Redacción Actualidad RT

España, Noruega e Irlanda han anunciado este miércoles que reconocerán a Palestina como Estado soberano el próximo 28 de mayo.
En su comparecencia ante el Congreso, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó: «El primer ministro [de Israel Benjamín] Netanyahu sigue haciendo oídos sordos, sigue bombardeando hospitales, escuelas, sigue castigando con hambre, frío y terror a más de un millón de niños y niñas inocentes». «Si tengo algo claro es que el primer ministro Netanyahu no tiene un proyecto de paz para Palestina», agregó.
El mandatario español denunció que el jefe del Gobierno del país hebreo «está generando tanto dolor y tanta destrucción» en la Franja de Gaza y en el resto de Palestina, que la solución de los dos Estados está «en serio peligro de ser viable». Según Sánchez, España, como país que defiende los derechos humanos, «está obligada a actuar». «El próximo martes, el 28 de mayo, España aprobará en su Consejo de Ministros el reconocimiento al Estado de Palestina», concluyó el presidente del Gobierno español.
La semana pasada, Sánchez adelantó que el reconocimiento al Estado palestino se llevaría a cabo «en los siguientes días», ya que aún se estaba coordinando para dar el paso junto con otros países europeos.
«Día importante e histórico»
Esta jornada, el primer ministro y el titular la cartera de Asuntos Exteriores de Noruega, Jonas Gahr Store y Espen Barth Eide, respectivamente, también anunciaron el reconocimiento de Palestina, al afirmar que «no puede haber paz» sin esta decisión.
El primer ministro irlandés, Simon Harris, se unió a la decisión de España y Noruega, y aseveró que se trata de un «día importante e histórico». En este sentido, destacó un apoyo inequívoco a la solución de dos Estados, que, según él, es la única vía creíble para alcanzar la paz entre Israel y Palestina.
«Israel no permanecerá en silencio»
En respuesta, Tel Aviv llamó a consultas a sus embajadores en Irlanda y Noruega. «Estoy enviando un mensaje claro e inequívoco a Irlanda y Noruega: Israel no permanecerá en silencio frente a quienes socavan su soberanía y ponen en peligro su seguridad», declaró el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz.
Palestina acogió con satisfacción el anuncio del primer ministro de Irlanda, informa la agencia de noticias WAFA. «La Presidencia valora altamente su contribución a la consagración del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación en su tierra y en la adopción de medidas reales para apoyar la aplicación de la solución de dos Estados», escribe el medio.
El activista político Taleb Alisalem opinó en una enrevista con RT que este reconocimiento es como una forma de buscar la «autosalvación» por parte de estos gobiernos en medio de protestas masivas en apoyo al pueblo palestino.
Las Naciones Unidas aprobó en noviembre de 1947 la Resolución 181, que recomendaba un plan para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina, en esos momentos aún bajo administración británica. En particular, proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe-palestino, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional.
El Estado de Palestina fue proclamado el 15 de noviembre de 1988 en la ciudad de Argel. Sin embargo, la creación real de un Estado palestino no se ha materializado plenamente debido a diversos factores, entre ellos el actual conflicto palestino-israelí, que se recrudeció el 7 de octubre pasado.

SONDAS: La primera indicación de que se trata de una farsa, de una decisión de conveniencia política que no conllevará consecuencias en la práctica, reside en el hecho de que estos presidentes, de dudosa reputación moral, vayan a aprobar en Consejo de Ministros una declaración por la cual reconocerán la soberanía del estado palestino, y ello sin consultar previamente a través de un referéndum con los ciudadanos de estos países, ya que este reconocimiento implicaría una oposición a los continuos ataques de Israel, lo que –a su vez– podría obligar a dichas naciones a involucrarse en el conflicto, incluso militarmente.
Sin embargo, nada más lejos de la intención de Noruega, Irlanda y España. Se trata de una puesta en escena a través de la cual se está lanzando al mundo el mensaje de que todas las partes implicadas en el conflicto quieren deshacerse de Netanyahu, de su gobierno y de su partido. Como parte de la cultura “woke”, el nuevo orden mundial quiere acabar con las políticas tintadas de religión. La globalización exige un mundo laico, asentado sobre un substrato materialista. No queremos con ello decir que Netanyahu y su gente tengan una percepción espiritual de la existencia. Muy al contrario, son más ateos que los judíos que se autodenominan seculares. Sin embargo, utilizan la Biblia para justificar la invasión de los territorios palestinos en 1948, cuando todos ellos provenían de países europeos. Más aún, utilizan este libro –lleno de falsificaciones, añadiduras y omisiones– para proclamar la supremacía judía sobre el resto de los pueblos.
No necesitan mantener esta retórica, pues ya tienen el poder. Controlan los medios de comunicación, el cine, las televisiones, el sistema bancario y financiero, la ciencia, la tecnología… se trata en última instancia de normalizar el golpe de estado contra la humanidad que se consolidó después de la Segunda Guerra Mundial. La nueva tarea es la de desmontar el andamio religioso que ha sostenido buena parte de su agenda y transformarlo en el flujo natural de la historia. Éstos son sus planes, sus nuevas estrategias. Mas no va a ser fácil que funcionen.
Con Netanyahu o sin él, el problema real a la hora de establecer dos estados soberanos es, fundamentalmente, el de las fronteras. ¿Con qué parte del territorio se va a quedar cada uno de ellos? ¿Van a aceptar los judíos volver al 5 % de las tierras palestinas que ocupaban en el año 1948? Y si esta porción les resulta inaceptable, ¿van a resignarse los palestinos a ver reducido su territorio a un 30 o 40 % de la extensión que históricamente han ocupado? ¿Quién de los dos va a explotar la riqueza que subyace en las aguas territoriales palestinas? ¿Cómo va a unirse la Franja de Gaza con Cisjordania? ¿Quién va a controlar los pasos fronterizos con Egipto? Y han sido estas incógnitas imposibles de despejar las que han hecho que, tras 70 años de hablar de la creación de dos estados soberanos, el pueblo palestino siga viviendo en una cárcel controlada por los invasores judíos y británicos.
Sin embargo, aún queda más leña que arrojar a la hoguera de la discordia. Nos referimos aquí al altercado semántico que una y otra vez se utiliza para enturbiar las aguas de la historia. En este artículo, como en muchos otros, se contrapone al término «árabes» el término «judíos». Sin embargo, si la categoría «judíos» hace referencia a un sistema religioso (el pretendido judaísmo), entonces su contraparte será la de «musulmanes». Y así diremos que hay una Palestina musulmana y una Palestina judía. Mas nunca utilizará Occidente esta terminología, pues es en la ambigüedad donde reside el derecho de Israel a ocupar estas tierras. Fijémonos, si no, en esta otra posibilidad:
Si la categoría «árabes» hace referencia a una etnia, entonces la categoría «judíos» es inapropiada, ya que, en cuanto que etnia, los «judíos» son árabes del Yemen y del actual Sudán –lugares estos a los que fueron llegando desde diferentes partes de Arabia, reagrupados bajo el nombre de Banu Isra-il. Mas estos Banu Isra-il se fueron dispersando y mezclándose con los diferentes pueblos a los que llegaban, y nadie hoy puede encontrar la gota de tinta negra que alguien echó en el océano. Por lo tanto, debemos asumir que la última etnia o pueblo del que proceden la gran mayoría de los judíos actuales es el de los antiguos jázaros, que se fueron extendiendo por el Cáucaso, por Ucrania, Rusia, Polonia, Alemania occidental –los llamados Ashkenazi. Ello nos lleva a concluir que a la categoría «árabes», en cuanto que etnia, se debe contraponer la categoría «jazareses» y no la de judíos, israelitas, hebreos…??? Debemos acabar de una vez por todas con este tipo de ambigüedades malsanas, que no hacen, sino distorsionar la realidad de los hechos.
Y no menos inapropiado es el término «hebreo» para referirnos a una lengua o a una etnia. Este término deriva de la raíz árabe «abara» que significa «cruzar». Es así como se denominaba a los árabes que llegaban del sur atravesando las montañas Asir. Eso es lo que hizo el profeta Ibrahim, el profeta Lut y la gente que iba con ellos. Eran los «abraiyun». Mas no así la siguiente generación, que ya estaban asentados en el centro o norte de Arabia. Y aún menos correctamente histórico es hacer derivar a esos Banu Isra-il de Ibrahim, pues ellos no son descendientes directos de este profeta, aunque pretendan que Israel era Yaqub (Jacob). Mas derecho a este nombre tienen los musulmanes descendientes de los Quraish y de otras tribus del Hiyaz, pues ellos sí que son descendientes de Ibrahim, de Ishaq y de Isma-il.
Israel se derrumba porque ha levantado su identidad sobre cimientos de arena, que no sostienen el peso de una mentira. La solución al conflicto pasa por la creación de un solo estado soberano, donde podrían integrarse otros pueblos –como los jazareses– bajo gobierno palestino.
