(Warning of a forthcoming collapse of the Atlantic meridional overturning circulation)
Peter Ditlevsen & Susanne Ditlevsen para Nature Communications
Resumen
La corriente circular del Atlántico es un elemento decisivo en el sistema climático mundial. Su futuro colapso tendría un impacto sumamente grave en el clima de la región del Atlántico Norte. En los últimos años se ha registrado el debilitamiento de la circulación de esta corriente, pero las evaluaciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change), basadas en las simulaciones del modelo del Proyecto de Intercomparación de Modelos Climáticos (Climate Model Intercomparison Project) sugieren que es poco probable un colapso total en el siglo XXI. Sin embargo, el marcado deterioro de esta circulación, añadido al aumento de las concentraciones de gases como resultado del efecto invernadero, es una preocupación cada vez más aguda. Las predicciones basadas en observaciones hacen uso de la detección de señales de alerta temprana, principalmente un aumento en la divergencia (pérdida de resiliencia) y una mayor autocorrelación (desaceleración crítica), registrados últimamente. En este trabajo evaluamos la importancia estadística y los criteria basados en datos para la determinación del momento del colapso. Estimamos que el colapso de la corriente se producirá alrededor de mediados de siglo según la previsión actual de emisiones futuras.

SONDAS: Sin duda que el parón de las Corrientes marinas, su desaparición, su colapso, sería una tremenda catástrofe a nivel climático y a otros muchos niveles. Sin embargo, eso no ocurrirá en el 2025 ni en los siglos venideros, pues forma parte del desenlace final. Es cierto, por otro lado, que el hombre de hoy en su habitual negligencia y despreocupación por todo lo que le rodea, por esta creación, ni siquiera ha caído en la cuenta de que existen corrientes oceánicas que cumplen una función vital para la Tierra y, por lo tanto, para nosotros.
Las corrientes marinas transportan grandes cantidades de agua y energía en forma de calor, por lo que repercuten en la distribución de la salinidad y de la temperatura. Por lo tanto, los océanos actúan como un termostato y un regulador de los climas. Sin embargo, la importancia de las corrientes marinas va mucho más allá de las descripciones que los oceanógrafos hacen de ellas. Por ejemplo, los caladeros o bancos pesqueros se corresponden con zonas de encuentro de grandes corrientes marinas.

Como vemos en el mapa adjunto, las zonas en las que más abundan los bancos de pesca son aquellas en las que confluyen grandes corrientes marinas (marcadas con manchones marrones).
Las corrientes marinas son el pulmón de los océanos y las que permiten que estas gigantescas masas de agua no se estanquen en su interior, originando putrefacción y exterminando toda forma de vida. Si no hubiera este movimiento continuo –tanto en la superficie oceánica, como en los fondos marinos– no habría vida animal ni vegetal en su interior.
Al mismo tiempo, estas corrientes son verdaderos reguladores climáticos. Tomemos, por ejemplo, la llamada corriente del Golfo. Tiene una anchura de 80 km al principio, casi 800 m de profundidad y corre a una velocidad superior a los 6 km/h. Desde el Golfo de Méjico trae aguas cálidas (o al menos relativamente más cálidas) hasta la costa occidental de Europa. Una vez allí y tras liberar el calor, se hunde, ya que pierde calor, lo que la vuelve más fría (más densa); y pierde humedad, lo que la hace más salada (y todavía más densa). Tras este hundimiento inicia de nuevo el viaje hasta la Antártida, donde volverá a emerger. ¿Qué pasaría si esta corriente se detuviese? Algunos oceanógrafos estiman que la última glaciación tuvo como origen la interrupción de la “cinta transportadora”, provocando que la corriente del Golfo se quedara a medio camino, debido, quizás, a una brusca liberación de agua dulce, conocida como Younger Dryas.
La siguiente pregunta es aún más crítica: ¿Qué pasaría si se detuvieran todas las corrientes marinas, las superficiales y las más profundas? La respuesta parece obvia –total destrucción del medio y de los climas.

En este mapa se puede apreciar cómo las corrientes marinas recorren los océanos, removiendo sus aguas, creando pistas rápidas, regulando los climas y realizando miles de funciones más que no conocemos.

Arriba: La circulación global oceánica entre aguas frías y profundas y aguas cálidas y superficiales influye enormemente en los climas regionales de todo el mundo.
Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce al Atlántico Norte suficiente como para interferir con las corrientes marinas. Parte de esta agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero el principal contribuyente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que se contrae deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore en la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.
Debido a que el agua salada es más densa y pesada que la dulce, este «endulzamiento» del Atlántico Norte haría las capas superficiales más livianas. Y esto es un problema, ya que el agua de la superficie necesita hundirse para impulsar un modelo primario de circulación oceánica conocido como el «Gran cinturón transportador». El agua que está a un nivel bajo con respecto a la superficie fluye a través del suelo oceánico hacia el ecuador, mientras que las aguas superficiales cálidas de las latitudes tropicales fluyen hacia arriba para reemplazar al agua que se hunde. De esta manera el transportador se mantiene activo. Un aumento en la cantidad de agua dulce podría evitar el hundimiento de las aguas superficiales del Atlántico Norte, disminuyendo o deteniendo esta circulación.
Otro punto no menos importante es la influencia de las corrientes marinas en la navegación, ya que actúan como verdaderos ríos dentro de los océanos. Los marinos que en la antigüedad conocían el movimiento de estos ríos oceánicos, podían servirse de ellos para moverse más rápido o simplemente para moverse en momentos en los que no había vientos que propulsasen sus embarcaciones. Al mismo tiempo, no conocerlos podía suponer una contra-fuerza que hacía disminuir su velocidad o un factor de desviación del rumbo deseado. Por ejemplo, la corriente fría del Labrador discurre paralela, pegada y en sentido contrario a la cálida del Golfo. Conocer sus trayectorias nos permitiría poder navegar «a lomos» de la más favorable.
En el Corán hay 3 suras en las que se mencionan las corrientes marinas:
Entre Sus signos están las corrientes الجَوارِdesplegadas como pistas en el mar كالْأعلام. Si quisiera, haría que cesase el viento y quedarían inmóviles sobre sus lomos. En ello hay signos
para los que resisten y son agradecidos. (Corán, sura 42, aleyas 32-33)
Suyas son las corrientes الجَوارِque recorren مُنْشَئاتُlos mares, demarcando las aguas كالْأعلام.
(Corán, sura 55, aleya 24)
Cuando el agua se desbordó, os transportamos a lomos de la corriente جارِيَةpara que fuera un recuerdo para vosotros y para que comprendiera todo oído consciente. (Corán, sura 69, aleyas 11-12)
El término yawar الجَوارِ o yariah جارِيَة en su forma singular, que aparece en estas suras, deriva del verbo yaraia جري, que significa en sentido general –algo que corre, que pasa a lo largo rápidamente, que fluye. También se emplea este verbo con relación al Sol y a las estrellas, como en la aleya 38 de la sura 36 – Ya Sin: والشَمْسُ تَجْرِى لِمُسْتَقَرِلَها, ya que fluyen en las aguas cósmicas. También referido a los barcos –fluyen, navegan, discurren sobre las aguas.
También significa –algo que ocurre continuamente, permanentemente o alguna cosa que es permanente, continua, como en la frase –el asunto era constante, permanente para él جَرَى عَلَيْهِ . Y este significado también hace referencia a las corrientes marinas, ya que son “ríos” que fluyen constantemente, permanentemente, sobre la superficie y sobre el fondo marino. Por su parte, el término yawar الجَوارِ es el plural de yariah جَارِيَة, y significa –lo que fluye o corre sobre el agua, como el barco, el Sol, las estrellas… y, obviamente, las corrientes marinas. En el Qur-an se utilizan otros términos para barco, como safinah سَفينة o fulk فُلْك. Solamente se utiliza yariah y su plural yawari en estas tres aleyas, y ello porque no se refieren a barcos, embarcaciones, sino a corrientes marinas, corrientes transportadoras. Por lo tanto, el término yawar الجَوارِ hace siempre referencia al acto de fluir, de transportar en ese fluir sobre el agua en cualquiera de sus estados (el Sol y todos los astros “nadan” en sus órbitas), pero no al objeto en sí, al objeto que fluye, ya que en ese caso se utilizaría safinah o fulk.
Siguiendo con el significado de estas suras, otro de los términos que aparece en las dos primeras es كالْأعلام. La partícula ka كا es comparativa e indica que algo es como algo. El término propiamente dicho es ‘alam أعلام, que deriva del verbo ‘alama عَلَمَ, y significa en primer lugar –impresión, huella, pista, circuito, rastro. Todos estos significados son perfectas descripciones de las corrientes marinas –son pistas, circuitos, pero también huellas, impresiones, rastros… cuando las observamos desde una cierta altura. También significa –marca, montaña o cadena de montañas, y también bandera o estandarte. Mas estos significados son por extensión y no propiamente significados del verbo. No se adecuan al sentido general de estas aleyas. Por otra parte, el término munshaatu مُنْشَئاتُ, de la sura 55 que ya hemos mencionado, deriva del verbo nashaa نَشَأ, y significa –avanzar y retroceder, ir y venir, comenzar su curso. Otra perfecta descripción del movimiento de las corrientes marinas.
Allah el Altísimo nos está informando de algo vital para la vida en la Tierra y, al mismo tiempo, de Su sistema de creación –el mismo sistema de los vientos manifestado en los océanos, la misma función, la misma función que el sistema respiratorio en el hombre. Por otra parte, ya hemos visto la catástrofe que resultaría si los vientos se detuvieran y se detuviera el flujo de las corrientes marinas –literalmente, nos asfixiaríamos, nosotros y todos los seres vivos.
Sin embargo, la creación de Allah es sólida, inamovible, inquebrantable. Las corrientes marinas seguirán su curso, como los vientos, como nuestros pulmones… hasta el día en el que este universo se pliegue en la Mano del Altísimo.
