Los últimos 4 mil millones de años han sido una carrera increíblemente exitosa e ininterrumpida por la vida en la Tierra. El futuro no será tan brillante.
Ethan Siegel para Big Think
La vida en la Tierra ha sobrevivido y prosperado durante más de 4 mil millones de años, pero todo eso va a cambiar. El sol se calentará, hirviendo los océanos de la Tierra y, finalmente, se convertirá en un gigante rojo. Se producirán muchos más eventos catastróficos, pero el fin último de la Tierra, caer en el cadáver del sol, podría no suceder hasta dentro de 10 ^ 26 años.
A medida que el sol envejece, su núcleo se expande y se calienta, aumentando la tasa de fusión nuclear.
Después de 1 o 2 mil millones de años, su producción de energía hará que los océanos de la Tierra hiervan.
Posteriormente, las interacciones gravitacionales entre los planetas interiores perturbarán sus órbitas.
Existe una pequeña probabilidad de que cada planeta rocoso, incluida la Tierra, sea expulsado.
Después de 4 mil millones de años, ocurre la inevitable fusión Andrómeda-Vía Láctea.
A pesar de la formación de nuevas estrellas, las supernovas y las colisiones estelares, es probable que la Tierra no se vea afectada.
Unos pocos miles de millones de años después, el sol se convierte en un gigante rojo.
Destinada a engullir a Mercurio y Venus, el destino de la Tierra permanece en duda.
La pérdida de masa estelar empuja la órbita de la Tierra hacia afuera; todavía podemos sobrevivir.
Después de 1019 años, las interacciones masivas expulsan a la mayoría de las estrellas y sistemas solares.
La Tierra, sin embargo, permanece orbitando nuestro remanente estelar, con la radiación gravitacional causando una inspiral.
Después de 1026 años, las mareas destrozarán fatalmente el planeta.
El cadáver de la enana negra del sol finalmente devorará las cenizas remanentes de la Tierra: nuestro fin último.
Solo los planetas raros, aislados y proyectados permanecerán intactos durante más tiempo.
SONDAS.blog: A punto hemos estado de responder con un sarcasmo a esta sarta de sandeces. Sin embargo, la gente está tan dentro de la Gran Mentira, que hemos preferido la indulgencia al desprecio.
Mas ¿cuál es el sentido de esta noticia? ¿Acaso puede alguien imaginar periodos de tiempo de miles de millones de años? ¿Es posible prever lo que ocurrirá en el universo dentro de 5 o 10 años?
Puede que sea un interesante ejercicio de imaginación, pero nos encontramos en el año 2021, a las puertas de 2022, y no tenemos sobre la mesa, sino miles de teorías-memeces, tanto en lo referente al espacio como a la vida; a la historia y a la arqueología. Continuamente leemos noticias del tipo: “Un nuevo hallazgo nos obliga a reescribir… la historia, la prehistoria, la física, la astrofísica, la biología… ¿Cómo entonces perdemos el tiempo con estas elucubraciones?
El inicio del espacio y el tiempo a partir del Big Bang, así como su constante expansión desde ese momento, es una teoría ampliamente aceptada.
Algunos cosmólogos, sin embargo, no están muy convencidos, y sostienen que quizás nuestro universo no se formó exactamente como nos han contado.
Uno de ellos es Neil Turok, físico teórico sudafricano, director emérito del Instituto Perimetral de Física Teórica, en Canadá.
Turok trabajó junto a Hawking tratando de descifrar el inicio del universo, pero reconoce que los cálculos en los que trabajaron juntos «fallaron y eran inconsistentes».
Turok, además, va en contravía de las teorías y los experimentos que sugieren que vivimos en un universo complejo.
Cuestiona las teorías y los experimentos que, para poder explicar cómo funciona el universo, añaden cada vez más teorías sobre partículas, dimensiones extras o campos invisibles.
Su visión, en cambio, es que el universo es «extremadamente simple», y que no es necesario sugerir nuevas teorías, ni nuevas partículas para explicarlo.
«Nos estamos ahogando en teorías», dice.
«El universo es increíblemente económico. Tiene unos cuantos principios y los usa una y otra vez».
Por ejemplo, elimina la posibilidad de que existan multiuniversos o dimensiones extra, que son hipótesis hasta ahora no comprobadas, de lo que pudo ocurrir como producto del Big Bang, y que se utilizan para explicar varios fenómenos cosmológicos.
Turok aboga por una explicación más sencilla de cómo funciona el universo.
Con esto se refiere a que no es partidario de añadir nuevas partículas, nuevos campos, nuevas dimensiones en el estudio de la física y la cosmología.
«El área en el que trabajo ha sido responsable de miles de modelos y conceptos, pero ahora quedamos como tontos, porque resulta que la naturaleza nos está mostrando que es extremadamente simple», dice el físico.
«No hay evidencia de estas nuevas adiciones que gente como yo hemos estado haciendo durante los últimos 30 años».
Por ejemplo, es escéptico ante los recientes anuncios del Gran Colisionador de Hadrones y el Fermilab, dos aceleradores de partículas que han mostrado el resultado de experimentos, que, según sus investigadores, apuntan a la existencia de nuevas partículas o fuerzas que hasta ahora no se conocen.
«Si bien estos hallazgos se promocionan como señales de nueva física, esta afirmación no puede justificarse por el momento», dice, y añade que esos descubrimientos se pueden explicar con principios que ya se conocen.
A Turok le preocupa que cada vez que los investigadores de su área se encuentran con un misterio, lo que hacen es añadir un nuevo ingrediente para resolver el problema.
«La teoría de cuerdas, la teoría M, membranas, dimensiones extra, toda clase de complicaciones», dice.
«Por ese camino llegamos a la invención del multiuniverso… el multiuniverso es el ejemplo perfecto de una teoría desperdiciada», sentencia.
Para Turok, en vez de añadir ingredientes, la clave para entender los misterios del universo está en fijarse en «la asombrosa sencillez, belleza, elegancia y economía», de la naturaleza.
Teorías y contra teorías, rectificaciones, miles de papeleras llenas a rebosar con las hipótesis sobre esto y lo otro. Mas, al final, como reconoce Turok –quedamos como tontos.
Ha pasado 30 años mirando al universo, desarrollando fórmulas, ecuaciones… para concluir –la clave para entender los misterios del universo está en fijarse en «la asombrosa sencillez, belleza, elegancia y economía», de la naturaleza. Un viaje para el que no hacían falta alforjas. O quizás sí, pues Turok sigue hablando de la naturaleza para explicar esa “asombrosa” sencillez, belleza y elegancia que vemos por doquier. Se sirve del término “naturaleza” para hablar de lo que no sabe. De la misma forma que se utilizan las palabras “instinto”, “evolución”, “Big Bang”… Una forma muy poco científica de encubrir su total ignorancia sobre aquellos asuntos de los que deberían ser expertos.
Mas ¿cómo la casualidad, la naturaleza, ha podido originar sencillez, elegancia, belleza, economía…? ¿Acaso no hace falta, para lograrlo, inteligencia, diseño previo, un plan bien determinado…? Dejemos que sea una última propuesta astrofísica la que rubrique esta aproximación a la naturaleza del universo:
Hasta que llegue el día en que descubramos cómo extraer más información del universo de la que actualmente parece posible, no tenemos más remedio que reconocer nuestra ignorancia. El Big Bang probablemente sucedió hace mucho tiempo, pero no fue el comienzo que una vez supusimos que fue.
¿Deberíamos seguir leyéndoles, aceptando sus extravagancias, sus despropósitos? ¿No deberíamos, en cambio, salir de la Gran Mentira?
Es tiempo de limpiar la mesa y de poner sobre ella una deliciosa lasaña.