Jamenei cuestiona que se permitan los «insultos» a Muhammad y se considere «un crimen» dudar del Holocausto

Infobae Newsroom para Europa Press

En una misiva dirigida a los «jóvenes franceses» y publicada a través de su cuenta en la red social Twitter, Jamenei ha pedido que se pregunte al presidente de Francia, Emmanuel Macron, «por qué apoya insultar al mensajero de Dios en nombre de la libertad de expresión».

«¿Significa la libertad de expresión insultar, especialmente a una persona sagrada? ¿No es este acto estúpido un insulto a la capacidad de raciocinio de las personas que le eligieron?», se ha preguntado el líder supremo iraní en su carta.

«La siguiente pregunta que hay que hacer es, ¿por qué es un crimen plantear dudas sobre el Holocausto?», ha dicho. «¿Por qué debe una persona que exprese estas dudas ser encarcelada mientras que se permite insultar al profeta?», ha recalcado.

Las palabras de Jamenei han llegado en medio de la polémica y el aumento de las tensiones por la publicación de las caricaturas por parte de la revista satírica ‘Charlie Hebdo’. Este mismo jueves han muerto al menos tres personas en un ataque en una iglesia en la ciudad francesa de Niza.

Macron prometió la semana pasada no «renunciar a la publicación de las caricaturas» de Muhammad tras la decapitación de un profesor que las mostró durante una clase. El asesinato de Samuel Paty ha conmocionado a Francia, donde más de 250 personas han muerto en ataques perpetrados por islamistas extremistas durante los últimos años.

Durante la jornada del viernes, las caricaturas fueron proyectadas en varios edificios públicos, desencadenando una oleada de críticas por parte de los países de mayoría musulmana y el llamamiento a un boicot a los productos franceses en respuesta a las declaraciones de Macron.

La situación ha llevado al Ministerio de Exteriores francés a emitir unas alertas de viaje para pedir a sus ciudadanos que aumenten la cautela en varios países de mayoría musulmanes, entre ellos Mauritania, Irak, Bangladesh, Indonesia, Turquía, Kuwait, Bahréin, Tanzania y Sudán.

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SONDAS: La foto de Macron ardiendo no tiene ningún valor, ni siquiera como símbolo. Ellos queman a la gente de verdad, los pulverizan con sus armas de destrucción masiva.

¿Hay alguien que se crea la historia de ese joven afgano sobre el que no hay una imagen coherente del suceso? ¿No es acaso siempre la misma historia? Algún refugiado que ha estado en la cárcel y ahora le sigue la policía muy de cerca, pero, aun así, logra burlarla, hacerse con un arma y cometer un ataque terrorista. Tras un pretendido forcejeo, la policía lo mata o le hace prisionero. En este último caso, desaparece la noticia y nunca más se vuelve a saber de él. El mismo cliché, la misma farsa.

Después de haber montado el terrorismo islámico a través de organizaciones fantasma, Occidente se pierde y queda atrapado en su propia maquinación –las palabras de Jamenei van directas al corazón del asunto, a la imbecilidad crónica de los occidentales. Sus preguntas son cruciales, pero no hay respuesta. Macron hace alarde de un infantilismo devastador, pero sus conciudadanos y el resto de los europeos no le van a la zaga. Y esta es la causa del parón político y social que vive occidente desde hace décadas –no les ha quedado, sino el mundo del bienestar que se está derrumbando ahora ante sus ojos.

Por otro lado, resulta sorprendente el dispositivo propagandístico que se ha montado entorno a la muerte del sicópata del profesor ese que no tuvo mejor ocurrencia que tratar de explicar el concepto de libertad de expresión utilizando las caricaturas del profeta Muhammad (s.a.s) en una clase con mayoría de alumnos musulmanes –infantil, estúpido y encubridor.

Pero más sorprendente aún resulta la exageración con la que se ha tratado el asunto en toda Europa. Parecía como si todo hubiera estado preparado de antemano –los carteles, las rápidas declaraciones de Macron, los titulares condenatorios… aun antes de saber nada con certeza… Nos recuerda esta inusitada premura a las explosiones en Beirut y la inmediata llegada de Macron al escenario, todavía colocándose bien el nudo de la corbata; al caso Kashoggi; a la fraudulenta acusación de fraude en las elecciones de Bolivia y Venezuela; a la primavera árabe… Mas no parece que nada de esto haya conmocionado la sensible conciencia de los franceses. Tampoco se conmocionaron sus conciencias con las masacres perpetradas por sus ejércitos en África, China y Oriente Medio. Ni les conmocionó el asesinato del general iraní Suleimani. Podemos concluir que se trata de conciencias extremadamente selectivas. Consciencias inconscientes de las argollas que están poniendo alrededor de sus cuellos. Que pregunten a sus conciencias por el covid19 –víctimas de sus propias maquinaciones.