Navegación paleolítica en Asia oriental: una prueba experimental de la hipótesis de la canoa

Paleolithic seafaring in East Asia: An experimental test of the dugout canoe hypothesis

Science Advances / Vol.11, Issue 26

La evidencia arqueológica indica que la expansión a gran escala del Homo Sapiens a través de los océanos comenzó hace unos 50.000 años en el Pacífico occidental; sin embargo, aún se desconoce cómo se logró. Las islas Ryukyu, en el suroeste de Japón, donde aparecieron repentinamente yacimientos arqueológicos hace entre 35.000 y 30.000 años, son de particular interés en este sentido debido a la aparente dificultad para cruzar las aguas circundantes. En este estudio, comprobamos si es posible fabricar una canoa sin vela con herramientas del Paleolítico Superior y si puede cruzar el estrecho de 110 kilómetros de ancho en la entrada occidental de las Ryukyu, donde interviene una de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo. Nuestra canoa de 7,5 metros de largo, fabricada con hachas de piedra de canto pulido, fue lo suficientemente rápida y resistente como para cruzar este estrecho. Esto apoya el desarrollo temprano de embarcaciones funcionales, como las piraguas, mientras que nuestro experimento también destacó que este tipo de viaje por mar solo era posible para remeros experimentados con habilidades de navegación avanzadas.

Las islas que componen las Ryukyus son pequeñas y bajas, y algunas de las islas distantes son invisibles bajo el horizonte desde la orilla opuesta. Además, una de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo, la Kuroshio, interviene en las vías marítimas. A pesar de estas condiciones, los sitios paleolíticos asociados con elementos como restos óseos de Homo Sapiens, herramientas de piedra, cuentas de concha, el anzuelo de pesca más antiguo del mundo, las trampas de caza más antiguas del mundo, hogares y otras características de la actividad humana aparecieron entre ~35.000 y 27.500 años atrás en seis islas en las Ryukyus Norte, Central y Sur. Esto probablemente marca la aparición repentina de Homo Sapiens en toda la cadena de islas, acompañada de alguna forma de tecnología de viaje. La evidencia arqueológica, esquelética y genética disponible, apoya la hipótesis de que estas migraciones ocurrieron tanto desde el norte (vía Kyushu) como desde el sur (vía Taiwán).

Un desafío para investigar la navegación paleolítica es la falta de evidencia arqueológica directa debido a la naturaleza perecedera de las embarcaciones antiguas que estaban hechas de materiales orgánicos. En tal situación, la experimentación es una forma efectiva, si no concluyente, de probar posibles hipótesis. Desde 2013 (formalmente desde 2016), nuestro equipo ha estado llevando a cabo un proyecto experimental llamado «Proyecto de recreación holística de viajes hace 30,000 años» en Ryukyu del Sur para explorar cómo se logró la migración a las Islas Ryukyu durante el Paleolítico y qué desafíos se manifestaron. Probamos balsas de haces de juncos (2014-2016) y balsas de bambú (2017-2018) como los dos primeros candidatos para posibles embarcaciones, pero no pudieron cruzar la corriente de Kuroshio a pesar de que las construimos utilizando los mejores materiales disponibles localmente con base en lo que consideramos los mejores diseños posibles. Por lo tanto, probamos una canoa (también llamada «piragua» o «bote de troncos») como último candidato disponible. En julio de 2019, viajamos con éxito desde Taiwán a la isla de Yonaguni en una piragua que construimos con herramientas replicadas del Paleolítico Superior, por lo que aquí informamos de los resultados de este viaje experimental.

Entre 2017 y 2018, fabricamos una piragua a partir de un cedro japonés (Cryptomeria japonica) de 1 m de grosor. El árbol se taló en la península de Noto, Japón, tras 6 días de trabajo con hachas de piedra de canto afilado. La mitad de este trabajo (6 horas y 6 minutos, 16.538 golpes) se realizó con hachas fabricadas para replicar las hachas de hoja fina del Paleolítico Superior Inferior procedentes de Japón. Sin embargo, debido a que nuestro stock de este tipo de hachas se agotó debido a daños, utilizamos hachas de piedra de canto afilado de hoja más gruesa para el resto del proceso (6 horas y 32 minutos, 19.921 golpes).

Tras retirar la corteza y el laburnum, la embarcación se talló a partir del duramen utilizando hachas/azuelas de piedra de canto, tanto del Paleolítico Superior como de otros períodos. El procesamiento final se realizó en la costa, realizando repetidas pruebas en el mar y retirando virutas finas en tierra para garantizar la estabilidad y la resistencia adecuadas en el agua. Las superficies exterior e interior se pulieron al fuego y con piedras, en referencia a las marcas de quemaduras de las piraguas Jōmon. Aunque no hay evidencia de asientos en las piraguas Jōmon excavadas, se colocaron asientos de madera para cada remero para facilitar el largo viaje.

La piragua terminada, apodada «Sugime», medía 7,55 m de largo, 0,7 m de ancho y 0,7 m de profundidad, y tenía espacio para cinco remeros. Nuestra piragua pesaba 241 kg y podía ser levantada por seis personas y transportada con palos rodantes en tierra. Como ajustes finales, se fijaron palos finos de bambú a ambos lados, y las partes delantera y trasera se cubrieron con hojas como protección contra las olas para minimizar la entrada de agua en la embarcación.

El bote fue remado por un equipo mixto compuesto por cuatro hombres (remeros) y una mujer (timonel), sin reemplazo por otros remeros en el camino. La inclusión de hombres y mujeres es esencial, ya que nuestro enfoque es la migración ancestral, no la aventura masculina. Una piragua inestable y de fondo redondo requería remeros expertos para controlarla en mar abierto. Además, dado que este tipo de bote no navega en línea recta, sino que serpentea, la habilidad del timonel es crucial para optimizar su rendimiento. Considerando estos factores, invitamos a kayakistas de mar profesionales y semiprofesionales como remeros y timonel, que realizaron entrenamiento repetido con Sugime en el mar en Japón y Taiwán antes del viaje experimental del final de julio de 2019.

Proceso de fabricación de la piragua:

(A) Cedro antes de ser talado. (B y C) Hacha de piedra de canto afilado con mango de madera, utilizada para cortar. (D y E) Corte y modelado de la piragua. (F y G) Piragua antes y durante la quema. (H) Asientos de madera en el interior y una fina lámina de bambú sujeta al lateral como protección contra las olas. (I) Piragua terminada antes de zarpar, con protección contra las olas de hojas en la proa (derecha) y la popa (izquierda). Los postes verticales en la proa y la popa sirven para una cámara 3DVR y una luz de popa, respectivamente. La cuerda de proa sirve para remolcar. (J) Modelado de un remo de una sola pala con una azuela de piedra de canto afilado (fotografía de Y. Kaifu).

Aunque no pudimos completar todos los procesos de fabricación con nuestras réplicas de hachas del Paleolítico Superior, su rendimiento fue prácticamente comparable al de las otras hachas que utilizamos para talar el árbol. En general, nuestro experimento demostró que se puede fabricar una canoa con las herramientas del Paleolítico Superior halladas en el archipiélago japonés. Quedaba por determinar el método de enmangue óptimo. Si bien nuestras réplicas de hachas del Paleolítico funcionaron bien, duraron un máximo de 6145 golpes. Un ajuste posterior del método de enmangue podría mejorar su rendimiento.

Utilizando la embarcación que fabricamos, apodada Sugime, viajamos con éxito desde Taiwán hasta la isla de Yonaguni tras casi dos días completos de travesía. Esto demostró que una canoa sin vela puede cruzar un estrecho de 110 km de ancho con una de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo. Si bien este viaje partió desde un único punto de partida (Wushibi) y se basó en las condiciones oceánicas actuales, nuestro estudio de simulación numérica independiente sugiere que este tipo de embarcación también podría viajar a la isla de Yonaguni desde un punto de partida diferente en el norte de Taiwán (Taroko), atravesando los océanos actuales y del Pleistoceno Tardío.

SONDAS: Como es habitual en este tipo de artículos, se nos presenta un escenario, entre grotesco e inverosímil, con el objetivo de convencernos de que la Tierra se fue poblando, paulatinamente, a través de prodigiosas migraciones. Y ello porque en su teoría general de la existencia, y más concretamente de los seres vivos, no se ha encontrado una explicación para este perturbador fenómeno -de dónde habrán salido esos aborígenes australianos; cómo habrán llegado hasta allí los habitantes de la Isla de Pascua o los de Nueva Zelanda; cómo se habrá poblado China… La única respuesta que les parece aceptable a estos arqueólogos y paleontólogos es la de la emigración. En un momento determinado un grupo de los que llaman Homo Sapiens cogió sus bártulos y decidió emigrar a China desde el África oriental. Es un viaje que, dibujado en un mapa, resulta incluso creíble -dos puntos, uno en África y otro en China, unidos por una línea que serpentea en el papel, pero que en la realidad atraviesa cordilleras, ríos, lagos, desiertos, selvas… Mas ningunos de esos tortuosos accidentes geográficos logró intimidar a estos intrépidos e impulsivos Homo Sapiens. Y llegaron a China, Indonesia, Malasia… y de allí a estas y aquellas islas a través de un portentoso desarrollo de navegación transoceánica.

Sin embargo, todos saben que eso es imposible. El hombre no emigra. Se mantiene en su hábitat, en su territorio familiar, y hace pequeños viajes con el ganado cuando se acaban los pastos en una zona. Sus sociedades se van extendiendo de forma natural hacia un lado y otro cuando el número de sus miembros va aumentando. El viaje que se nos relata en este artículo es una bufonada que exigiría, en caso de que realmente se hubiera realizado, de expertos remeros capaces de navegar en una canoa en medio de las corrientes más fuertes del mundo y ello durante dos días seguidos, sin descanso; acurrucados en un espacio minúsculo; sin luz durante la noche; sin más referencia que las estrellas… Por ello, reconocen que contrataron a expertos remeros y timoneles que estuvieron entrenándose durante meses antes de la travesía. Colocaron una luz en la proa y, como se puede apreciar en los vídeos que se filmaron durante la supuesta travesía, estaban acompañados de helicópteros, barcos, submarinistas… pues ¿dónde en ese minúsculo habitáculo había sitio para agua potable y comida? 45 horas remando exige una cantidad ingente de energía. Más aún, ¿no necesitaban dormir? Mas ¿cómo podrían sumergirse en el mundo onírico en medio de esas corrientes?

Pero lo más importante aquí es el punto desde el que se relata el acontecimiento. Estos arqueólogos conocen toda la geografía de la Tierra. Saben que ellos están en Taiwán y que quieren ir a una isla al sur de Japón. Saben la distancia que les separa de este objetivo; y tienen una poderosa razón para realizar ese arriesgado viaje. Mas ¿qué diremos de aquellos Homo Sapiens que supuestamente realizaron ese mismo viaje hace 30.000 años? ¿Qué experiencia tenían en construir canoas, en fabricar remos? ¿Qué pudo moverles a arriesgar su vida para llegar a un lugar inhóspito cuando la tierra en la que vivían les ofrecía de todo? ¿El espíritu de aventura? Mas los aventureros siempre buscan ganar algo con sus aventuras. Más aún, ¿cómo llegaron a Taiwán esos que ahora querían desplazarse a esa isla?

Todo ello nos lleva a concluir que la emigración no puede explicar el hecho de que haya seres humanos por toda la Tierra desde hace cientos de miles de años. No entender cómo sucedió este fenómeno no significa que debamos inventar fantasiosas hipótesis para seguir ganándonos el pan de cada día y evitar que se cierren todas las facultades que se dedican a fabricar teorías y encubrir la realidad de los hechos.

Como ya hemos dicho -no hay emigración. Hay afloramiento. Los primeros seres humanos, como es el caso en el resto de los seres vivos, surgieron por doquier de semillas, de células madre, esparcidas por toda la Tierra. Muchas de esas semillas no fructificaron, pues el medio en el que estaban sumergidas no era propicio para la vida. Las que lograrán su objetivo serán aquellas que duerman en la tierra de parajes frondosos con abundante vegetación y agua. La primera generación de seres humanos se llevará a cabo por partenogénesis. Es decir, será el agua y la humedad, junto con la vibración, lo que haga germinar a esas semillas. Las siguientes generaciones ya serán por reproducción sexual.

Estos humanos, los primeros, son los Bashar -lo que ellos llaman los Neandertal y que anteponen al Homo Sapiens cuando en realidad no existe tal diferenciación. No son monos ni homínidos. Son seres humanos completos, pero carentes de lenguaje conceptual. Poseerán un lenguaje meramente de comunicación, lo cual les impedirá una plena toma de consciencia existencial. Desarrollarán sociedades básicas. Carecen de agricultura, de ganadería, no hay cerámica ni fuego durante este periodo. Es una franja de tiempo fuera de la historia:

¿Acaso no hubo un tiempo en el que el hombre –Insan (en su fase Bashar)– no era nada digno de mención? (Corán, sura 76, aleya 1)

Nada nos ha quedado de este periodo. Carecían de escritura y, por lo tanto, no tenemos documentos, inscripciones, textos… que nos hablen de cómo eran sus sociedades, su forma de vida. Tendrá, pues, este Bashar, este Neandertal/Homo Sapiens, que sufrir una actualización, un cambio cualitativo, que le eleve a la categoría de Insan, de Homo Conscius, por encima de la mera categoría de “humano”.

Esta actualización, esta “manipulación divina” tendrá lugar en el sur de Arabia, en el actual Yemen, hacia ahora unos 50.000 años. Por lo tanto, este Insan, este Homo Conscius, sí tiene un centro que se irá moviendo, estirando, según se describe en el mapa adjunto:

Por lo tanto, durante miles de años en diferentes puntos de la Tierra habrá Bashar. Mas solo en ese centro y en su expansión colindante habrá Insan. Sin embargo, estas dos comunidades nunca van a estar herméticamente separadas. Antes bien, habrá mezcla, generándose una tercera categoría -los Insan/Bashar. Esta tercera categoría seguirá subsistiendo a pesar de que el Gran Diluvio que azotó el centro del Insan hacia ahora unos 30.000 años acabó con buena parte de los Bashar:

Aconteció que cuando comenzaron los hombres (Bashar) a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios (Insan) que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. (Génesis 6, 1-2)

Mas el Homo Conscius siguió manteniendo relaciones y reproduciéndose con las mujeres Bashar. Y ello hasta la gran expansión del Insan, del Homo Conscius, en tiempos del profeta Suleyman, hacia ahora entre 7.000-6.000 años, que le llevó hasta los últimos confines de la Tierra, llevando con él técnicas, escritura y Tauhid (Unicidad del Altísimo).

Sin embargo, todavía hoy existen lugares -generalmente de difícil acceso, selváticos- en los que se pueden encontrar tribus Bashar, o cuasi Bashar:

¡Id por la Tierra y ved cómo empezó la creación! De la misma forma, resurgiréis en Ajirah. (Corán, sura 29, aleya 20)