El Combate Espiritual: Ángeles y Demonios

Jorge Fernández Díaz para La Razón

Esta semana, de miércoles a viernes, se ha celebrado un Congreso con una temática nada convencional, en la UCAM –la Universidad Católica de Murcia– sobre una cuestión cuyo título revela perfectamente su contenido: «El Combate Espiritual: Ángeles y Demonios». Un Congreso de tanto interés como necesario en un mundo como el actual profundamente secularizado y al que es de especial aplicación, y en un grado muy elevado, la afirmación del genial y brillante escritor y filósofo G.K. Chesterton, de que «el problema de no creer en Dios es que al final se acaba creyendo en cualquier cosa». Y así abundan coaches, chamanes, astrólogos y demás variantes, como presuntos sustitutivos a la necesidad connatural humana de creer en la trascendencia.

La Conferencia inaugural del acto corrió a cargo del Nuncio Apostólico de S.S en España, Mons. Bernardito Celopas Auza, que habló de «Las renuncias a Satanás en el Bautismo» y fue clausurado por el Obispo de la Diócesis de Cartagena Mons. José Manuel Lorca Planes. En esos tres días, se desarrollaron magníficas conferencias por ponentes de acreditada autoridad en la materia –como los dos citados– y otros como el ex exorcista de la Archidiócesis de Madrid, Padre Javier Luzón sobre «Misión de los Ángeles en relación a los hombres», y el Padre Stefano Cecchin, Presidente de la Pontificia Academia Mariana internacional, que disertó sobre «La Inmaculada y el misterio del mal». El Arzobispo emérito de Zaragoza Mn. Manuel Ureña disertó sobre «El demonio, ángel caído, como el homicida desde el principio», mientras el filósofo y teólogo Rvdo. Fernando Colomer lo hizo sobre «Nueve cosas que no le gustan al diablo». Mons. Jose Ignacio Munilla, Obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, expuso con su brillantez acostumbrada la tan actual materia de «¿Familias resistentes o claudicantes?» (a la tentación), que muestra el elevado interés del acto. Dos mesas redondas, una sobre «Exorcismo y oración» con el P. Salvador y el P. Luis Petit de ponentes, exorcistas ambos de las diócesis de Cartagena y Barcelona respectivamente, y la otra sobre «Engaños del demonio en la sociedad actual», permitieron tener una amplia y cualificada perspectiva de la actuación del demonio y de cómo afrontar sus engaños y amenazas. No se olvide que el mayor éxito del maligno en estos tiempos es haber convencido a gran parte de la humanidad de que él no existe, consiguiendo así actuar con absoluta impunidad.

La generosa amabilidad de la Presidenta de la UCAM, Doña M. Dolores García Mascarell, invitó a intervenir a quien suscribe con la ponencia «Mi Inmaculado Corazón triunfará». Un honor entre tales maestros en un excepcional Congreso.

SONDAS: Ha sido una falta de perspectiva, casi imperdonable, que el autor de la reseña haya citado a Chesterton, un cínico creyente, en vez de referirse a la fuente misma. Y así, leemos en el Corán:

No he creado a los yin ni a los hombres –insan, sino para que Me adoren. (Corán, sura 51, aleya 56)

Por lo tanto, la adoración es la substancia misma con la que se ha confeccionado la nafs del hombre –su más íntima identidad, lo que a su vez quiere decir que el hombre no puede dejar de adorar, pues dejaría de ser hombre. Incluso a nivel inconsciente necesita adorar. Y es esta imperiosa necesidad lo que impregna toda la historia del ser humano. Vemos al hombre adorando piedras, adorando a los astros, tomando a alguno de sus semejantes como su señor. Lo vemos adorando ideologías o misterios, fuerzas, espíritus… Y aún más lamentablemente vemos al hombre de hoy adorando el móvil, la tecnología… cualquier dispositivo electrónico.

Estas indeseables desviaciones son el resultado de haber abandonado el sistema profético, la guía, de forma que la existencia se convierte en una intrincada selva, en la que desaparecen las direcciones. Nos encontramos sin ninguna indicación, sin ningún camino que seguir. Así, el Corán nos devuelve al punto inicial, al verdadero objeto de adoración –Allah el Altísimo.

En cuanto a los demonios, tanto judíos como cristianos se equivocan al hablar de su procedencia. En la Tierra, que es el ámbito de actuación del primer Cielo, hay 3 entidades bien diferenciadas –todas ellas dotadas de consciencia e inteligencia. Los primeros en habitarla y ocuparse de ciertas funciones fueron los malaikah, el singular malak, un término que en el árabe antiguo se utilizaba también para designar el agua. La segunda entidad son los yin, que han sido producidos del fuego. Y la tercera y última entidad que habita en la Tierra es el hombre, producido primeramente del barro y más tarde a través de la reproducción sexual.

Entre los hombres y entre los yin hay individuos que trabajan de forma consciente o inconsciente para Iblis –el yin que se rebeló contra el mandato del Altísimo de servir, ayudar y proteger, junto a los malaikah, a esa nueva entidad llamada hombre, insan.

Cuando dijimos a los malaikah: “Servid a Adam,” todos aceptaron servirle, salvo Iblis que era de los yin y se rebeló contra la orden de su Señor. ¿Vais entonces a apoyaros en él y en su descendencia en vez de apoyaros en Mí cuando ellos son vuestros enemigos? ¡Qué mal negocio el de los infames! (Corán, sura 18, aleya 50)

Y con él se rebelaron algunos de los yin, convirtiéndose en shaytan, plural shayatin. Mas no así los malaikah, quienes aceptaron la nueva misión de acompañar a los hombres en esta vida y en la del Más Allá.

Por lo tanto, los demonios, los shayatin, no son ángeles (malaikah) caídos, sino entidades independientes, entidades diferentes de los hombres y de los malaikah. No obstante, el Corán también nos informa de que hay una connivencia entre los hombres y los yin que trabajan para Iblis.

A quien se aleja del recuerdo del Rahman le enviamos un shaytan que se convierte en su amigo íntimo –qarin. (Corán, sura 43, aleya 36)

Cuando se encuentran con los que creen, declaran: “Creemos,” pero cuando están a solas con sus shayatin, dicen: “Tened por seguro que somos de los vuestros. Tan sólo nos estábamos burlando.” (Corán, sura 2, aleya 14)

A unos los habrá guiado, y para otros se habrá confirmado el extravío. Ellos habían tomado a los shayatin como sus aliados en vez de a Allah, y creyeron que estaban guiados. (Corán, sura 7, aleya 30)

¿Acaso no ves que hemos enviado shayatin contra los encubridores que les seducen al mal y les azuzan, de forma que no hay paz en ellos, sino ansiedad y nerviosismo? (Corán, sura 19, aleya 83)

¿Queréis que os revele sobre quien descienden los shayatin? Descienden sobre todo malvado embustero que les presta oídos. La mayoría de ellos mienten. (Corán, sura 26, aleyas 221-223)

¡Por Allah! Hemos enviado Mensajeros a todas las ummah antes de ti, pero el shaytan les hizo ver sus iniquidades como la más bella forma de actuar. (Corán, sura 16, aleya 63)

Y de la misma forma hay individuos de entre los hombres y de entre los yin que son creyentes, que siguen el sistema profético.

Al mismo tiempo el Corán nos informa de que, cuando un individuo dentro de los hombres pierde el recuerdo del Altísimo, Allah le envía uno de los shayatin como su amigo íntimo (qarin) y éste le embellece sus malas obras, haciéndole creer que son buenas.

Sin embargo, es cierto que una de las estrategias de Iblis ha sido la de generar ideologías materialistas que simplifican la creación de Allah, eliminando de la existencia cualquier entidad o fenómeno inmaterial, arrojando así al hombre a una orfandad metafísica e impidiéndole percibir una clara imagen de la realidad.

Volver al sistema profético implica estudiar escrupulosamente el Corán –la última revelación del Altísimo, la última guía.