Putin se disculpa – Israel

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El Presidente de Rusia se disculpó con el Primer Ministro israelí por los controvertidos comentarios hechos por el Ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov.

Redacción RT News

Vladimir Putin se disculpó con Naftali Bennett por las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, durante las conversaciones telefónicas del jueves, informó la Oficina del Primer Ministro israelí. Lavrov hizo los controvertidos comentarios durante el fin de semana, sugiriendo que Adolf Hitler podría haber tenido ascendencia judía y que algunos de los antisemitas “más ardientes” son judíos.

“El Primer Ministro aceptó la disculpa del Presidente Putin y le agradeció por aclarar su actitud hacia el pueblo judío y la memoria del Holocausto”, dijo la oficina del Primer Ministro.

Si bien la lectura de las conversaciones publicada por el servicio de prensa del Kremlin no mencionó la disculpa, informaba que los dos líderes comentaron la importancia de las próximas celebraciones del Día de la Victoria “para ambos países, que preservan cuidadosamente la verdad histórica sobre los eventos de esos años y honran la memoria de todos los caídos, incluidas las víctimas del Holocausto”.

“El Presidente de Rusia recordó que de los seis millones de judíos torturados en guetos y campos de exterminio y asesinados por los nazis durante operaciones punitivas, el 40 por ciento eran ciudadanos soviéticos”, señaló el servicio de prensa del Kremlin. “A su vez, Naftali Bennett destacó la decisiva contribución del Ejército Rojo a la victoria sobre el nazismo”.

La controversia internacional fue provocada por el principal diplomático de Rusia el domingo cuando fue entrevistado por Mediaset de Italia. Lavrov confirmó que la “desnazificación” de Ucrania sigue siendo uno de los principales objetivos de la operación militar en curso contra Ucrania. Un reportero mencionó que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky era judío, lo que provocó los controvertidos comentarios de Lavrov. El diplomático sugirió que Hitler “tenía sangre judía”, y agregó que “los judíos sabios dicen que los antisemitas más ardientes suelen ser judíos”.

Antes de que aparentemente se resolviera al más alto nivel, el escándalo provocó un breve intercambio diplomático entre Rusia e Israel. El homólogo israelí de Lavrov, Yair Lapid, condenó enérgicamente los comentarios y exigió una disculpa.

“Los comentarios del Ministro de Relaciones Exteriores Lavrov son una declaración imperdonable e indignante, así como un terrible error histórico”, afirmó Lapid. “Los judíos no se suicidaron en el Holocausto. El nivel más bajo de racismo contra los judíos es acusar a los propios judíos de antisemitismo”.

La declaración de Lapid provocó una respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, que mencionó «trágicos ejemplos de cooperación entre judíos y nazis» durante el Holocausto, mencionando, entre otras cosas, los llamados ‘Judenrats’: consejos judíos establecidos en guetos que colaboraban con los nazis. Además, la ascendencia judía de cualquier presidente no puede ser una garantía contra los neonazis que levantan la cabeza, señaló el ministerio.

“Zelensky se esconde detrás de su propia ascendencia y cubre con ella a verdaderos neonazis, herederos espirituales y de sangre de los verdugos de su propio pueblo”, señaló el ministerio. “La ascendencia judía de un presidente no es garantía de protección contra el neonazismo desenfrenado en un país”.

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SONDAS: Hacen bien tanto Putin como Bennett en celebrar la victoria del Ejército Rojo sobre los nazis y la liberación de los campos de concentración que los alemanes habían instalado en Polonia. Y hacen bien porque ello les ha permitido a los judíos presentar un cheque en blanco en el que claramente se especifica que ellos son las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y por lo tanto tienen derecho a instalarse como país allí donde quieran, sin importar de quién sean estos territorios. Cada tres o cuatro años Hollywood hace una película con el director y los actores más relevantes del momento sobre el Holocausto para recordarnos lo del cheque en blanco y la justificada ascendencia del poder judío. A Rusia no le ha ido tan bien, pues Europa es, ante todo, nazi, como se está viendo en el apoyo que brinda a los nazis ucranianos y con la propia historia colonial de todos los países que conforman la UE.

Tanto Francia como el Reino Unidos, como España e Italia, intentaron dominar Europa y el mundo, como lo intentó Hitler, pero a ninguno de ellos les salió bien y tuvieron que refugiarse en la mentira democrática y el orden mundial que re-escribía la historia, culpando a un grupo llamado “nazi”, del que nadie recuerda ya que estaba formado por alemanes, todos ellos, los que votaron a Hitler y le alzaron al poder.

La carta de presentación de Putin a la hora de intentar formar parte del club europeo ha sido siempre la de su victoria frente a los nazis alemanes y, por lo tanto, su liberación de Europa. ¿Quién podría ser más digno de pertenecer a una Europa triunfante que la propia Rusia? Sin embargo, la historia que ha escrito Rusia al respecto no la ha leído nadie ni le ha interesado a nadie. Todo empezó con el desembarco de Normandía y la resistencia francesa, y la Unión Soviética quedaba asociada a los gulag, verdaderos reflejos de los campos de concentración nazis. Es decir, la Unión Soviética, Rusia, volvían a ser los grandes perdedores de la historia.

Mas Putin no ha cesado de reivindicar el glorioso papel que su país había jugado en esta contienda mundial, y ello sin cosechar el más mínimo reconocimiento por parte de la comunidad internacional. Ahora, tenía la oportunidad de apuntalar a su Ministro de Exteriores y aún de desvelar al mundo la verdadera historia de los judíos, y de paso eliminar algún que otro aspecto de la Gran Mentira.

La historia comienza con el profeta Lut, cuando por orden de su Señor abandona el valle de Beca, en el norte de Arabia, en el que se había instalado tras emigrar con el profeta Ibrahim de su tierra natal, y se dirige con su gente y su familia hacia el sur, hacia el actual Yemen. En el camino se le van uniendo los remanentes de las poblaciones que se habían establecido con su profeta tras la destrucción por parte del Altísimo de sus enclaves anteriores. Con todos ellos llega Lut a Misr, el centro urbano más importante del sur de Arabia. Al llegar, Lut recibe el nombre de Isra-il –“el que ha viajado por orden del Altísimo, de Allah”. A su gente se denominará, por tanto, los Banu Isra-il. Muchos años después llegarán a esta localidad Yusuf y su padre Yaqub, asi como sus hermanos –dos comunidades de creyentes que tras la muerte de Yaqub y de Yusuf comenzarán una rivalidad que acabará en enfrentamiento.

Un tiempo después se erige como gobernador de Misr un hombre llamado Firaun, quizás venido con su gente de otro lugar de Arabia. Durante el gobierno de esta familia, de la familia de Firaun, aparece la historia del profeta Musa, un bebé que es adoptado por el propio Firaun y que crecerá en su casa. Tras años de intrincados vericuetos vuelve a Misr por orden de su Señor y, finalmente, escapa con los Banu Isra-il de la tiranía de Firaun, llegando a la confluencia de los dos mares, atravesándola por el estrecho Bab al-Mandab y llegando a actual Djibouti, en la parte africana del Mar Rojo.

¿Quién son, pues, estos Banu Isra-il? Como ya hemos visto, son la gente de Lut, su familia y esos remanentes que se le van uniendo a lo largo de su camino, hasta llegar a Misr. Son árabes, miembros de tribus árabes, de grupos sedentarios y de grupos nómadas, que hablan lenguas derivadas del árabe. Entonces ¿quién son los judíos, los hadu y por qué se les ha dado esta denominación? Volvamos al comienzo de su historia.

Los hadu هادوا; es decir, la gente que abandonó Misr con Musa y todos aquellos que más tarde siguieron la creencia contenida en la Torá. Cuando salieron de Misr, eran conocidos como los Banu Isra-il, pero transgredieron tantas veces la Ley de Allah el Altísimo y tantas veces renegaron e incumplieron sus compromisos, para después volver de nuevo al camino de rectitud, que ellos mismos se autodenominaron los hadu, término éste que deriva del verbo, hada هادَ, hawada هَوَدَ en el origen, y que significa volver al bien desde el mal o al mal desde el bien, y también volver a la verdad, o arrepentirse y volver a la verdad, algo que como ya hemos dicho caracteriza perfectamente a los Banu Isra-il. De hecho, se den el nombre que se den, no han dejado de moverse en ese vaivén entre el bien y el mal desde que llegaron a Misr hasta hoy.

Veamos ahora cómo se acuñó ese nombre. Lo encontramos en la siguiente aleya:

(156) Decreta para nosotros lo bueno en esta vida y en Ajirah. A Ti nos volvemos arrepentidos después de haber estado en el error إِنَّا هُدْنَا إِلَيْكَ.” Dijo: “Aflijo con Mi castigo según Mi voluntad, pero Mi rahmah abarca todas las cosas. La decretaré para los que sean temerosos, para los que paguen la zakah y crean en Nuestras aleyas. Sura 7 – al ‘Araf

وَاكْتُبْ لَنَا فِي هَذِهِ الدُّنْيَا حَسَنَةً وَفِي الآخِرَةِ إِنَّا هُدْنَا إِلَيْكَ قَالَ عَذَابِي أُصِيبُ بِهِ مَنْ أَشَاء وَرَحْمَتِي وَسِعَتْ كُلَّ

شَيْءٍ فَسَأَكْتُبُهَا لِلَّذِينَ يَتَّقُونَ وَيُؤْتُونَ الزَّكَاةَ وَالَّذِينَ هُم بِآيَاتِنَا يُؤْمِنُونَ

En esta aleya vemos que no se utiliza el término hadu هادوا, sino el propio verbo –hudna هُدْنَا– para indicar la acción, la intención de volver al camino de rectitud después de haber estado en el error y en la transgresión. Es como si dijeran: “Queremos ser hadu, queremos volver arrepentidos al Din de Allah el Altísimo.” Finalmente, debido a que a ese grupo de los Banu Isra-il se les iba uniendo más gente, fueron adoptando ese nombre como el suyo genérico, si bien no se ha abrogado el de Banu Isra-il para hacer referencia a su verdadero origen.

Así pues, tenemos a los Banu Isra-il, a los que también se les conocerá por el nombre de hadu, judíos en la forma española, nombre que como hemos visto ellos mismos acuñaron para referirse a su intención de abandonar el mal y adherirse al bien. Y estas tribus árabes se establecerán por toda Arabia y la cornisa africana del Mar Rojo. Lo que les separa del resto de las tribus árabes no es su etnia o su raza, pues es la misma. Lo que les separa es el Libro, el Kitab, la Torá. Lo que les separa es su religión frente al paganismo de la mayoría de las tribus árabes.

Sin embargo, hay un fenómeno histórico totalmente inesperado –tribus caucásicas que se establecen en el territorio entre el Mar Negro y el Mar Caspio, y que recibirán el nombre genérico de jázaros, abrazarán el judaísmo aproximadamente en el siglo VIII como su nueva religión, convirtiéndose de esta forma en parte de la “Gente del Libro” y protegiéndose de posibles ataques de ejércitos musulmanes. Mas también su conversión se debe a una estrategia mucho más amplia y más profunda que la que se podía esperar de una simple conversión doctrinal. Con la Torá en la mano, van a tener derecho a instalarse en cualquier territorio que decidan que es el otorgado por el mismísimo Dios, Dios de los judíos, Dios de los Banu Isra-il. Sin embargo, ellos no son descendientes de los Banu Isra-il. Son tribus caucásicas, tribus venidas de Rusia, de Siberia, quizás del este de Turquía. No tienen ninguna relación con esos Banu Isra-il llegados a Misr hace ahora miles de años.

Por lo tanto, tenemos dos grupos de judíos: los Banu Isra-il judíos y los jázaros judíos, y serán estos últimos los que lleven a sus últimas consecuencias una errónea interpretación de una Torá manipulada y re-escrita en una lengua que ya nadie habla.

Los Banu Isra-il judíos seguirán en sus enclaves de siempre, como si la historia los hubiese abandonado –Yemen, Sudán, Etiopía, Somalia… pero los jázaros judíos empezarán a extenderse por la Europa del este –Polonia, Rusia, Ucrania; y por Europa de occidente, principalmente Alemania y Francia, y más tarde Reino Unido.

Mas todavía hay un factor determinante a la hora de entender la historia de los judíos. Como ya hemos publicado recientemente en esta misma web, los Banu Isra-il se dan a la adoración del becerro de oro, aprovechando la ausencia del profeta Musa. Son la gente de Samirí, a los que Musa expulsa, estigmatizándoles –“diréis ‘no me toques’”. Y esta tribu o grupo de los Banu Isra-il comenzará una lenta y progresiva diáspora por el mundo entero, pero ya no se llamarán Banu Isra-il o judíos, sino gitanos, ghayar, zíngaros. Y este grupo, paradójicamente, son los últimos supervivientes de los Banu Isra-il, que se han mantenido a lo largo de su larguísima historia sin mezclarse apenas con las poblaciones con las que convivían. Son los “intocables”, los “untouchable”, que hasta hoy encontramos en la India, en Afganistán, en Japón, en China… Aparte de los pequeños grupos de los Banu Isra-il que aún quedan en Yemen y en África occidental, las grandes e influyentes poblaciones judías las constituyen los jázaros judíos y los gitanos, o más correctamente –los Banu Samirí.

Israel es, pues, una entelequia fabricada por los jázaros, no por los Banu Isra-il o por los gitanos; una mentira como la mentira que está utilizando Zelensky para hacer el juego a los jázaros judíos europeos y norteamericanos. Y eso es lo que Putin debió contestarle a Bennett, pero en caso de haberlo hecho tendría que haber acabado con muchas otras mentiras. Y ya es demasiado tarde.