambigüedad del lenguaje que se utiliza. Hay como un malabarismo en su forma de enunciar posibles explicaciones a los fenómenos que analizan: “…actos propios de la naturaleza y adaptándolos”. ¿Cuáles son esos actos propios de la naturaleza? El hombre produce fuego por fricción. Incluso las cerillas y los mecheros funcionan por fricción –se golpea el pedernal (sílex, un tipo de cuarzo) contra un hierro o acero. En la naturaleza, en cambio, el fuego se produce por descargas eléctricas de los rayos o por las erupciones volcánicas. ¿Cómo entonces se adaptan esos actos propios de la naturaleza a la producción de fuego por el hombre?

Después, según el texto, se crearon técnicas que permitieron generarlo y mantenerlo. En principio, las técnicas de generarlo ya se habían conseguido al imitar a la naturaleza. Si bien, como ya hemos visto, la producción de fuego por el hombre no tiene nada que ver con la producción natural del mismo. No obstante, se continúa sin especificar a qué técnicas se refiere. En cuanto a su mantenimiento, parece ser otro problema, ya que implica una contradicción –si el Homo erectus desarrolló técnicas de producir fuego observando la naturaleza, no necesitaba mantenerlo, ya que siempre que lo necesitase, utilizando esas mismas técnicas, lo podría generar sin mayor problema. Sin embargo, todavía nos queda un escollo mayor por resolver. Para nosotros hay una clara relación entre la producción de fuego y la fricción, pues todos los sistemas que utilizamos en nuestra vida cotidiana para generarlo están basados, de alguna forma, en la acción de golpear o rascar un elemento contra otro. Sin embargo, imaginemos que solamente hemos visto fuego en la naturaleza, montes, campos, maleza… ardiendo. ¿Podríamos conocer sus propiedades a través de su mera observación? Lo primero que habría hecho el Homo erectus de haber existido y de haber tenido las capacidades cognoscitivas que se le presumen habría sido huir. Aun suponiendo que en alguna de esas situaciones fortuitas (la mayoría de los seres humanos nunca ha visto fuego producido por efectos naturales) este hombre hubiera cogido algunas ramas ardiendo y se las habría llevado a su cueva o choza o campamento, los posibles escenarios serían fáciles de imaginar:

1) La tribu se reúne entorno a las ramas ardiendo y ve como se consumen hasta extinguirse. El asunto acaba aquí.

2) Alguien de la tribu toca el fuego y se quema. ¿Deducirían por ello que en un futuro cuando sepan fabricar ollas de cerámica en las que cocer alimentos sobre el fuego, éste les será muy útil? ¿Podrán deducir el concepto de cocinar o hacer hervir algo al observar el fuego?

3) Un miembro de la tribu piensa que si arroja un animal sobre el fuego, éste se reblandecerá y facilitaáa su digestión. ¿No sería mucho pensar? Supongamos que lo piensa y lo hace –el propio animal apagaría el fuego o se le chamuscaría la piel. Lo más probable es que el resto de la tribu le mirase sorprendida tratando de imaginar qué es lo que quería decir con ese acto incomprensible.

4) Otro miembro de la tribu se da cuenta de que el fuego quema, calienta, y que este fenómeno podría servirles para no morirse de frío. En este caso, ¿debemos suponer que las temperaturas descendieron drásticamente el mismo día que esta tribu descubrió el fuego, lo tomo en ramas encendidas, descubrió que calentaba y de esta manera se salvaron de una extinción irremisible? Obviamente, no. Si el Homo erectus vivía en regiones frías, antes de descubrir el fuego se habría extinguido. De hecho, nunca habría llegado a existir, ya que el término bashar significa piel, el que tiene piel. Ello indica que los bashar nunca tuvieron pelo como los animales, como, por ejemplo, los monos y, por lo tanto, no habrían podido soportar temperaturas muy bajas, tan sólo las que se encontrasen dentro de su ámbito de variación. Las semillas bashar se fueron activando durante largos periodos de tiempo según iban variando los climas hasta hacerse propicios para la vida humana, teniendo en cuenta que no poseían la técnica de confeccionar vestidos de fibra vegetal ni la de curtir las pieles –iban desnudos como las tribus bashar que todavía hoy existen en ciertas regiones selváticas de América, África, Australia, India y Nueva Guinea. Muchas de ellas han entrado en contacto con el insan y utilizan el fuego, pero no lo controlan –no han desarrollado ningún tipo de metalurgia, ni producción de breas o de cerámica. Algunas, como las de la isla Centinela (India), ni conocen el fuego ni lo han utilizado nunca.

Ahora tenemos que suponer que todos estos escenarios ocurrieron de la misma forma en todas las tribus Homo erectus de la Tierra.

En cuanto a las técnicas de producción del fuego, ya hemos visto que cuando se trata del hombre, son siempre por fricción –un sistema que no existe en la naturaleza (descargas eléctricas o volcanes).

El ser humano, ya sea en su forma bashar o insan, no puede dar con ninguna técnica básica –son programas que se introducen en las capacidades cognoscitivas del hombre a través de la enseñanza, de la indicación. En el primer periodo –de Adam a Nuh– serán los malaikah los encargados de esta tarea. En el segundo periodo –de Nuh a Muhammad– serán los Profetas insan con los libros revelados los transmisores del conocimiento funcional necesario para la vida humana. Por otra parte, ya hemos visto la tremenda influencia de los yin en dunia y su constante interacción con los insan –todas las técnicas basadas en el fuego serán yínicas, ya que el insan, al igual que el bashar, está constituido de tierra, de barro, y por ello toda tecnología ígnea será destructiva para él. Para los yin, en cambio, el fuego es su medio, su médula, y su producción es natural en ellos. Muy probablemente, los bashar vieran los fuegos producidos por los yin en numerosas ocasiones, pero nunca lo controlaron, ya que se trataba de un elemento ajeno a su forma de vida y a su propia idiosincrasia. El control del fuego es parte de la sociedad insan y fueron los malaikah quienes les enseñaron a generarlo y a utilizarlo para desarrollar numerosas otras técnicas.