Así será Telosa, la ciudad futurista que se alzará en Estados Unidos

Está previsto que en 2030 lleguen los primeros habitantes a esta localidad sostenible, equitativa y que se construirá en medio del desierto.

Ana Beatriz Micó para as.com

Numerosas películas han representado cómo sería vivir en el futuro, mostrándonos cómo serían las ciudades, casas o vehículos que podrían existir dentro de muchos años. Sin embargo, el empresario Marc Lore ha ido más allá y pretende materializar estas imágenes ficticias creando Telosa, una ciudad futurista totalmente sostenible y equitativa.

La intención, según el sitio web del proyecto, es «crear una nueva ciudad en los Estados Unidos que establezca un estándar global para la vida urbana, expanda el potencial humano y se convierta en un modelo para las generaciones futuras». Se espera que los primeros residentes lleguen en 2030, para alcanzar una población de 50.000 ese año. En las próximas cuatro décadas se pretende incrementar esta cifra hasta los cinco millones de habitantes.

Para conseguirlo, Lore cuenta con los servicios del prestigioso arquitecto danés Bjarke Ingels, director del estudio BIG Bjarke Ingels Group, quien ya está trabajando en la elaboración de los planos de esta ciudad que se pretende construir en medio del desierto, en un área de aproximadamente 600 km2 actualmente vacía y ubicada en Nevada, Utah, Idaho, Arizona, Texas o la Región de los Apalaches.

Otro multimillonario loco planea salvar a la humanidad. El proyecto ciudad Telosa suena más a un infierno socialista que a una utopía.

Damian Wilson para RT

El magnate del comercio electrónico mega-billonario Marc Lore aún no ha anunciado en qué lugar se lebantará su metrópolis futurista, verde y de alta tecnología, pero con una agenda social radical junto con los taxis voladores, claramente le está resultando difícil vender su sueño.

No hay nada más espeluznante que un multimillonario que planea construir su propia utopía donde todo es perfecto desde el punto de vista ecológico, la vida es muy sencilla y todos viven para siempre, como algunas Stepford Wives, The Truman Show y Citizen Kane en el infierno de la Tierra.

Para los necios mega-billonarios, como Jeff Bezos y Elon Musk, los sueños de la civilización, tal como la imaginan, se extienden mucho más allá del aburrido planeta azul que actualmente llamamos hogar, con colonias de expatriados ricos que viven en el espacio y pegan la gran vida en Marte, mientras que los robots de IA contratados extraen rocas rojas y metales preciosos para enviarlos a la Tierra para financiar sus estilos de vida.

Y ahora Marc Lore, el ex ejecutivo de Walmart y multimillonario del comercio electrónico de Diapers.com, ha anunciado su plan de construir su ciudad ideal del futuro justo en medio de ningún sitio, EE. UU. La ubicación exacta, como vemos, aún no se ha confirmado, aunque la nueva ciudad tiene un nombre: Telosa (aparentemente deriva de una palabra griega antigua que significa «objetivo supremo»).

En un video promocional, Lore afirma: «Vamos a ser la ciudad más abierta, más justa y más inclusiva del mundo». Suena a despertar en el infierno. O tal vez Santa Bárbara, California.

SONDAS: El primer sentimiento que nos envuelve cuando vemos estas imágenes de ciudades futuristas es el pánico, el terror, una angustia abrasadora que nos hace desear ardientemente que nunca lleguen a construirse, pues serían ciudades cementerio, ciudades para muertos vivientes, que deambularían entre edificios construidos con materiales de deshecho, desperdicios… basura.

¿Podría acaso un multi-billonario, que lleva decenios explotando a sus propios trabajadores, preocuparse en construirles una ciudad maravillosa para que sean felices el resto de sus vidas? Suena a un descenso a los infiernos.

Sin embargo, hay un cierto sentido en este tipo de proyectos (hay uno en la India, otro de Google en Canadá, en China…). Lore lo explica recordando que ya cuando tenía 4 años deseaba ser granjero o agricultor, pues quería ver cómo de la nada surgía algo, surgían doradas espigas de trigo, tomates o calabazas. Al cumplir los 5, no obstante, cayó en la cuenta de que para ser granjero se necesita bastante dinero –tierras, maquinaria, semillas… Aquel imprevisto no le desanimó en lo más mínimo, y ya para cuando cumplió los 7, se impuso la tarea de amasar una fortunilla que le permitiera ser un próspero agricultor. Después, comenta él mismo, los imprevisibles avatares de la vida le llevaron por otros derroteros empresariales, que cumplieron con creces aquel proyecto suyo de hacerse con unos cuantos millones de dólares.

Ahora, hecho todo un hombre y con unos cuantos billones en el bolsillo, piensa hacer realidad ese sueño que tanto le azuzaba cuando era niño –de un terreno vacío, desértico, estéril… va a surgir la ciudad más maravillosa del mundo –su ciudad, su sueño. Así de tenaces y triunfadores son estos billonarios.

Sin embargo, la conclusión que sacamos de esta enternecedora historia de Lore no es que el quisiera ver cómo de la nada surgía algo, sino que ya a los 4 años quería ser Dios o, al menos, otro dios. Y eso es lo que queremos todos una vez que Dios ha sido asesinado y la vida del más allá eliminada de la memoria de la humanidad, cubriéndola con las sandeces “científicas” de moda, con promesas siempre postergadas a un incierto futuro, tediosas rectificaciones y un cínico y demagógico blablablá.

No obstante y dada su imposibilidad de construir un universo con sus cielos y tierras, ha decidido levantar una ciudad en medio del desierto –proyecto que va mucho más acorde con su deseo de ver crecer tomates de la nada.

Sin embargo, ya nos advirtió Calderón de la Barca que los sueños, sueños son. Y son sueños los de Lore, pues al igual que Hollywood, que no ha logrado crear un alienígena más bello y atractivo que el hombre, a pesar de contar con la magia de los efectos especiales, tampoco Lore conseguirá levantar una ciudad más bellas y atractiva que Toledo, brujas o Salónica. Ciudades biológicas que han crecido junto al hombre, adaptándose a sus visiones y estéticas.

Mas los dioses son así, enanos desprovistos de intelecto, de discriminación, de consciencia, de reflexión… Y por ello penarán eternamente en el infierno.